El sector de la tecnología sanitaria en España desarrolla un papel clave para garantizar la calidad de la atención sanitaria y para acometer los retos actuales y futuros del Sistema Nacional de Salud. En este contexto, destaca la importancia del tejido empresarial de capital español, por su aportación en términos de riqueza y sanitarios, ya que contribuye a reducir la dependencia de nuestro país respecto al extranjero en lo que se refiere al abastecimiento de productos sanitarios esenciales.
New Medical Economics, con la colaboración de Hersill, celebraron el pasado 14 de marzo en la Fundación Jiménez Diaz la jornada ‘Tecnologías que hacen país’, en la que reunieron a expertos que representan a distintos agentes del sistema sanitario con el fin de analizar el papel de esta industria tecnológica española y debatir sobre cómo impulsarla. El encuentro estuvo moderado por José María Martínez García, presidente de New Medical Economics.
La importancia de contar con tecnologías de proximidad
La aportación sanitaria y social de este sector fue puesta en valor por Fernando Prados, viceconsejero de Asistencia Sanitaria y Salud Pública en la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid. “La tecnología es una de las bases en la que se sustenta el sistema sanitario y donde tenemos depositadas todas las esperanzas para su evolución, y es esencial que lo potenciemos y busquemos tener un mayor nivel en este ámbito”, afirmó. A su parecer, hay que trabajar para fortalecer este tejido empresarial de capital español, tal y como se puso de manifiesto durante la pandemia del COVID-19, cuando el sistema tuvo que enfrentarse a una escasez de material médico que dificultaba la atención a los pacientes. “Era tarea casi imposible encontrar los productos necesarios, y se notó mucho el esfuerzo que realizaron las empresas del país, que se pusieron a disposición del sistema. Comprobamos entonces las posibilidades que nos ofrece el hecho de tener cerca nuestros propios recursos y abastecernos de ellos de manera inmediata, porque al final lo que necesitamos es incorporar al sistema cuanto antes las soluciones tecnológicas que nuestros profesionales nos demandan”, señaló Prados.
Desde la perspectiva de la industria, Oscar M. Jordán, director gerente de Hersill, opina que, si bien este sector, entendido como ‘Marca España’, es reconocido fuera de nuestras fronteras, se produce un desequilibrio en el sentido de que dentro del país falta un reconocimiento de la contribución de esta industria.
Confluencia de intereses en la cadena de valor
La jornada también contó con el punto de vista de los investigadores, mediante la participación de la doctora Carmen Ayuso, directora científica del Instituto de Investigación Sanitaria de la Fundación Jiménez Díaz (IIS-FJD). “La industria de tecnología sanitaria tiene un rol muy importante como depositaria del conocimiento que se produce en los centros de investigación y, al mismo tiempo, los productos que van generando este tipo de industria necesitan ser validados en el entorno hospitalario, de manera que hay una confluencia de intereses en la cadena de valor de la tecnología sanitaria”, declaró. Respecto a la participación de la industria española en los proyectos públicos de desarrollo, considera que esta debería potenciarse. Para ello, Carmen Ayuso ve necesario un entorno que promueva más la I+D+i, actividad a la que España, aunque con un interés creciente, aún destina una inversión por debajo de la media europea.
Durante el encuentro, quedó reflejado el destacado rol que desempeñan los hubs como aglutinadores de los distintos esfuerzos e impulsores de la innovación. En este sentido, Montserrat Daban, directora científica y de Relaciones Internacionales de Biocat, trasladó la importancia de concebir esta actividad dentro del marco de la Unión Europea e incentivar la inversión privada en I+D.
Uno de los aspectos a mejorar para el fomento de la tecnología sanitaria española es la comunicación de las ayudas existentes, según Pablo Rial, responsable de Marketing en Optomic España. En su opinión, hay una falta de conocimiento sobre estos incentivos por parte de las empresas, por lo que las administraciones públicas deberían comunicar mejor este tipo de recursos disponibles.
