No temo equivocarme si afirmo que jamás en la historia de la humanidad los profesionales sanitarios han sido tan observados como en estos tiempos de pandemia que vivimos.
Somos observados a nivel macro, meso y micro; a nivel mundial, nacional, regional, laboral y vecinal. Se retransmite cual competición deportiva el minuto y resultado de nuestro trabajo. Contagios, aislamientos, ingresos, gravedades, vacunados y cientos de variables más. Hay miles de expertos, evaluadores y “opinadores” de todo tipo sobre lo que hacemos.
Grandísima responsabilidad la que tenemos y también amplísimo reconocimiento el que recibimos por nuestro esfuerzo en el descomunal reto que nos ha tocado asumir. Sentimos la presión del entorno cada uno de los días de esta triste experiencia.
Constatar que sentirse observados influye en los comportamientos de los profesionales supuso el nacimiento de la psicología industrial, materia troncal en las disciplinas académicas de las ciencias del trabajo. El origen lo constituyen las investigaciones llevadas a cabo por Henry A. Landsberger sobre los datos de los estudios de Elton Mayo en la fábrica a Western Electric Company, radicada en la localidad de Hawthorne, próxima a Chicago. Mayo, psicólogo industrial austriaco, llevó a cabo entre 1924 y 1933 una serie de experimentos en la factoría Hawthorne, con el fin de investigar la relación entre las condiciones de iluminación y la productividad de sus empleados. Los resultados del análisis constataron que el nivel de iluminación (siempre que hubiera un mínimo) no producía variaciones en el rendimiento de los empleados, pero aportaron datos mucho mas interesantes.
Las relaciones humanas influyen de forma decisiva en la productividad y los sujetos cambian su comportamiento por el hecho de estar siendo observados
De manera muy resumida el experimento consistió en establecer dos grupos de trabajadores: los experimentales y los grupos control. Sobre los primeros se variaban las condiciones lumínicas y sobre los segundos no. Aumentos de luminosidad producían aumentos de productividad, disminuciones de luminosidad también producían aumentos de productividad y, sorprendentemente, en los grupos control donde no se variaba la iluminación, también se producían aumentos de productividad. ¿Que influía en este incremento de productividad? Pues el hecho de sentirse parte del experimento, este era el factor que contribuía a aumentar la productividad. El experimento se amplió a un grupo escogido de trabajadores con supervisión ficticia de los investigadores. A este grupo se les modificaron sus condiciones laborales con aumentos de salarios, introducción de periodos de descanso, acortamiento de jornada y se les facilitaba participar en la toma de decisiones sobre propuestas de cambio, además de permitirles elegir sus descansos. En ellos se observó aumentos en el desempeño, pero la productividad no crecía ni disminuía uniformemente. La relación entre los diferentes incentivos y las variaciones en la productividad no era clara. Descubrieron que las condiciones sociales y psicológicas del ambiente laboral podían tener mucha más influencia que las condiciones físicas o los incentivos económicos.
Las críticas tanto al sesgo de interpretación como al diseño de la investigación han sido muchas y numerosos los estudios posteriores mas o menos concluyentes, en todo caso, es a partir de ese momento cuando se asumió que las relaciones humanas eran un factor que influía de forma decisiva en la productividad y se puso de manifiesto que los sujetos cambiaban su comportamiento por el solo hecho de estar siendo observados. Aun hoy en investigación se utiliza el término efecto Hawthorne como el sesgo que ocurre cuando los participantes de un estudio pueden alterar su comportamiento al saber que están siendo observados.
Desde el punto de vista del estudio de los comportamientos profesionales, se abren interesantes vías de investigación para analizar cómo influye todo esto en nuestro desempeño, en nuestras motivaciones o en nuestra capacidad de trabajo en equipo por citar solo algunos ejemplos. La observación y la experimentación son las bases de la ciencia así como la forma de evolucionar y mejorar y, en estos momentos, el colectivo al que pertenecemos se encuentra en el escenario de observación más impresionante de la historia de nuestra profesión.