Inmersos de lleno en la era digital y de máximo desarrollo de las Digital Health Technologies (DHT) o Tecnologías Digitales Sanitarias, el ámbito sanitario se encuentra en pleno proceso de adaptación a esta nueva realidad.

La transformación digital en la atención a la salud es así una realidad, aunque lamentablemente produciéndose de forma mucho más lenta que la transformación digital en otros ámbitos, como puede ser el comercio o la banca.

Asuntos como la falta de planificación a largo plazo, la ausencia de una estrategia a nivel nacional, la no priorización de este ámbito en ocasiones o los cambios ligados a la política, son algunos de los determinantes de este enlentecimiento.

Y esto es muy preocupante.

La propia Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoce el potencial de las DHT para lograr una mayor eficacia de los sistemas sanitarios, una mejora de la atención a la salud y la calidad de los servicios, para facilitar el acceso a los recursos sanitarios y en definitiva para obtener resultados beneficiosos en salud. Reconoce la salud digital como un catalizador fundamental para promover la cobertura sanitaria universal. Además, el desarrollo de la salud digital basada en DHT y la alfabetización en eHealth, eSalud, son medidas clave para la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) incluidos en la Agenda 2030, firmada por todos los Estados Miembros de las Naciones Unidas. El Objetivo 3: Salud y Bienestar, pretende garantizar una vida sana y promover el bienestar en todas las edades como factor esencial para el desarrollo sostenible. Y aquí uno de los elementos clave es la promoción e implementación de la eSalud.

Lamentablemente, vamos excesivamente lentos en todo lo referente a la verdadera transformación digital en la atención a la salud de los ciudadanos. Esta trasformación digital hace referencia a las instituciones, a las compañías de DHT, a la industria, pero también a los pacientes, a los profesionales y desde luego a los gestores.

Es imprescindible entender que la transformación digital en la atención a la salud de los ciudadanos implica transformar los servicios que se ofrecen a la sociedad, dotando a profesionales y pacientes de los medios que necesitan para realmente aprovechar todo lo que ofrece el mundo digital. Se necesitan recursos tecnológicos, pero también organizativos, además de profesionales y pacientes competentes para desenvolverse en este nuevo ecosistema marcado por lo digital y con un nivel de alfabetización en salud que también les permita el acceso a esta nueva era de la eSalud.

Las instituciones llevan ya años dotándose de arsenal tecnológico para hacer esa transformación digital, pero es necesario además hacer cambios en los procesos, las estructuras, la forma de relación profesional/paciente y en cartera de servicios. No se trata solo de digitalizar, sino además de cambiar la gestión, la organización y las prestaciones.

“La transformación digital en la atención a la salud de los ciudadanos implica transformar los servicios que se ofrecen a la sociedad”

Los profesionales irremediablemente tienen que adaptarse a esta nueva forma de prestar servicios de atención a la salud a la población y se impone la responsabilidad de capacitarse en este ámbito para poder ejercer de forma segura y hacer un uso eficaz y eficiente de las DHT. Esto significa que los profesionales de la salud y en general los profesionales del ámbito de la salud tienen la obligación de ser digitalmente competentes.

La investigación ha demostrado que una escasa alfabetización en salud digital de los profesionales es la barrera más común para la transformación digital en la atención a la salud.

En la revisión sistemática realizada por Schreiweis B et al. identificaron como las principales barreras para la adopción de la eHealth, además del conocimiento limitado en eSalud, es decir, un bajo nivel de alfabetización en salud, la falta de los dispositivos necesarios para poder ofrecer determinados servicios, la falta de recursos económicos para poder desarrollar soluciones tecnológicas de eSalud o los problemas de seguridad porque a menudo los sistemas y los dispositivos conectados a la red no garantizan un nivel aceptable de seguridad. Y una vez mas el factor tiempo constituye una barrera, algo que debería ser aminorado por la propia tecnología. Probablemente mediante el uso del big data y la inteligencia artificial y haciendo una verdadera transformación, el tiempo del profesional podrá utilizarse en aquello que aporte valor y el resto correrá a cargo de la tecnología.

Tener identificadas estas barreras es verdaderamente útil de cara a que los gestores puedan hacer una buena planificación e implementación de la eHealth y de la transformación digital de las organizaciones. También de promover y facilitar la competencia digital de los profesionales. Pero también habrá que trabajar con los facilitadores, resultando especialmente llamativo que la motivación es el 2º elemento más importante identificado como facilitador para la adopción de la eSalud. De ahí la importancia de trabajar las competencias digitales de los profesionales.

Las competencias digitales según el DigComp (Marco Europeo de Competencias Digitales para los Ciudadanos) se definen como “un conjunto de conocimientos, habilidades, actitudes, estrategias y valores que son puestos en acción cuando usamos las tecnologías y los medios digitales para realizar tareas, resolver problemas, comunicarse, tratar información, colaborar, crear y compartir contenidos y crear conocimiento, de forma efectiva, eficiente, apropiada, crítica, creativa, autónoma, flexible, ética y reflexiva para el trabajo, el ocio, la participación, el aprendizaje, la socialización, el consumo y el empoderamiento”.

Significa que no solo es importante trabajar los conocimientos y transmitir gran cantidad de saber, sino que es imprescindible desarrollar habilidades, “saber hacer” y en la misma medida trabajar el “querer hacer”, es decir, la actitud. El conocimiento sin la capacidad de hacer sirve de poco. Se sabe cuando se conoce y además se es capaz de ponerlo en práctica y aplicarlo.

Pero la actitud, el deseo de hacer, la motivación, ese aspecto emocional necesario que permite conseguir, es también un elemento constitutivo de las competencias, muy dependiente de la persona, que también se puede y debe trabajar junto a conocimientos y habilidades.

Definitivamente, es necesario capacitar a los profesionales del ámbito de la salud y elaborar programas que les ayuden a desarrollar las competencias digitales definidas y que les permitan trabajar de forma eficaz, eficiente y segura en el actual contexto sociosanitario y participar activamente en la transformación digital.

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