A continuación, reproducimos el Resumen Ejecutivo del Índice Fenin de Madurez Digital en Salud, si desea leerlo completo haga click aquí
RESUMEN EJECUTIVO
INTRODUCCIÓN
Todos los sectores de actividad se han visto afectados por la revolución digital, provocada por la aparición y uso masivo de tecnologías que se apoyan en herramientas colaborativas a través de Internet desde cualquier ubicación y en cualquier momento, pero esta todavía no ha llegado a nuestro Sistema Nacional de Salud en todo su potencial.
Aunque el grado de implantación de la historia clínica electrónica en nuestro país es muy elevado, especialmente en Atención Primaria y Hospitalaria, o el hecho de que la utilización de la receta electrónica interoperable es ya una realidad en todas las CC. AA. con un alto grado de utilización, la transformación digital abarca muchos otros servicios y procesos de los que no se tiene información sobre su grado de disponibilidad y adopción.
Desde el punto de vista de Fenin, la transformación digital en salud no debe analizarse en base a la implantación de aplicaciones y soluciones tecnológicas, sino en la disponibilidad de nuevos servicios sanitarios que sustituyan a los actuales, basados en una nueva experiencia de usuario más ágil, eficiente y orientada a resultados en salud desde cualquier ubicación.
A fecha de hoy no se conoce ningún estudio que haya analizado de forma exhaustiva el grado de implantación y adopción de nuevos servicios de salud digital en España.
Ya en el documento elaborado conjuntamente en octubre de 2016 por Fenin, la SEIS y AMETIC Hacia la transformación digital del sector de la salud: 10 medidas para su impulso, y concretamente en la Medida 10 «dotar de mayor transparencia al sistema de salud y medir el impacto y la evolución de la salud digital», se proponía abordar la definición de indicadores para medir y comparar el impacto de la transformación digital en el sistema de salud y evaluar su progreso en el tiempo. Muchas de las recomendaciones de este informe, siguen vigentes a fecha de hoy.
Con el interés en contribuir desde las empresas tecnológicas a esta necesaria transformación, desde el sector de salud digital de Fenin se decidió abordar la elaboración de un Índice de Madurez Digital en Salud, que permitiera conocer el grado de desarrollo e implantación de herramientas, modelos y servicios digitales en el ámbito de los Servicios de Salud de las CC. AA. desde 4 perspectivas:
– El empoderamiento de la ciudadanía/paciente.
– La disponibilidad de herramientas/servicios de salud digital para el profesional clínico.
– La evaluación del avance tecnológico de la infraestructura IT de las organizaciones sanitarias para desarrollar nuevos servicios de salud digital.
– Las herramientas de análisis de datos para la toma de decisiones aplicado a la gestión sanitaria/planificación, gestión de la salud poblacional, salud pública-epidemiología e investigación.
Este índice está diseñado expresamente para este estudio y pretende ser indicativo del grado de desarrollo e implantación de herramientas, modelos y servicios digitales en el ámbito sanitario en España, integrando el nivel de madurez del servicio digital y el grado de adopción de la tecnología digital.
Este índice se ha elaborado con la colaboración de la Fundación COTEC para la Innovación. El apoyo de una institución como la Fundación COTEC, cuya misión es promover la innovación como motor de desarrollo económico y social, ha sido muy importante para la elaboración de este informe.
CONCLUSIONES
Los resultados del estudio determinan que la madurez digital general de los Servicios de Salud es baja ya que solo alcanza alrededor del 31,7 % (834 de 2.632 puntos). Este resultado tiene una distribución desigual en cada una de las distintas perspectivas de análisis.
La más desarrollada es la correspondiente a Infraestructura IT de salud digital, alcanzando un nivel medio que se sitúa en el 42,3 %, seguido por servicios digitales para profesionales con un 41,3 %. Llama la atención el escaso desarrollo de los servicios digitales para pacientes (22,8 %), siendo este uno de los elementos en los que más parecen insistir las organizaciones sanitarias a nivel global en los últimos tiempos.
Los sistemas analíticos apenas tienen relevancia y representan el mayor de los retos en lo que a transformación digital se refiere (17,8 %). Esta variabilidad pone de manifiesto que, si bien durante los últimos años se ha alcanzado un nivel de madurez alto en ciertas iniciativas como la gestión de citas, el acceso a la historia clínica electrónica por parte de los profesionales y la prescripción electrónica, existen muchas otras áreas de la salud digital donde apenas se alcanzan niveles básicos, penalizando por tanto el índice de madurez global.
