El coaching es una actividad casi tan antigua como la humanidad. Muchos personajes famosos han tenido a su lado personas de su confianza que les han ayudado, les han guiado, les han acompañado, les han (incluso) fustigado, para que consiguieran alcanzar sus logros, sus metas o sus objetivos. El coaching, ahora, sin embargo, se nos aparece como algo nuevo; y muchos piensan que contar con un coach es una especie de moda multidiciplinar que sirve a todos y para todo. Y esa no es la realidad. Ni es algo que se le parezca. Por ello, es bueno aclarar su concepto y es conveniente definirlo de forma nítida; para evitar que quien realmente necesita ayuda vea frustradas sus expectativas y sus objetivos por una mala elección de la fórmula para lograrlos, o por una defectuosa decisión acerca de quién es la persona que puede desempeñar ese papel tan importante. Sobre todo, cuando se trata de empresarios o de dueños de negocios que tienen dificultades para crecer o (a veces) solamente para sobrevivir, y necesitan un apoyo experto y potente que los acompañe en sus decisiones y que les guíe y les apoye en la consecución de sus sueños.
Cuando volví de mi certificación oficial como Coach España, en el avión entablé una conversación con una señora que solo por casualidad era mi vecina de asiento, y a quien, lógicamente, no conocía de nada con anterioridad.
Empecé mi conversación saludándola en español y como comprobé así que ambos hablábamos una misma lengua materna común, le dije que si me preguntaba a qué me dedicaba, yo le contaría después una bonita historia personal. Pero, que la primera condición (se lo aseguré con una sonrisa, claro…) era que me tenía que preguntar cuál era mi actual profesión.
Ella me miró con curiosidad y asombro (quizás por mi atrevimiento), pero, también con una franca sonrisa, me preguntó:
—¿A qué se dedica usted?
Yo le respondí que era coach de negocios. Y, entonces (como yo esperaba), ella volvió a preguntar.
—Muy bien. Pero yo no sé qué es eso. ¿Puede usted aclarármelo, por favor?… —Por supuesto —le respondí—. Yo me dedico a ayudar a dueños de su negocio y a empresarios de empresas medianas y pequeñas (aunque una de nuestras modalidades, el coaching ejecutivo, se dirige también a empresarios profesionales de empresas ya más grandes) a que ganen más dinero, y a que tengan más tiempo libre para dedicarlo a sus familias, a sus amigos o a sus aficiones. En suma, que yo les ayudo para que se dediquen a vivir y no tanto a ser esclavos de su trabajo.
—Ah… Muy bien. Suena muy bonito—. Me contestó.
Y añadió:
—Pero, me ha dicho usted —me reprendió cariñosamente— que si le preguntaba por su trabajo, me iba a contar una bonita historia personal…
Como es lógico, para no faltar a mi promesa, asentí y, entonces, durante unos cuantos largos minutos, le conté una historia de cómo yo, que antes era abogado y asesor de empresas, me había convertido, gracias a mi certificación en la empresa Action Coach, en coach de negocios. O sea, le relaté una historia personal de un cambio profesional que se había producido cuando yo iba a cumplir en unas pocas semanas mis 71 años.
Y le dije que yo llevaba activo profesionalmente más de medio siglo y que había ocupado puestos de responsabilidad directiva en importantes empresas españolas e internacionales, pero que era ahora coach de negocios gracias a un buen amigo que influyó positivamente en mi decisión y que me ayudó mucho con ello, y gracias también a un estupendo equipo de profesionales que me habían dado un método de conocimiento sencillo pero eficaz (yo ya llevaba trabajando con “mi método”, como consultor de empresas más de 16 años, pero ellos me habían asentado las ideas y me habían dado un esquema nuevo de trabajo mucho más eficiente), y que me habían permitido integrarme en una comunidad de colegas que practicaban y combinaban asiduamente la cordialidad, la inteligencia y el entusiasmo en una profesión experta que se dedica a ayudar a que los demás cumplan sus sueños, sus metas y sus objetivos en la vida. Especialmente, si tienen una empresa o un negocio en la que ellos (y sus familiares o sus socios) han invertido todo su esfuerzo, su trabajo y su dinero.
Y le conté a qué me dedicaba ahora y en qué se había convertido mi vida desde hacía escasamente un par de semanas, que había sido el periodo de mi entrenamiento y de mi certificación oficial como coach de mi actual empresa.
Y esto es, precisamente, lo que yo quiero contar en este artículo.
