Sí, rotundamente así es. Un largo título esta vez el de nuestra columna, que pretende aglutinar, a “golpe de vista”, las razones por las que es el momento de la transparencia en toda su extensión, pública y privada, arrastrando tanto a empresas, sean del sector que sean, como a instituciones de cualquier índole. Por ello, desde nuestra revista, hemos considerado dedicarle, de forma periódica la atención que se merece un valor esencial para la sociedad democrática actual: la transparencia.
Y ¿cómo estamos en este punto? No hay duda, nadie puede cerrar los ojos ante esta frase: Estamos viviendo un momento de crisis debido a la pandemia del coronavirus. Las personas, las empresas y los Estados se han visto afectados. Un binomio sin encaje: las medidas frente a la pandemia y el Estado de derecho. Efectivamente es un hecho que, la aparición de la pandemia y de las medidas para frenarla motivan debates profundos sobre el mundo de hoy y el mundo posterior, sobre el Estado Derecho, sobre la información dada al ciudadano, sobre el concepto de gestión responsable, sobre la corrupción en el sector público y privado, sobre derechos y libertades, sobre crisis de valores, sobre un largo etcétera, cuya larga enumeración que en esta columna es excesiva. Una larga enumeración que va más allá de lo que contempla nuestra vigente Ley 19/2013 de 9 de diciembre de transparencia, acceso a la información pública, y buen gobierno, y de la que trataremos largo y tendido en próximos números.
Estamos en tiempos que, sin duda, nos han dejado a todos en una suspensión. Suspensión que por cierto vivió la propia transparencia durante el periodo más duro de la pandemia con la declaración de estado de alarma y que fue, a todas luces injustificada, dejando la transparencia en España en choque frontal con la legislación y los valores de la Unión Europea.
La transparencia representa, sin duda, uno de los nuevos valores esenciales para la implementación y mejora de la calidad de nuestro Estado Social y Democrático de Derecho.
La transparencia marcará las relaciones empresariales del futuro
Es un valor que nos integra, en la “Europa de los ciudadanos” y en el desenvolvimiento de su “Modelo” de protección contra la corrupción. También supone un modelo de protección social de los consumidores (de ahí la necesidad de incorporarse el tejido empresarial, especialmente con la situación creada por la pandemia). Un valor que, en suma, resulta ya imprescindible para afrontar, con éxito, las reformas estructurales necesarias para que la “recuperación” económica sea una realidad próxima y consolidada.
La transparencia marcará las relaciones empresariales del futuro. La transparencia y la RSC están ganando un espacio estratégico en las empresas de todo el mundo y la pandemia ha acelerado este proceso en el que el propósito es la clave del éxito empresarial. Transparencia en los sectores público y privado en la que se han puesto en valor la transparencia no solo es útil para generar confianza externa, sino también para atraer y mantener el capital humano de “calidad”, por decirlo de alguna manera. Los empleados son uno de los principales grupos de interés de la empresa y es necesario ofrecer unos valores, un ambiente y propósito que atraiga a las personas.
Con independencia del tipo de empresa o su tamaño, actuar de manera más transparente y abierta ante la sociedad, y especialmente ante stakeholders, permite prevenir la existencia de corrupción en el interior y el exterior de las organizaciones. Fomentar la transparencia en el ámbito empresarial, en general, es un claro beneficio tanto para el sector como para la sociedad en general. Y la Ley de Transparencia y sus normas que abordan y promueven la transparencia de las empresas, no deja de ser un instrumento jurídico más que permite, no solo a los inversores, sino a todos los grupos de interés y a la sociedad en general, disponer de información y conocer mejor la organización, el funcionamiento y la actividad de las empresas. Y ello es importante para contribuir a prevenir la corrupción.
En el caso del sector sanitario, estamos en una revista de este sector, la lectura es clara: transparencia, ética y gestión responsable, claves para la Sanidad del futuro. “Hacer lo correcto” más allá de la legislación vigente o las normas deontológicas promoviendo de herramientas de buena gobernanza y difundiendo esta conducta ética en el entorno.
Ley 19/2013 de transparencia, acceso a la información pública y buen gobierno (cuyo título ya por sí mismo pone un punto sobre los valores que promueve) es una realidad necesaria, y debe ser un imperativo de cambio en la política pública en España. Es vital para el conjunto de entidades y organizaciones que componen el sector público, pero su impacto también debe llegar a las entidades del sector privado para crear confianza y como medio para controlar la corrupción.
La pandemia ha cerrado puertas y oportunidades, pero está abriendo otras posibilidades muy interesantes a explorar. Y especialmente alarmando sobre la necesidad de atender nuestro Estado de Derecho y sus pilares, en todos los ámbitos.
Haremos, en definitiva, en esta columna que comenzamos, el análisis práctico de la transparencia, en el sector público y el privado, y trataremos de su proyección “transversal “en la sociedad actual, en todos sus aspectos.