Un entorno favorable para el crecimiento de la industria
“Es absolutamente esencial que las empresas tengan un lugar donde desarrollarse y donde obtener los mejores beneficios, que al final suponen beneficios para todos”, explica Fernando Prados, para quien, más allá de las ayudas públicas, el sector necesita un marco jurídico y fiscal propicio para que las empresas puedan crecer. “Nos encontramos en un mundo globalizado, donde va a ser muy difícil competir en muchos aspectos con otros países con un entorno más favorecedor para las empresas, por lo que tenemos que conseguir que estas sitúen en el mercado sus innovaciones lo antes posible”, apunta el viceconsejero de Asistencia Sanitaria y Salud Pública madrileño.
Para Oscar M. Jordán, si bien existen ayudas públicas que fomentan la competitividad de este tejido empresarial en España, hacen falta otros factores para el impulso de este sector, como una mayor sensibilización por parte de los decisores acerca de la importancia de que los desarrollos tecnológicos se lleven a cabo en nuestro país. A su juicio, uno de los problemas es que existe un desequilibrio entre la capacidad de las grandes compañías y las nacionales de situar sus productos en el mercado, y esta diferencia va a ir en aumento. Opina que los ingenieros y tecnólogos que salen de las universidades necesitan empresas donde poder desarrollar su carrera, y completar un círculo virtuoso donde se retiene el conocimiento científico en España para a su vez promover la innovación in house y generar riqueza en el propio país.
El debate debe ser más global
El debate no debe limitarse a los aspectos estrictamente económicos, sino que tiene que situarse en un plano más global que incluya las distintas perspectivas, lo que ayudará a identificar las debilidades y soluciones, según Carmen Ayuso. En este sentido, ve como una oportunidad los hubs que se están creando en las distintas comunidades autónomas, porque aglutinan a los distintos actores y en ellos puede producirse un debate más rico que contemple todos los aspectos.
La directora Científica y de Relaciones Internacionales de Biocat tiene una visión positiva sobre el volumen de tecnología sanitaria creada en nuestro país. “No creo que se genere poca tecnología en España, ni menos que en otros países, con los que nos podemos medir a nivel de conocimiento, de producción científica, de captación de fondos; de hecho, en este momento, nos situamos en una posición alta en lo que se denomina el tablero de innovación europeo en el ámbito de la salud”, expresa. Para ella, el problema no es de generación de innovación: “En el ecosistema de las ciencias de la vida y la salud en Cataluña hay 1.500 empresas del sector, de las cuales unas 300 son biotecnológicas, farmacéuticas, medtech y de salud digital. Además, se está multiplicando la inversión internacional que nos llega, porque los proyectos son de calidad”, señala. En su opinión, existen otros problemas, como el retraso en la adopción de las innovaciones por parte del sistema de salud, cuando en otros países se están poniendo en marcha vías rápidas muy ágiles para la introducción de nuevas tecnologías. “Lo que falta es una visión de país”, asevera.
Para esta experta, España está alineada con la estrategia europea de innovación y apuesta por la transformación digital, dispone de centros de investigación y grandes infraestructuras claves para dar respuesta a los retos sociales y sanitarios. Considera sin embargo que hay que ser capaces de ver dónde están las líneas de avance y de disrupción y formar y retener talento. Asimismo, ve necesario un aumento de la inversión, tanto pública, que ejerce una función de palanca, como privada.
Poner en valor el producto nacional
El producto innovador español es mejor valorado en el exterior que dentro de nuestro país, para Pablo Rial. “Debemos hacer promoción de marca España dentro del país, para poner en valor el producto español, porque se da por hecho que los productos de fuera son mejores, lo que nos obliga a tener que demostrar más su calidad e incluso a sobrecualificarlos, para poder competir”, expresa.
En la misma línea, el gerente de Hersill afirma que se debe facilitar que el desarrollo tecnológico realizado por la industria española llegue al mercado para que las empresas puedan ser competitivas. “Necesitamos que se ponga en valor que esta tecnología sanitaria se ha hecho en España, algo que no puede reflejarlo un concurso público, porque existe el riesgo de que los desarrollos llevados a cabo por parte de empresas de aquí, por ejemplo, startups, no consigan arraigarse lo suficiente en el tejido industrial español, y terminen siendo absorbidas o fusionándose con otras empresas de fuera”, explica.