Un artículo este que es el primero de una serie que mis compañeros coaches españoles y yo, escribiremos para contar a los lectores de esta revista a lo largo de varios meses en qué consiste nuestra profesión y cuáles son sus entresijos más relevantes; para que conozcan de primera mano qué es el Coaching de Negocios y cómo podemos (porque sabemos) ayudar a empresarios y dueños de negocios a ganar dinero (sin que tengan que hipotecar el tiempo que le deben a sus familias y a sus aficiones, que para eso no se crea una empresa), a seducir a sus clientes, y a mantener equipos de empleados motivados y satisfechos.
Estoy seguro de que esta serie que ahora empezamos (que nosotros hemos bautizado como ¡Vive el Coaching!) va a gustar mucho a los lectores, porque les va a dar una idea clara de lo que esta actividad es (y también de lo que no es), y va ¡Vive el coaching! a permitir que nos comuniquemos con ellos, para (si alguna lo vez lo desean) que sepan que los coaches de Action Coach en España estamos dispuestos a ayudarles. Porque somos un gran equipo de profesionales expertos que nos dedicamos a ayudar a empresas y empresarios en su vida personal y profesional y, sobre todo, en aquella parte de la vida que está relacionada con su empresa, con su negocio (grande o pequeño; eso no importa), con ese proyecto profesional que ellos desean emprender o que quieren mejorar.
Vamos entonces a ello sin más dilación.
Muchos piensan que la palabra coach procede del inglés. Pero, no es exactamente así.
La palabra inglesa coach procede del nombre de una antigua ciudad de Hungría, cercana a Budapest, llamada Kocs (que se pronuncia Kotch) famosa por su industria de construcción de carromatos, carretas y todo tipo de vehículos de transporte de personas y de mercancías. Una ciudad que prestó su nombre —al igual que la familia principesca alemana, Thurn und Taxis (procedente de la Lombardía italiana) dio su apellido a la denominación universal de los taxis— a un vehículo rápido ligero, de cuatro ruedas y generalmente tirado por una pareja de caballos, cuyo uso, más tarde, se extendió por toda Europa.
Por lo tanto, la palabra inglesa coach, la española coche, o la alemana Kutsche, probablemente se derivan de la voz húngara kocsi, que es la que señala precisamente el gentilicio de los habitantes de esa ciudad.
Y, por analogía, probablemente, también se llamaba coach (o una pronunciación similar) al profesional que conducía (que guiaba) ese tipo de “coches”.
De ahí este vocablo pasó a dos actividades importantes: al deporte y a la universidad.
En las universidades británicas se llamaba coach a un profesor que ayudaba a los alumnos a preparar sus exámenes con su experiencia y su sabiduría. En el deporte, el coach es alguien que acompaña al deportista, le instruye y le entrena para que consiga cumplir sus metas o para que desarrolle algunas habilidades específicas dirigidas al triunfo de su especialidad.
En este sentido, ya podemos decir que el coaching es un método por el cual el coach ayuda a su pupilo (al cliente, en nuestro caso) a generar las condiciones de búsqueda de las mejores vías para que, con sus propios recursos y con sus propias habilidades y capacidades puedan lograr las metas y los objetivos previamente por ellos planificados.
El coaching es una fórmula de trabajo, una herramienta de ayuda, que implica un proceso en el que intervienen dos partes diferenciadas: una parte es el sujeto activo que necesita esa ayuda; y la otra es el coach: un experto en diversas materias, que es quien va a aplicar la metodología del coaching al proceso de apoyo y de ayuda que el sujeto activo necesita.
Un coach no es un profesor (que nos dice qué dicen los libros que hay que hacer) ni es tampoco un consultor (que nos sugiere lo que hay que hacer, pero que luego no continúa la relación de apoyo con un seguimiento real). Ni es tampoco ninguna de esas figuras similares que tratan de parecerse. Un coach es un guía, es alguien que conoce el problema y que conduce al sujeto activo, a quien necesita esa ayuda, hasta encontrar juntos soluciones válidas que le produzcan el cambio deseado.
El coach no es nunca el protagonista de la solución. La solución la pone directamente el sujeto activo (que es quien tiene el problema), eso sí, con la cooperación profesional y personal del coach.
El coach, ayuda, apoya, guía, sugiere… a veces (como ya he señalado) fustiga, pero la solución vendrá dada precisamente por quien la necesita; no por el coach. El coach consigue así el máximo desarrollo profesional y personal de las personas e influye en su transformación, generando y sugiriendo cambios de perspectiva y de enfoque, al tiempo que fomenta el compromiso personal y la responsabilidad.