Se pone de manifiesto, pues, que es necesario profundizar y trabajar en la transformación de un mayor número de servicios y procesos digitales, que permitan desarrollar nuevos modelos de prestación de asistencia sanitaria.
Aunque la valoración final deberán realizarla los Servicios de Salud, incorporando la participación directa de profesionales y pacientes, este resultado se puede interpretar como una llamada de atención que sirva para impulsar nuevos Planes Estratégicos de Transformación Digital con partidas de financiación específicas.
Otra característica puesta de manifiesto por el estudio es la alta variabilidad que presentan los resultados entre las distintas CC. AA. Sólo 2 presentan una madurez por encima del 40 % y hay otras 5 que ni siquiera alcanzan el 25 %.
Los servicios digitales, tanto en la propia disponibilidad como en su grado de madurez o desarrollo tecnológico, son diferentes para los ciudadanos y profesionales en función del lugar en el que vivan.
Sería recomendable el desarrollo de un marco común, una «Estrategia de Salud Digital de ámbito nacional», acompañada de los mecanismos de financiación que permitieran su implantación real, en colaboración con las organizaciones prestadoras de servicios sanitarios. Bajo una visión estratégica general y una adaptación y actuación local, se requiere de un mayor liderazgo político que garantice un desarrollo armónico en todas las CC. AA. del Sistema Nacional de Salud (SNS) en cuanto a su transformación digital, y la integración entre los servicios sanitarios y el espacio sociosanitario, como ocurre en otros Sistemas de Salud europeos.
Entrando en el detalle de cada una de las cuatro perspectivas, las principales conclusiones que se derivan de los resultados del estudio son las siguientes:
2.1. Servicios digitales para pacientes
El índice de madurez digital en el apartado de Pacientes es bajo, del 22,8 % y, de nuevo, muestra una elevada variabilidad entre CC. AA. Donde 2 de ellas se sitúan por encima del 45 % mientras que 12 de ellas están por debajo del 25 %.
La gestión de citas y acceso a la receta electrónica es el servicio con mayor desarrollo, alcanzando un nivel de madurez significativo del 70,6 %, lo que pone de manifiesto una expansión del modelo de relación digital de los pacientes con su sistema de salud.
El resto de los servicios digitales para pacientes, sin embargo, se quedan muy por detrás del anterior. Las consultas de su historia de salud están limitadas por la disponibilidad de acceso a través de dispositivos móviles. Y la dificultad en la incorporación de datos de salud en la HCE limita el grado de completitud de la información integrada del paciente, que continua dispersa entre diferentes sistemas específicos de cada proveedor sanitario.
Asimismo, la comunicación no presencial entre pacientes y profesionales es muy limitada, con un índice de madurez muy bajo.
Se constata que, a pesar del desarrollo de los sistemas de comunicación personales y las redes sociales, todavía no están muy implantados los modelos de información e interacción no presencial entre profesionales y pacientes.
Tampoco es usual la involucración de los sistemas de salud autonómicos en el desarrollo de herramientas supervisadas de colaboración entre grupos específicos de pacientes.
Por último, y a pesar de la inversión realizada, la implantación de sistemas de telemonitorización en España es muy bajo y en las CC. AA. en las que se ha efectuado, su grado de despliegue es escaso. En general, son experiencias todavía en modo de pilotos o grupo de pacientes muy específicos, con grados de cobertura asistencial limitada.
Sería recomendable una mayor orientación del sistema de salud hacia la cronicidad, dotándolo de un presupuesto específico para las TIC que permitan un uso más eficiente de los recursos. El cambio de paradigma sanitario para enfocar progresivamente el Sistema de Salud hacia la cronicidad y el envejecimiento de la población sólo podrá implantarse con una apuesta clara y decidida por la Salud Digital: sistemas que faciliten la recopilación, normalización y uso compartido de la información clínica; sistemas de soporte a la decisión clínica basados en la evidencia integrados en procesos longitudinales; mejora de la seguridad clínica disminuyendo la incertidumbre y la variabilidad clínica innecesaria; sistemas que enriquezcan la colaboración de los participantes en la red de cuidados (profesionales, pacientes, cuidadores), etcétera.
