Toda innovación genera riesgos y oportunidades, algo que estamos viendo con claridad en el actual desarrollo de la Inteligencia Artificial (IA). Muchas de las preocupaciones que genera esta nueva tecnología tienen que ver lógicamente con la posible pérdida de puestos de trabajo. Pero pongámonos en la lectura más positiva.
Según podíamos leer en un informe reciente de la consultora Randstad, la IA generará más de 163.000 empleos en las actividades sanitarias durante la próxima década en España. Esta cifra representa una tendencia prometedora que desafía las preocupaciones sobre la supuesta amenaza de la automatización al empleo.
Aunque el informe también identifica que 102.000 puestos de trabajo en el sector sanitario podrían verse «amenazados» por la llegada de la IA, este dato contrasta con la creación potencial de 306.000 nuevos empleos en el mismo campo. Esta dualidad revela una narrativa más matizada y optimista: la IA no solo está transformando el sector, sino que también está generando nuevas oportunidades de empleo a medida que reconfigura las dinámicas laborales existentes.
Si bien es cierto que la IA puede automatizar ciertas tareas, también está generando una demanda creciente de profesionales capacitados para desarrollar, implementar y mantener estas tecnologías. Los expertos en ciencia de datos, ingenieros de software especializados en IA, médicos especializados en informática médica y otros roles relacionados están en alta demanda en la industria de la salud. Además, la integración de la IA en la atención médica requiere una comprensión profunda de la ética y la privacidad de los datos, lo que crea oportunidades para expertos en ética médica y seguridad de la información.
Para contextualizar estos datos, es importante también considerar el impacto relativo de la IA en diferentes aspectos de la atención médica. Según el informe, alrededor del 60% de los trabajadores de la asistencia sanitaria en España se verán beneficiados por la IA, que podrán obtener ayuda para realizar entre el 10 y el 49% de sus responsabilidades diarias. Esto indica una integración gradual y significativa de la IA en las actividades cotidianas de los profesionales de la salud, lo que redundará en una mayor eficiencia y calidad en la atención.
‘La IA está emergiendo como un catalizador clave en la transformación de la atención médica’
Sin embargo, es importante tener en cuenta que el impacto de la IA no será uniforme en todo el sector. Aunque no se prevé la destrucción de ningún puesto de trabajo en la asistencia sanitaria, aproximadamente el 30% de los trabajadores no recibirán ningún tipo de ayuda de la IA. Esta disparidad destaca la necesidad de programas de capacitación y actualización profesional para garantizar que todos los empleados puedan adaptarse a las demandas cambiantes del mercado laboral impulsadas por la IA.
Así, para capitalizar plenamente las oportunidades que ofrece la IA en el sector sanitario, será fundamental fomentar una cultura de aprendizaje continuo. Los profesionales de la salud deben estar dispuestos a adquirir nuevas habilidades y adaptarse a los avances tecnológicos en constante evolución. Por su parte, las instituciones educativas y los programas de formación profesional tienen un papel crucial que desempeñar al proporcionar programas de estudio actualizados y oportunidades de capacitación en IA y tecnología de la salud.
No hay duda de que la IA está emergiendo como un catalizador clave en la transformación de la atención médica. Su capacidad para automatizar tareas repetitivas y administrativas liberará a los profesionales de la salud de la carga de trabajo abrumadora, permitiéndoles concentrarse en tareas más complejas y en la atención directa al paciente, lo que puede contribuir a reducir el problema de escasez de profesionales que nos acucia actualmente, en un contexto además de crecimiento de la demanda de servicios asistenciales.
Asimismo, esta tecnología está llamada a revolucionar el diagnóstico médico. Los algoritmos de aprendizaje automático pueden analizar grandes conjuntos de datos médicos, como imágenes de resonancia magnética, tomografías computarizadas y resultados de pruebas de laboratorio, para identificar patrones y señales que podrían pasar desapercibidos para el ojo humano. Esto no solo conduce a diagnósticos más precisos, sino también a tratamientos más personalizados y eficaces. En este sentido, la IA se convierte en palanca para que el médico pueda dedicar más tiempo a la atención directa del paciente.
Mirando hacia el futuro, será esencial adoptar una perspectiva proactiva y colaborativa para aprovechar al máximo el potencial transformador de la IA en el sector sanitario. Esto implica no solo desarrollar y adoptar nuevas tecnologías, sino también invertir en la formación y el desarrollo de habilidades de los profesionales de la salud para garantizar una transición fluida y equitativa hacia un futuro impulsado por la IA.
En última instancia, y teniendo en cuenta también todos los desafíos que nos presenta en materia de protección de datos, transparencia, ciberseguridad y gestión de los posibles sesgos de los que pueda adolecer, la IA no solo promete mejorar la eficiencia y la calidad de la atención médica, sino que también tiene el poder de revitalizar el mercado laboral del sector sanitario, creando nuevas oportunidades de empleo y promoviendo un ecosistema laboral más dinámico y resiliente.