“El sistema sanitario se mueve por la capacidad de incorporar el conocimiento, lo que también hace posible hacerlo sostenible, ya que las innovaciones permiten diagnósticos más rápidos y precisos, mejores tratamientos y resultados”, indica Prados, que entiende que el conocimiento adquirido en el sistema sanitario debe llegar a la industria, para que puedan transformarlo en soluciones tecnológicas que den respuesta a los retos actuales.
Potenciar la colaboración entre profesionales e industria
Carmen Ayuso también profundizó en los factores para el crecimiento de las empresas de tecnología en España: “Es importantísimo fomentar la colaboración entre profesionales e industria, porque en el medio-largo plazo esto genera una sensibilización de los profesionales hacia los productos desarrollados, y para la creación de un caldo de cultivo adecuado también debe recibir un apoyo por parte de las administraciones públicas”, señala. Para Oscar M. Jordán, debería facilitarse a las empresas españolas su presencia en el mercado, mediante una colaboración más estrecha con profesionales y administraciones. Coincidiendo con ellos, Fernando Prados considera que el conocimiento del profesional, adquirido dentro del sistema, debe “fluir” hacia la industria.
Durante la jornada se hizo hincapié en la aportación de las biorregiones como Biocat, iniciativa creada en 2006 por la Generalitat y el Ayuntamiento de Barcelona, que reúne a las asociaciones de hospitales, centros de investigación, universidades públicas y patronales empresariales del sector sanitario. Este diseño permite estar conectado y avanzar en un ecosistema de ciencias de la vida y de la salud de transferencia tecnológica y de atracción de talento y capital. Para Montserrat Daban, sí existe una colaboración destacada entre hospitales e industria, sin embargo, esta relación está más consolidada en el ámbito de los medicamentos (especialmente con el desarrollo de ensayos clínicos) que en el de la tecnología, a pesar de que soluciones tecnológicas también están siendo probadas en hospitales.
Con relación a esta cuestión, en la jornada surgió el debate sobre la importancia de validar procedimientos y dispositivos para su incorporación al sistema, habiendo de demostrar su efectividad en los procesos de compra, en línea con la fórmula del pago por resultados, más utilizada en el ámbito de la farmacia. Así lo expuso la directora científica del IIS-FJD, para quien esta evaluación es una oportunidad para poner en valor los productos españoles.
Barreras a superar
Con el fin de estar preparados para estar a la cabeza en innovación Carmen Ayuso ve necesario potenciar el tejido de hospitales, públicos y privados, y específicamente de los Institutos de Investigacion Sanitaria, centros de investigación e industria, lo que permitirá a España ser competitiva. La misma opinión es compartida por la directora científica de Biocat: “Si no estamos atentos a cuáles son las tendencias que transforman el sistema de salud, difícilmente estaremos capacitados para competir con otros países, o, desde Europa, con otras regiones a nivel global”, arguye.
Uno de los aspectos tratados durante el encuentro fue la desigualdad existente entre comunidades autónomas en cuanto a desarrollo tecnológico sanitario se refiere. Para Daban, existen iniciativas destacadas, del estilo de los hubs, en distintas regiones; no obstante, como indicó Carmen Ayuso, hay distintas velocidades en las diferentes CC. AA. Para el gerente de Hersill, existe poca industria Medtech en España y está muy localizada en Madrid y Barcelona, especialmente, aunque con presencia también en otros territorios como País Vasco, Andalucía, Comunidad Valenciana o Galicia. La capacidad innovadora de esta industria se encuentra al nivel de los países más avanzados, aunque si la comparación es por volumen o potencial hay países mucho más aventajados como Estados Unidos, Alemania, Francia, Japón o China, explica Oscar M. Jordán.
