Buceando en la red documentándome sobre el tópico elegido, me tropiezo un artículo de Forbes en el que se resalta en titulares que, para liderar en un mundo en constante cambio, la clave es una mezcla de perspicacia digital y capacidad de adaptación humana. Sobre capacidad de adaptación sabemos mucho los humanos. El hombre ha tenido que adaptarse, a lo largo de la historia, a los desafíos de su entorno físico y de su naturaleza biológica adaptándose para sobrevivir en un entorno siempre dinámico. A medida que fueron desarrollándose nuestras habilidades cognitivas, fuimos descubriendo nuevos horizontes y pasamos a ser actores de nuestro propio cambio.

Nada nuevo pues para nosotros en los últimos tiempos (y no me atrevo a acotarlo en siglos, años o meses) pero parece que es algo que recientemente nos “acucia”. La velocidad de la evolución de la tecnología y la necesidad de la sociedad y de las organizaciones por adoptar los cambios que implica su utilización, nos llevan a estar todos en un permanente estrés para introducir los cambios necesarios. Cambios sociales, culturales, organizacionales, legislativos, personales, profesionales, competenciales…. cambios, cambios y cambios a toda velocidad para digerir y optimizar el uso de la ingente cantidad de innovación que nos rodea. En este punto y, para rebajar el nivel de estrés, centrémonos en reflexionar únicamente en los cambios organizativos necesarios para “adoptar” la innovación y en las barreras que individual o colectivamente nos encontramos para ello.

En el mundo sanitario, los cambios organizacionales son esenciales para garantizar una atención eficiente, segura y centrada en el paciente. Sin embargo, implementar estos cambios puede enfrentarse a barreras culturales, resistencias colectivas y hábitos arraigados. Para ilustrar estas dinámicas, recurrimos a un recurso vintage en Recursos Humanos, la conocida fábula de los monos y los plátanos, que nos ofrece una perspectiva sobre cómo las normas no cuestionadas pueden limitar la innovación en entornos complejos como los hospitales.

‘Los cambios organizacionales en los hospitales no son una opción, sino una necesidad en un entorno en constante evolución’

Resumiendo la fábula de los monos y los plátanos se cuenta que, en un experimento, colocaron cinco monos en una jaula con un racimo de plátanos colgados del techo. Bajo los plátanos había una escalera, pero cada vez que un mono intentaba subir, los científicos rociaban con agua fría al resto del grupo. Rápidamente, los monos aprendieron a no subir. Posteriormente, los investigadores sustituyeron uno de los monos por uno nuevo, que al ver los plátanos intentó subir la escalera. Inmediatamente, los otros monos lo atacaron para evitar la represalia del agua fría. Con el tiempo, el nuevo mono aprendió la lección sin haber experimentado el agua fría. Gradualmente, reemplazaron a todos los monos originales. Al final, ninguno de los monos en la jaula había sido rociado con agua, pero todos continuaban impidiendo subir la escalera. Esta historia refleja cómo las normas y comportamientos pueden perpetuarse sin que las personas involucradas comprendan su origen o propósito.

En el ámbito sanitario, esta fábula se traduce en cómo las prácticas organizativas, procedimientos y políticas pueden mantenerse sin cuestionamiento, incluso si ya no son efectivas o relevantes. La «cultura del siempre se ha hecho así» puede ser una de las mayores barreras para la implementación de mejoras en los procesos, el uso de tecnologías innovadoras o la adopción de modelos de atención centrada en el paciente. Al igual que los monos, en los hospitales existen procesos que se perpetúan sin una reflexión crítica sobre su utilidad o pertinencia actual. ¿Cuántos protocolos, rutinas o métodos son vestigios de una época pasada y ya no responden a las necesidades actuales? Podemos encontrar algunos ejemplos de ello en los horarios rígidos, la jerarquía tradicional o la gestión fragmentada de equipos. Estos pueden haberse originado en una época en la que respondían a necesidades reales y, seguramente eran eficaces y eficientes en ese contexto, sin embargo, con los avances tecnológicos, el aumento de la complejidad en las patologías y la necesidad de equipos interdisciplinares, estas prácticas pueden resultar obsoletas y perjudiciales.

Para transformar una organización sanitaria, es fundamental desafiar las «escaleras invisibles» que frenan la mejora.  Estos procesos de transformación requieren de un diagnóstico cultural que identifique las prácticas y comportamientos que persisten sin un propósito claro o que obstaculizan los objetivos estratégicos. Del mismo modo es primordial contar con un liderazgo inspirador, líderes modelos de apertura al cambio que fomenten un ambiente donde los profesionales puedan cuestionar y proponer mejoras sin temor al rechazo. Es imprescindible, como no, la educación y sensibilización para el cambio, promover una cultura basada en la evidencia y el aprendizaje continuo para ayudar a los equipos a entender por qué es necesario cambiar. Otro aspecto fundamental a tener en cuenta es la colaboración interdisciplinar, se trata de involucrar a todos los niveles de la organización, desde los gestores hasta el personal sanitario, para construir soluciones compartidas. Finalmente, el pilotaje y la retroalimentación serán también elementos clave en los procesos de transformación, debemos implementar los cambios en fases, evaluar su impacto y ajustar según las necesidades.

Los hospitales, al igual que las jaulas de la fábula, están llenos de estructuras físicas y culturales que moldean el comportamiento. Adoptar un enfoque reflexivo y proactivo hacia el cambio organizacional no solo mejora los resultados asistenciales, sino que también incrementa la satisfacción de los pacientes y motiva a los profesionales. Cuestionar el statu quo no es fácil, pero es imprescindible para avanzar hacia una atención sanitaria más innovadora y humana. Al reflexionar sobre la fábula de los monos y los plátanos, recordamos que el verdadero progreso surge cuando nos atrevemos a desafiar las normas heredadas y creamos nuevas formas de trabajar juntos para un bien común.

Los cambios organizacionales en los hospitales no son una opción, sino una necesidad en un entorno en constante evolución. Superar las resistencias inherentes requiere liderazgo, visión y un compromiso colectivo para garantizar que las prácticas actuales respondan a las demandas del futuro. La fábula nos enseña que no debemos conformarnos con el «siempre ha sido así», sino construir un entorno donde las decisiones se fundamenten en la lógica, la evidencia y las metas compartidas.