Este es un cambio de paradigma global por lo que no debe esperarse que pueda ser realizado sólo con los presupuestos TIC actuales. Las propias organizaciones deberán darle la importancia estratégica necesaria con la dotación de recursos humanos, materiales y económicos necesarios.
2.2. Servicios digitales para profesionales
El índice de madurez digital en el apartado de Profesionales es del 41,3 %.
Este índice es el segundo más alto de las cuatro perspectivas consideradas en el informe. También se observa una notable variabilidad a lo largo de todo el territorio nacional, con sólo 3 CC. AA. entre el 50 % y el 60 %. El análisis revela un importante desarrollo de los servicios digitales en los primeros estadios de madurez. Sin embargo, la implantación de tecnologías digitales avanzadas
y casos de uso más sofisticados es muy incipiente y también muy desigual, lo que limita que los profesionales puedan obtener el valor esperado de la transformación digital.
De todos los servicios, el más maduro y extendido es el acceso a la historia de salud por parte de los profesionales, con un 60 %, donde destaca la consulta de la historia clínica electrónica y la petición y la prescripción electrónicas.
Lo mismo sucede con el uso de documentos electrónicos, imagen digital no radiológica e información electrónica en texto libre. Estos servicios digitales muestran un alto grado de madurez, bastante uniforme entre CC. AA., reflejando el esfuerzo realizado para que el profesional disponga de la mayor cantidad posible de información de salud de los pacientes, aunque con las limitaciones que conlleva el uso de documentos e información no estructurada (texto libre).
También de manera extendida los profesionales en España disponen de sistemas digitales de ayuda para la actualización de la HCE, si bien en este caso a un nivel básico, a través del uso de plantillas estructuradas y, en algún caso, inteligentes.
En un nivel medio se sitúa también la integración de la información de dispositivos, muy marcado por la entrada manual de datos, con sus consiguientes riesgos, y por la integración de documentos electrónicos tipo pdf. Estos servicios concentran el mayor nivel de adopción influyendo en el cálculo del índice de madurez. Sin embargo, se refleja una importante carencia en la integración automática de datos, necesaria para la creación de repositorios de datos clínicos completos, estructurados y fiables.
Por el contrario, y con una enorme variabilidad entre CC. AA., la disponibilidad de servicios de intercambio de información entre niveles asistenciales y la disponibilidad de información electrónica en formato estructurado es muy dispar y limitada. Lo mismo sucede con los Sistemas de Ayuda a la Decisión, con una adopción modesta y con soluciones básicas, como reglas y árboles de decisión (triaje o ayuda a la prescripción, por poner algunos ejemplos).
En un nivel bajo se sitúan también las soluciones digitales para la creación y gestión de planes asistenciales, alcanzando la integración con la historia clínica o el nivel sociosanitario sólo de forma puntual. Varias regiones afirman no disponer siquiera de ningún servicio para profesionales en este ámbito.
Una carencia similar sucede en el caso de los servicios de colaboración, donde son muy pocos los desarrollados más allá de la realización de interconsulta electrónicas y, aun así, estas se encuentran disponibles únicamente en la mitad del territorio nacional con diversos grados de adopción.
A la vista de los resultados sería recomendable replantearse el modelo de incorporación de las nuevas tecnologías a los procesos asistenciales, dejando de gestionar las TIC como un fin en sí mismo y considerar que las herramientas deben estar al servicio de ciudadanos, profesionales y gestores. Se hace necesario humanizar la tecnología para que permita a los profesionales dedicar más tiempo y de mayor calidad en la atención al paciente.
En particular sería de gran valor la definición de políticas sanitarias orientadas a integrar procesos longitudinales que promovieran la colaboración entre estructuras sanitarias y la propia comunidad.
2.3. Infraestructura IT de salud digital
El índice de madurez digital en el apartado de infraestructuras es del 42,6 % (269), el más desarrollado de los ámbitos estudiados, si bien sigue siendo bajo en el objetivo de lograr una transformación digital en España.
Al igual que se ha puesto de manifiesto en las perspectivas anteriores, existe una gran variabilidad y diferencia entre las CC. AA., destacando 4 por encima de la media, con un índice superior al 40 %, y otras 4 que no alcanzan un índice del 25 %.
De todos los elementos analizados bajo este epígrafe, destacan 2 únicos servicios por encima del 50 %, y son las tecnologías de aplicaciones para pacientes y la disponibilidad y recuperación de los sistemas.
