Documentándome sobre liderazgo me tropecé con un titular en un post vintage (es de 2012) de Gilbert-Aubert que me atrapó: Liderar es fluir, influir y confluir. Nos cuenta que fluir es no tener bloqueos ni barreras, la conducción de sí mismo, el poder de decidir y actuar es autoliderarse. Influir es construir equipos, liderar sin títulos, inspirar grandeza en las personas que lidera. Confluir es liderar la organización dando prioridad a los valores, la cultura y la estrategia, gestionar procesos organizacionales.

Qué importante en nuestro sector esto de gestionar procesos organizacionales, confluir influyendo en las personas y fluir en el camino. Me invitó la lectura a reflexionar también que todo liderazgo puede tener su anti-liderazgo, todo flujo puede tener su reflujo.

Reflujo es un término con varias acepciones. Según lo que señala la Real Academia Española a través de su diccionario, se trata del movimiento que se produce cuando la marea desciende. En este sentido, el reflujo es el movimiento de tipo horizontal que realiza la marea al retirarse. Lo contrario sería el flujo que es el movimiento de la marea creciente. El concepto de flujo (vocablo derivado del latín fluxus) da nombre al acto y la consecuencia de fluir (entendido como sinónimo de brotar, correr o circular). La palabra se utiliza, entre otras cosas, para describir el momento en que la marea se mueve. En el trabajo de laboratorio, el reflujo es lo que se realiza al calentar una reacción para que los procesos se desarrollen a una temperatura que supere la temperatura de ambiente, algo que permite evitar la pérdida del disolvente. El reflujo gastroesofágico mejor no mencionarlo en este recorrido terminológico.

De confluir, gestionar por procesos en el ámbito sanitario, llevamos hablando toda una eternidad, desde las publicaciones de INSALUD en 2001 de las Guías Integradas Asistenciales con metodología para la estandarización de actividades basadas en la calidad y en los sistemas de clasificación de pacientes, hasta la actualidad con la automatización de los procesos incorporando todo tipo de nuevas tecnologías. Llegados a este punto ¿diferenciamos adecuadamente el proceso del flujo?

‘En la gestión por procesos el trabajo en equipo y el liderazgo son fundamentales’

Las definiciones parecen similares y a veces se usan sin distinción. Hay numerosa literatura y material didáctico en la red que nos ayuda con ello, aprovechemos ese conocimiento compartido para refrescar y aclarar nuestras nociones: podemos diferenciar ambos términos centrándonos en su propósito. El propósito de un flujo de trabajo es realizar una tarea. El propósito de un proceso es alcanzar un objetivo organizacional. Un proceso es un viaje del punto A al punto B. Para este viaje se realizan varias actividades. Los pasos que damos para completar una de esas actividades son un flujo de trabajo que tiene la misión de ayudar en la realización de un proceso.

Para representar los procesos empleamos diagramas de flujos y mapas de procesos. En los diagramas de flujos se incluyen la secuencia de actividades y los equipos que realizan esas actividades. El mapa de procesos es una representación del diagrama de flujos al que se añaden los servicios que participan y los indicadores o metas a medir y conseguir en cada punto crítico del proceso. Los mapas de procesos son las vías clínicas: el conjunto de actividades diagnósticas, de tratamiento y organizativas que son específicas para un conjunto homogéneo de pacientes que presentan la misma condición clínica.

Con la gestión por procesos, con el confluir, el paciente se convierte en el eje esencial sanitario alrededor del cual se planifican las actuaciones, se identifican sus necesidades y se coordinan las respuestas de atención y de cuidados que necesitan. En la gestión por procesos el trabajo en equipo y el liderazgo son fundamentales, como en todo lo que atañe a personas, el liderazgo, el influir y el fluir adquieren enorme relevancia.

Esta marea de términos, de influencias, confluencias, flujos y reflujos nos lleva a la deriva pensando en el fluir de nuestras organizaciones sanitarias y sobretodo en la experiencia de los pacientes por el continuo asistencial, hagámosles liviano el viaje. El diseño de los procesos, los flujos de trabajo y la secuencia de las tareas resulta fundamental o necesitaremos todos, pacientes y profesionales, ingentes dosis de Biodramina para sobrellevar el permanente mareo.