Una de las medidas más eficaces, sino la que más, en la mejoría de pacientes crónicos es el ejercicio físico. Cada vez hay más estudios que demuestran que la actividad física continuada no solo es eficaz en la prevención de enfermedades y en el alargamiento de la esperanza de vida sino también en la rehabilitación de pacientes crónicos, que, si no se ejercitan, fallecen mucho antes. Sin embargo, muy pocos médicos recetan ejercicio físico a sus pacientes y quienes lo hacen apenas saben indicar cuál, ya que carecen de formación para ello. Los enfermos, por su parte, muchas veces leen en redes que el ejercicio pueda agravar su condición y se vuelven sendentarios. Así, se produce la paradoja de que quienes más lo necesitan son quienes menos lo hacen.
Para luchar revertir esta situación, el Instituto #SaludsinBulos y el Consejo de Colegios Oficiales de Licenciados en Ejercicio Físico (COLEF) han firmado un convenio de colaboración que incluye una campaña para fomentar la información veraz en el ejercicio físico vinculado a la salud. A esta iniciativa se invitará al resto de sociedades científicas y asociaciones de pacientes que ya colaboran con #SaludsinBulos.
Dentro de esta campaña se recoge que las patologías no son ningún impedimento para realizar ejercicio físico. Los estudios confirman que al menos 26 enfermedades mejoran con ejercicio físico y 35 enfermedades crónicas empeoran por falta de actividad física. Eso sí, el entrenamiento se debe planificar teniendo en cuenta la patología, el estado de salud del que parte el paciente y las contraindicaciones y recomendaciones del médico especialista.
Gran parte de los pacientes se contentan con caminar porque, en la infodemia de internet, no saben qué ejercicios pueden practicar por su condición física, y su médico no ha sabido indicárselos. Sin embargo, han aparecido soluciones que permiten hacer seguimiento de los enfermos desde una pantalla mientras siguen una tabla pautada desde sus casas con la ayuda de bicicletas estáticas o elípticas y gomas elásticas, con la supervisión de un profesional sanitario.
Una reciente investigación de la Universidad de Nebraska con pacientes con enfermedad arterial periférica revela que “los pacientes a menudo tienen dolor de claudicación en las piernas durante la actividad física, lo que lleva a adoptar un estilo de vida inactivo. Por tanto, incluso pequeños cambios en la actividad física podrían reducir el riesgo de un evento cardiovascular adverso”. Los autores recomiendan explorar la posibilidad de utilizar programas de telemedicina que incluyan “podómetros y aplicaciones tecnológicas de teléfonos inteligentes para motivar al paciente a continuar adherido a la intervención y persistir en la actividad física”.
La condición física es medida en METs o unidades de índice metabólico. Refleja la capacidad que una persona tiene para generar trabajo físico. Se ha comprobado que un índice menor a 7 METS aumenta el riesgo de recaídas y de mortalidad prematura ligada a la enfermedad o a cualquier otra causa. En cambio, al alcanzar los 10 METS se reduce el riesgo de recaídas o mortalidad relacionada, aumenta la autonomía personal y el bienestar emocional.
Un análisis entre pacientes entre 60 y 90 años publicado American Journal of Cardiology comprobó a partir de 10 METs la supervivencia era mayor: “Un mejor fitness cardiorrespiratorio se asocia con una mejor supervivencia. Los pacientes de más de 80 años con alto nivel de condición física tienen una supervivencia comparable o incluso mejor que sus contrapartes más jóvenes con niveles de condición física submoderados”.
Un estudio anterior de la Universidad de Virginia, ya había confirmado que una alta carga de trabajo de ejercicio de más de10 METS predice un bajo riesgo de isquemia significativa y eventos cardíacos en adultos mayores.
La evidencia científica apuesta por un enfoque multicomponente con ejercicio aeróbico, entrenamiento de fuerza y funcional. “Debemos acabar con el mito de que las personas mayores no pueden coger pesas; que caminar es suficiente actividad física con una edad avanzada; o que los enfermos crónicos no deben ejercitarse. En una sociedad con una esperanza de vida cada vez mayor, el ejercicio debe adaptarse a todas las etapas de la vida: desde la infancia hasta la tercera edad”, indica Vicente Gambau i Pinasa, presidente del Consejo COLEF.