La inteligencia siempre ha estado de moda.
La palabra inteligencia fue introducida por el orador y filósofo Cicerón y corresponde al concepto de capacidad humana, como resultado de la evolución biológica y cultural de los individuos.
Pero es al principio del siglo XX cuando William Stern, psicólogo de la universidad e Breslavia, utiliza por primera vez el coeficiente intelectual para medir la inteligencia.
Desde entonces, estudios, análisis definiciones y utilizaciones de la inteligencia se han ido desarrollando en el conjunto de seres vivos y a partir de la psicología comparada, aunque con grandes influencias de la etología, la ecología del comportamiento y la psicología evolucionista, ha quedo demostrado que: la inteligencia es humana.
El ser humano por definición es inteligente, si bien a través de su evaluación se puede determinar si el nivel es mayor o menor en función del análisis de la población, que sitúa la media en 100, siendo las personas con evaluación de 130, las que son consideras con altas capacidades o superdotadas y por debajo, inteligentes, pero menos.
Pero una persona inteligente es aquella capaz de reconocer, analizar, desarrollar y resolver de una manera lógica un problema.
Howard Gardner en 1983, observó que personas con un C.I. muy alto, no garantizaban el éxito futuro que deberían tener, supuestamente por tener unas capacidades más desarrolladas que aquellos otros con C.I inferior, pero con unas capacidades superiores no relacionadas directamente con la inteligencia, medida a través de coeficientes.
De hecho, Gardner desarrollo la Teoría de las Inteligencias Múltiples. Salovey y Mayer en 1997, demostraron que la cognición y la emoción procesan conjuntamente la información del medio y así pueden resolver además las dificultades que se plantean.
¿Por qué ocurre esto? ¿Por qué una persona con inteligencia inferior a otra tiene más éxito? Porque posiblemente son más listos.
Si una persona inteligente, además incorpora en sus análisis y resolución de problemas, la emoción como capacidad de utilizar y compartir, comprender y regular las decisiones, estaremos ante personas igual de inteligentes, pero más listas.
Mientras que las personas inteligentes, analizan la información para obtener un resultado correcto, los listos se adelantan y buscan la eficacia en lugar del resultado.
Posiblemente si tuviera que encontrar algunas características que diferencien o potencien a una persona, que además de inteligente sea lista, destacaría:
Rapidez mental. Para pensar y reaccionar rápidamente ante situaciones inesperadas.
Ingenio. Que permita tener creatividad y habilidad para encontrar soluciones innovadoras a los problemas.
Perspicacia. Para ser capaz de “leer entre líneas”, entender intenciones ocultas y captar detalles importantes que otras personas pasarían por alto.
Y sobre todo curiosidad, que genere tener un deseo constante de aprender y explorar nuevas ideas y conceptos.
Las nuevas tecnologías no nos van a hacer más inteligentes, porque lo somos o no, pero sí nos pueden hacer más listos.
Tomar decisiones en tiempos muy cortos, basándonos en la intuición, en la eficacia o en los resultados, siempre será mejor que esperar a tener el mejor resultado, pero más tarde…
Posiblemente las personas con más éxito en el mundo empresarial han sido más listos que inteligentes, porque han sido capaces de buscar objetivos y resultados basándose también en la información que otros también tenían, pero con su intuición, sagacidad e inteligencia emocional y sobre todo porque han sido capaces de rodearse de personas más inteligentes que ellos. Basta con imaginar el perfil del creador de la empresa española más grande de nuestro país, Inditex.
‘La cuestión no es ser más inteligentes, sino más listos’
¿Ha sido su inteligencia, sus valores, su intuición o su sagacidad lo que le han llevado a crear este imperio, no exento de mucho trabajo y esfuerzo?
Pero también fuera de nuestras fronteras líderes mundiales, que no destacan solamente por su inteligencia, pero sí por sus acertadas decisiones.
Un buen ejemplo es la decisión de Mark Zuckerberg asesorado por el español Juan Oliván (natural de Sabiñánigo) cuando decidieron comprar de un día para otro Whatsapp por 20.000 mm de dólares, mientras que Google y Microsoft, también estaban interesados, pero llevaban tiempo dando vueltas a la compra de una manera inteligente. Zuckerberg fue más listo…
Pero un individuo que quiera tener éxito en los próximos años deberá ser una mezcla de listo e inteligente, es decir, listeligente.
La información llega por cualquier medio y se procesa con mucha rapidez, pero lo importante es cómo un individuo obtiene el resultado en tiempo y no solo en forma.
Las nuevas generaciones listeligentes, competirán, por la rapidez en la toma de decisiones y por las emociones que les van a diferenciar a unos de otros.
La inteligencia humana cada día estará menos valorada, porque la rapidez de la inteligencia no humana será imbatible y su utilización se extenderá en todos los ámbitos de la vida, social, empresarial, tecnológica, familiar, política, salud, investigación… etc.
La cuestión no es ser más inteligentes, sino más listos.
Pero algo que no podrá superar la inteligencia no humana es el conjunto de emociones, sentimientos e intuiciones que en una mezcla de todo lo anterior, las personas podemos desarrollar a la hora de tomar decisiones y que nos caracterizan por ser más listos.
Y si unimos el ser más listo a la utilización de la inteligencia no humana, nos convertiremos en personas listeligentes. Capaces de tomar decisiones de éxito, con objetivos y resultados concretos, y no predecibles.
¿Y usted qué prefiere ser, más listo o inteligente?