Por lo tanto, de la mano del coach experto, el coaching se convierte así en un proceso sistemático que promueve cambios en el conocimiento, en la conducta emocional y en el comportamiento profesional; cambios que involucran al cliente (al sujeto activo) y que incrementan la capacidad de acción para la consecución de sus metas y de sus objetivos, que previamente han sido propuestos y planificados.
Hay diferentes tipos de coaching. Algunos autores diferencian las distintas modalidades según la metodología de trabajo que utilizan: si es directa (que aprovecha la experiencia del coach en la actividad de que se trate) o indirecta (que promueve ambientes de decisión eficaz, en los que el sujeto activo aprende por sí mismo); si la finalidad es personal o profesional; si se trabaja con el sujeto activo en grupo o vis a vis; etcétera.
En cualquier caso, sea la que sea la metodología utilizada, los tipos de coaching más importantes son los siguientes.
- Coaching Personal. Que ayuda a desarrollar las distintas habilidades y capacidades de la vida de una persona.
- Coaching Deportivo. Un coach deportivo trabaja principalmente la motivación y el desarrollo del potencial de un deportista; y también influye en las capacidades y las habilidades de liderazgo, y le ayuda en el proceso de recuperación de posibles lesiones. En general, el coach deportivo aplica un método que mejora el trabajo de los deportistas, potencia su talento, refuerza su rendimiento y les ayuda asimismo a desarrollar un plan de acción que señala metas y objetivos y los caminos para conseguirlos.
- Coaching Ontológico. Es un proceso orientado a la optimización del lenguaje, de los procesos y de las herramientas lingüísticas utilizadas por una persona. Su fin es la modificación y la mejora de la manera en que los individuos se expresan. Se basa en el lenguaje y en los sentimientos y las emociones, y utiliza preguntas, conversaciones, analizando asimismo el movimiento corporal para provocar el cambio deseado por la persona que recibe el proceso.
- Coaching Sistémico. Este proceso de coaching considera a la persona como parte de un sistema, es decir, no lo considera como un elemento aislado. Es una fórmula de utilidad para analizar el impacto que tienen los actos de una persona en su entorno.
- Coaching de Inteligencia Emocional. Este tipo de coaching se basa en el autoconocimiento y en la manera de regular las emociones, para conseguir el desarrollo personal y el bienestar.
- Y hay otros tipos, como el Coaching Coercitivo, el Coaching PNL (con métodos de programación neurolingüística) o el Coaching Cognitivo, por nombrar los más señalados.
- Y, claro está, el Coaching de Negocios. Denominado también Coaching de Organizaciones. Que es en el que nosotros, los coaches de Action Coach, somos expertos. Un tipo de Coaching que se divide a su vez en dos grandes apartados:
– Coaching Empresarial. Para ayudar a los dueños de negocios en el control de la gestión del tiempo y del dinero, en la satisfacción (la seducción) de los clientes, en la motivación de los equipos de trabajo, en la definición del destino del negocio a medio y largo plazo, etcétera.
– Coaching Ejecutivo. Dirigido a altos ejecutivos de empresa, para desarrollar sus habilidades soft, tales como: liderazgo, habilidades de dirección y de comunicación, rendimiento personal y motivación de equipos,….; y para ayudarles en la gestión de los esquemas de dirección, de las finanzas y de la función de marketing y ventas.
Nuestra empresa, Action Coach, es la número 1 del mundo en Coaching de Negocios. Y lleva más de 25 años en más de 75 países, ayudando a dueños de negocios y empresarios a conseguir que sus empresas sean rentables y que puedan llegar a funcionar sin su personal actividad directiva.
Lo que significa que trabajamos directamente con empresarios (en empresas de cualquier tamaño y de cualquier sector) para ayudarles a que sean ellos mismos quienes aprendan a resolver sus problemas, para que ganen más dinero, tengan más tiempo libre para disfrutar de la vida, dejen de ser autoempleados y tengan equipos de trabajo suficientemente motivados y satisfechos.
Y, por supuesto, les ayudamos a que logren que sus propios clientes queden seducidos por las propuestas comerciales de su empresa, sean siempre fieles a su marca y a sus productos o a sus servicios, y repitan sus compras rentables con la frecuencia y con el volumen dinerario que ellos mismos desean.
David Pérez