Cuanto mejor funcione la sanidad pública y la privada mejor servicio para todos.
Esta semana se ha hecho viral el caso de Laura, una chica que tras estar en un seguro de salud durante 4 años, a razón de 51 euros al mes, unos días antes del parto, se dio cuenta de que su aseguradora no le daba cobertura para el mismo en la Sanidad privada y se tuvo que ir a la Sanidad pública.
A partir de ahí se ha organizado el lío mundial y habitual contra la aseguradora y toda la sanidad privada por algo que es bastante normal – que las aseguradoras limiten los riesgos en función de las primas que se pagan – y que, por otra parte, es responsabilidad del usuario conocer. Sobre todo si es un parto que has tenido 9 meses para preguntar.
Pero este caso, me da pie para explicar algo muy importante en el funcionamiento de nuestro sistema sanitario.
Hace unos días en unas manifestaciones de mi buen amigo el presidente de los médicos, decía: “el aumento de los seguros privados nos puede llevar a una sanidad pública pobre para pobres”.
Claramente, es una afirmación que no comparto porque como ya he dicho más veces el problema no es que crezca el sector privado, si no que el sector público no funcione adecuadamente y “expulse” a la gente hacia el sector privado, que no es lo mismo.
En España hay más 10 millones que copagan un seguro privado como Laura… obviamente la gran mayoría de esos asegurados pagan pólizas con limitaciones de cobertura y solo muy pocos tienen realmente coberturas completas o de todas las prestaciones que cubre el sector público.
Si nuestro SNS funcionara bien y lo que es muy importante hubiera continuidad asistencial entre el sector público y privado habría más seguros -con lo que implica de ahorro para las arcas públicas en dinero y uso de recursos- y la gente seguiría apostando por la sanidad pública para complementar lo que no contrata por su seguro, simplemente porque tiene derecho a ello ya que lo financia a través de sus impuestos.
Por eso, el problema no es que crezca el sector privado y a todos nos interesa que la sanidad pública funcione lo mejor posible. Es decir, que esté a la última en prestaciones y coberturas por que estas no podrán ser sufragadas por la mayoría de la población que contrata un seguro de Salud y será algo muy exclusivo para unos pocos que, muy posiblemente, no necesiten los seguros de salud porque puedan financiarlo directamente.
Por eso, lo que nos lleva a una sanidad de pobres no es el crecimiento del seguro privado, si no que la sanidad pública no funcione adecuadamente. Por eso, los que formamos parte del sector privado, que conocemos perfectamente cómo funciona el sistema y somos muy sensibles a sus vaivenes, somos los primeros interesados en que la sanidad pública funcione lo mejor que pueda: cuanto mejor funcione la sanidad pública más sentido tendrá la privada y entre los dos mejores servicios darán a la población.
Espero haberme explicado…
Buen domingo de elecciones.
Juan Abarca Cidón