Una de las barreras para intentar acortar las diferencias con estos países son las dificultades para llegar a los decisores de las comunidades autónomas, que además tienen funcionamientos distintos. “Esto nos limita, de modo que, cuando innovamos y disponemos de un producto potente y probado, cuesta llegar al mercado, y más aún con la competencia extranjera”. En la misma línea, Carmen Ayuso expresa que “es importante tener voz para que desde el Ministerio de Sanidad se conozcan los diferentes elementos de los que se dispone en la industria española y los tengan en cuenta y evalúen, a través de las agencias de evaluación de tecnología sanitaria, a la hora de incorporar los productos al Sistema Nacional de Salud”.
Precisamente con el fin de propulsar la innovación en salud y su aplicación al sistema, el Departamento de Salud de Catalunya ha creado la Comisión de Innovación y Transformación del Sistema de Salud, coordinada por Biocat y formada por todos los agentes implicados en la cadena de valor, también la industria, para que el conocimiento llegue lo antes posible al mercado. “Es necesaria una visión global conjunta y que todos estén en una mesa para alinear prioridades, identificar los retos y proporcionar instrumentos para salvar las barreras en la incorporación de productos a la cartera, teniendo en cuenta que en muchas ocasiones las empresas no tienen una puerta de entrada al sistema de salud”, expresa Daban.
“Existen en nuestra Sanidad condiciones para que la industria pueda desarrollar sus productos tecnológicos, es decir, profesionales, conocimiento e instituciones para dar agilidad al proceso, pero ahora tenemos que buscar la fórmula para que todo ello enlace y que las empresas tengan la posibilidad de realizar el desarrollo de su tecnología e incorporarla. Sin embargo, la Administración, a la hora de comprar, tiene que sujetarse a una serie de parámetros normativos que dificultan que el proceso sea del todo objetivo”.
Incorporar al paciente
Hacer partícipe a la población general de la importancia de contar con una industria propia sólida de tecnología sanitaria es uno de los factores en los que tendría que trabajarse, según la directora científica del Instituto de Investigación Sanitaria de la FJD. “Se debería trasladar a la opinión pública qué hay detrás de la marca España, es decir, creación de riqueza y proximidad, que se ha demostrado muy importante con la pandemia de la COVID-19 o en una situación de guerra que se ha globalizado. Contamos con una ciudadanía y unos pacientes empoderados, formados e informados, por lo que ellos deberían ser cómplices en todo este asunto”, subrayó.
Compartiendo esta visión, la directora científica de Biocat destacó la importancia de que el paciente participe en su proceso de salud, de modo que debería estar presente en la toma de decisiones sobre la cartera de servicios o las validaciones de tecnología sanitaria. La ciudadanía debería tener además la perspectiva de las ventajas que supone tener en el mismo territorio toda la cadena de valor y ser competitivos, según Daban.
A la búsqueda de soluciones
Como conclusión del encuentro, sobre la situación de la industria tecnológica española en el ámbito de la salud, Carmen Ayuso insistió en que es necesario un foro común donde debatir desde una perspectiva amplia acerca de cómo impulsar este sector, así como un compromiso global por parte de todos para dar con las medidas a adoptar.
Para la directora científica de Biocat, las claves son disponer de recursos económicos que agilicen la entrada de soluciones tecnológicas médicas y una flexibilización de determinados aspectos regulatorios para facilitar esa incorporación al mercado.
Por su parte, Fernando Prados remarcó la importancia de utilizar los instrumentos disponibles para el desarrollo de tecnologías propias, siendo conscientes del beneficio que supone que se realicen en el propio país, entre otros motivos por la disponibilidad de equipamiento y material médico que ello supone, sin depender del extranjero, pensando sobre todo en los pacientes.
Para Pablo Rial, con el fin de estar preparados como país ante cualquier emergencia sanitaria y para ello hacer viable una industria con elevadas capacidades, hay que trabajar la marca España fuera y dentro de nuestro país y desde las instituciones públicas y el ámbito privado.
A la hora de buscar soluciones, el gerente de Hersill apuesta por potenciar el círculo virtuoso en el que los profesionales y hospitales colaboren más con la industria, para que el conocimiento arraigue bien, lo que tiene un impacto positivo sobre el nivel tecnológico, y se potencie el desarrollo nacional de productos tecnológicos, aparte de que pueda fortalecerse el tejido industrial español, lo que tendría efectos positivos en términos económicos y sociales.