Servicios como interoperabilidad, dispositivos de acceso a la información o gestión de los procesos de gobierno de las TIC se sitúan en el entorno del 40 % y, por último, destaca, por su baja madurez, el desarrollo de plataformas de persistencia de datos.
Se deduce del estudio que el alto número de aplicaciones existentes para profesionales, que se han puesto en marcha desde hace muchos años y que requieren mucho esfuerzo para evolucionarlas tecnológica y funcionalmente por su carácter monolítico y estructurado en silos de información, supone una barrera para la transformación digital. Las aplicaciones para pacientes se han desarrollado recientemente, por lo que están basadas en tecnologías que facilitan las transacciones y servicios digitales.
Las CC. AA. no han abordado ni el despliegue de dispositivos móviles entre los usuarios profesionales (excepto un reducido número de directivos), ni políticas de utilización de otros dispositivos en la red corporativa garantizando las políticas de seguridad y protección de datos.
Uno de los elementos llamativos del estudio es que, a pesar de que los datos han pasado a ser el componente más estratégico para el desarrollo de soluciones de salud digital, estos todavía residen en un alto número de bases de datos y plataformas distintas, no siempre bien integradas. Como se ha reflejado en el informe, aunque esto no es un impedimento para el desarrollo de nuevos servicios digitales basados en el uso de esos datos agregados y normalizados, sí que lo hace mucho más complejo.
Sería recomendable continuar desarrollando estrategias de mejora de la gestión de los procesos de gobierno de las TIC, extendiendo el uso de metodologías tipo ITIL.
2.4. Sistemas analíticos
Con una tecnología preparada y en constante y vertiginosa evolución, los datos constituyen el epicentro de la transformación digital de los sistemas sanitarios, favoreciendo la adaptación y creación de nuevos procesos de relación con los ciudadanos y en los procesos clínicos y de gestión.
Así, el desarrollo de soluciones y sistemas analíticos, incluyendo la inteligencia artificial, están redefiniendo completamente la Sanidad. Los sistemas analíticos tradicionales, estáticos y retrospectivos están dando paso a soluciones con capacidad predictiva y prescriptiva en tiempo real.
En el contexto del estudio observamos que el índice de madurez digital de Sistemas Analíticos es extraordinariamente bajo, del 17,8 %.
Es, por tanto, el que menor madurez presenta de todos los apartados analizados.
Se constata de esta forma que la incorporación de soluciones analíticas a todos los niveles representa una de las asignaturas pendientes para los Servicios de Salud. En definitiva, y teniendo en cuenta el papel transformador de las herramientas analíticas, en particular las que incorporan tecnologías de vanguardia como la inteligencia artificial, ésta es una de las áreas que más retos y oportunidades de mejora ofrecen para los Servicios de Salud en su camino hacia la transformación digital.
Destaca la utilización de soluciones analíticas en la gestión poblacional en el ámbito de los Servicios de Salud, donde sí está extendida y alcanza un nivel de madurez del 47,5 %. Todas las CC. AA. realizan al menos una estratificación de su población.
Por lo demás, el uso de soluciones analíticas se reduce principalmente a la utilización, y no a todos los niveles, de cuadros de mando basados en soluciones de tipo Business Intelligence. Se observa algunas iniciativas de incorporación de tecnologías de última generación basadas en inteligencia artificial, si bien se trata en su mayoría de iniciativas aisladas y de experiencias piloto, representativas del largo camino que queda todavía por recorrer.
En áreas como Salud Pública-Epidemiología e Investigación se puede afirmar que el uso de herramientas avanzadas de análisis prospectivo, predictivo y prescriptivo es prácticamente residual.
Sería recomendable tratar los datos obtenidos durante la atención sanitaria como un activo estratégico, y como base para generación de conocimiento que permita una mejor toma de decisiones, mejorar los resultados de los servicios, mejor asignación de recursos, tomar mejores medidas preventivas y reducir costes. Asimismo, esta información debería ponerse a disposición de los distintos actores del sector para mejorar la calidad y la eficiencia del propio sistema, la planificación sanitaria, la evaluación, la docencia, la innovación, el desarrollo y la investigación.
En este sentido, y al objeto de transformar los datos en conocimiento, se deberían incorporar sistemas de ayuda a la decisión clínica que incluyan tecnologías de última generación para reducir la incertidumbre y la variabilidad clínica innecesaria (medicina basada en la evidencia) integradas en el proceso asistencial, donde el centro del sistema sea el Plan Asistencial.