La mesa redonda organizada por New Medical Economics en colaboración con el Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos, y moderada por José María Martínez García, presidente de dicha publicación, reunió a destacados expertos para analizar el estado actual y futuro de la colaboración entre la farmacia hospitalaria y comunitaria en España. Los participantes incluyeron a Ana Sangrador Rasero, vocal de Farmacia Hospitalaria del Consejo General de Farmacia; Jesús Mª Fernández Díaz, director general de la consultora HIRIS; María García del Hierro, presidenta del Colegio de Farmacéuticos de Cantabria; Raúl Ferrando Piqueres, farmacéutico hospitalario y gerente del Departamento de Salud de Castellón; y Juan Sanz Fernández, director de Operaciones de Bidafarma, quienes compartieron sus experiencias, retos y propuestas de mejora.
Contexto y evaluación del modelo de dispensación colaborativa
El evento comenzó con la presentación de los resultados del estudio «Evaluación de Experiencias de dispensación colaborativa», realizado por la consultora HIRIS en colaboración con el Consejo General de Farmacéuticos. Este informe, basado en la implementación y análisis de programas en cinco comunidades autónomas (Andalucía, Cantabria, Cataluña, Navarra y Comunidad Valenciana), destacó la evolución de los programas desde la pandemia y su impacto positivo. Según Jesús Mª Fernández, «estos programas han permitido reducir significativamente los desplazamientos de los pacientes, ahorrando tiempo, dinero y emisiones de carbono».
El impacto de estos programas es significativo. Se estima que en 2023 se evitaron unas 41.000 visitas a farmacias hospitalarias, con ahorros estimados de medio millón de euros en desplazamientos y una reducción de 108 toneladas de CO2 gracias a la menor necesidad de transporte. Sin embargo, el número de pacientes beneficiados sigue siendo limitado.
Entre las recomendaciones clave destacadas en el estudio, Jesús Mª Fernández subrayó la importancia de: ampliar la oferta y estratificar pacientes, definiendo criterios claros para incluir a más usuarios en los programas; implementar herramientas de trazabilidad digital que mejoren la comunicación entre farmacias y pacientes, facilitando el seguimiento de la medicación; fomentar la colaboración entre farmacia hospitalaria y comunitaria, asegurando una comunicación ágil y continua para optimizar la atención al paciente; aumentar la formación de los farmacéuticos comunitarios, para garantizar que estén plenamente capacitados en los tratamientos de diagnóstico hospitalario (DHDH); y evaluar los programas de forma continua, analizando los ahorros económicos y sociales, así como las cargas de trabajo adicionales.
Percepción de los profesionales y los pacientes
Tanto los farmacéuticos comunitarios como hospitalarios coincidieron en que la dispensación colaborativa mejora la calidad del servicio y la satisfacción del paciente. “Este proyecto es clave para la consecución de la equidad sanitaria, garantizando la accesibilidad al medicamento en cualquier punto del territorio, especialmente en el medio rural”, indicó María García. Por su parte, Ana Sangrador destacó que «la palabra colaborativa implica que los dos niveles asistenciales estamos trabajando juntos para el beneficio del paciente». Según ella, el modelo permite a los pacientes mantener el contacto con farmacéuticos especializados, al tiempo que recogen sus medicamentos en su farmacia habitual.
Los pacientes valoran especialmente la comodidad y el ahorro de tiempo y recursos, con un 85% calificando con la máxima puntuación su experiencia en la dispensación colaborativa. Raúl Ferrando añadió que «la satisfacción del paciente lo dice todo; nuestro cliente es el paciente, y si ellos están contentos, hemos cumplido nuestro objetivo». Por su parte, los farmacéuticos comunitarios subrayaron la necesidad de mejorar la información recibida sobre los medicamentos para ofrecer una atención más completa.
Retos y áreas de mejora
Entre las principales barreras para la expansión del modelo se mencionó la resistencia al cambio por parte de algunos servicios de farmacia hospitalaria y las cargas de trabajo adicionales que implica la implementación. Raúl Ferrando señaló que, aunque el modelo tiene un gran potencial, es crucial identificar a los pacientes que realmente se beneficien de él. «Hay que estratificar bien al paciente y definir los roles colaborativos para maximizar la eficiencia del modelo», subrayó.
Por otro lado, Juan Sanz destacó la relevancia de la distribución farmacéutica, que ha demostrado ser clave para garantizar la trazabilidad y seguridad en la entrega de medicamentos. «Hemos colaborado, junto al resto de actores de la cadena de suministro, para poner el foco en el beneficio del paciente», afirmó. También mencionó que la digitalización del proceso, por parte de Bidafarma no es un área pendiente, “es una parte que ya tenemos desarrollada y puesta en marcha, que garantiza que nuestros procesos estén optimizados, proporcionando visibilidad y transparencia a todas las partes implicadas de la cadena, desde el hospital hasta la farmacia”.
Proyectos JUNTOS
Durante la mesa redonda también se hizo referencia a proyectos colaborativos clave como JUNTOS, que busca mejorar la adherencia al tratamiento de pacientes trasplantados de órgano sólido mediante el trabajo conjunto de farmacias hospitalarias y comunitarias. Ana Sangrador resaltó que «esta iniciativa no solo mejora la adherencia, sino también la calidad de vida de los pacientes a través de un seguimiento continuo y personalizado».
Conclusión
La colaboración entre la farmacia hospitalaria y comunitaria representa un paso importante hacia un sistema sanitario más accesible, sostenible y centrado en el paciente. Si bien el camino aún presenta retos, los casos de éxito y las lecciones aprendidas durante la pandemia han demostrado que este modelo tiene el potencial de transformar la atención farmacéutica en España. Como afirmó María García del Hierro, “la profesión farmacéutica siempre está dispuesta a colaborar para mejorar de la salud de las personas, es nuestra vocación”. Ahora, el desafío está en perfeccionar y extender esta práctica para que beneficie a un mayor número de pacientes.