Como presidente de ASPE, me siento en la obligación de abordar los resultados de la última encuesta realizada por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) sobre el sistema de salud en España. Encuesta que busca evaluar la satisfacción de los ciudadanos con nuestro sistema sanitario pero que -¡oh, sorpresa! (nótese la ironía)- adolece de una visión sesgada que debemos desentrañar.
Es innegable que es crucial conocer la opinión de los usuarios sobre el sistema de salud, pues la calidad de los servicios de atención médica afecta directamente a la vida de las personas y a la cohesión social. Sin embargo, para obtener una imagen precisa, es imperativo que las encuestas se realicen de manera imparcial y justa. Aquí es donde empiezo a preocuparme.
Y es que nos encontramos con una omisión preocupante en el sondeo: no se pregunta a los encuestados si son usuarios de la sanidad pública o si lo son de la privada. Esto es esencial para comprender la perspectiva de las personas y los matices de sus experiencias. Las realidades y expectativas son distintas en ambos sistemas y no tener en cuenta esta variable crea un panorama incompleto y potencialmente distorsionado.
‘La colaboración público-privada es esencial para garantizar la atención médica de calidad que todos los españoles merecen’
Otro punto que debemos aclarar de manera enfática es que la sanidad privada no ofrece servicios de atención primaria. Y no es ningún secreto. Por tanto, permítanme catalogar como falacia el preguntar sobre la satisfacción con la atención primaria en el ámbito privado. Esto no debe opacar la contribución valiosa de la sanidad privada en otras áreas -quizá es lo que buscaban-.
La sanidad privada brinda a los pacientes una accesibilidad y libertad de elección sin precedentes. El acceso directo a especialistas es una de nuestras principales ventajas. Los pacientes pueden elegir cuándo y dónde recibir atención especializada, lo que reduce las listas de espera y mejora la calidad de vida de quienes acuden a nosotros.
Y, queridos amigos, hablemos con claridad sobre estas listas de espera. No son un asunto de opinión, son datos preocupantes que afectan profundamente a los pacientes. Las demoras en el acceso a tratamientos pueden tener consecuencias graves para su salud. La sanidad privada trabaja incansablemente para aliviar estas listas de espera y garantizar una atención oportuna y eficaz.
Por último, y a modo recordatorio, ya que parece necesario mencionar que la objetividad es esencial en la recopilación y el análisis de cualquier tipo de datos, sepan ustedes que las decisiones en política sanitaria deben basarse en hechos y evidencias, no en ideologías o juicios preconcebidos. Aunque a algunos les pese, la colaboración público-privada es esencial para garantizar la atención médica de calidad que todos los españoles merecen.