La resistencia a los antimicrobianos (RAM) es la capacidad de los microorganismos de sobrevivir a las sustancias con el potencial para eliminarlos. Aunque el arranque es un fenómeno natural que confiere a los microorganismos una ventaja biológica, ha sido acelerada por el empleo excesivo y mal uso de antimicrobianos en salud humana y animal, en la agricultura y también por su presencia en el medio ambiente. Este uso inapropiado y esta presencia ubicua ha favorecido la supervivencia de bacterias que han desarrollado mecanismos de resistencia que después proliferan y pueden transferirse a través de elementos de movilidad genéticos.
La RAM supone una grave amenaza para la salud, ya que pone en juego la viabilidad de tratamientos efectivos de infecciones causadas por bacterias, parásitos, virus y hongos. Nos encontramos ante una incidencia cada vez más elevada de patógenos multirresistentes para los que tenemos opciones de tratamiento reducidas, siendo responsable de infecciones graves y de un incremento importante de la morbilidad y de la mortalidad.
La OMS incluye a la RAM entre los diez principales problemas globales de salud pública a los que nos enfrentamos y de los que debemos mantener una estrecha vigilancia y seguimiento. La no acción en relación con la RAM provocaría 10 millones de muertes anuales en el mundo de aquí al año 2050. En ese momento, la RAM se situaría como el principal motivo de mortalidad en la especie humana. Es imprescindible, por tanto, mejorar nuestra respuesta global ante este gravísimo problema de salud pública. Para abordar esta complejidad se están desarrollando planes internacionales y nacionales como en España, el Plan Nacional Frente a la Resistencia a los Antibióticos (PRAN), que contiene seis líneas estratégicas de intervención: vigilancia, control, prevención, investigación, formación y comunicación.
El descubrimiento del primer antibiótico a mediados del siglo XX cambió el rumbo de la medicina moderna, que pudo así comenzar a tratar la mayoría de las infecciones bacterianas, tanto en los seres humanos como en los animales. Los logros de la medicina moderna están en peligro: sin antibióticos eficaces para la atención y prevención de las infecciones, el éxito de tratamientos como el trasplante de órganos, la quimioterapia o la cirugía se vería comprometido.
Para debatir y trabajar sobre los principales retos y necesidades no cubiertas que actualmente presenta la RAM, las acciones prioritarias definidas en el PRAN 2022-2024 y su implantación en Canarias, así como el aporte de la innovación terapéutica en la lucha frente a la RAM identificando oportunidades que impulsen el desarrollo de nuevos antibióticos, el 3 de julio se celebró el Grupo de trabajo y debate ‘Resistencia a los antimicrobianos (RAM) e Innovación’. El evento tuvo lugar presencialmente en el Gabinete Literario ubicado en Las Palmas de Gran Canaria, con retransmisión en streaming y estuvo organizado por New Medical Economics con la colaboración del Servicio Canario de la Salud (SCS), contando con el patrocinio de Advanz Pharma y MSD.
El encuentro comenzó con la inauguración por parte de Antonia Pérez Pérez, directora general de Programas Asistenciales del Servicio Canario de la Salud, e Ignacio López Puech, jefe de Servicio del Uso Racional del Medicamento y Control de la Prestación del SCS, contando con Paloma Tamayo Prada, directora de operaciones de New Medical Economics, como moderadora de la sesión.
Antonia Pérez Pérez afirmó que las resistencias a los antimicrobianos son un problema de salud pública para todos los países y que plantea un desafío mundial. “La resistencia a los antimicrobianos es un problema complejo que requiere tanto acciones sectoriales específicas en los sectores de salud humana, producción de alimentos, animales y medio ambiente, como un enfoque coordinado en todos los sectores. El enfoque One Health se refiere a una integración y unificación que tiene como objetivo lograr resultados de salud óptimos y sostenibles para las personas, los animales y los ecosistemas”, señaló.
Para abordar las resistencias a nivel mundial, los países signatarios adoptaron el Plan de Acción Mundial ante la Asamblea Mundial de la Salud de 2015 y se comprometieron a desarrollar e implementar planes de acción nacionales multisectoriales con un enfoque de una salud. Posteriormente, el plan fue respaldado por los órganos rectores de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, la FAO para la Organización de Sanidad Animal y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente. Hasta noviembre de 2023, 178 países habían desarrollado planes de acción nacionales contra la resistencia a los antimicrobianos, alineados con el Plan de Acción Mundial para mejorar el acceso a un tratamiento adecuado y reducir el uso inadecuado de antibióticos. La OMS desarrolló la clasificación de antibióticos con el fin de proporcionar una orientación concisa y basada en evidencia sobre la elección del antibiótico, la dosis, la vía de administración y la duración del tratamiento, para más de 30 de las infecciones clínicas más comunes en niños y adultos, tanto en atención primaria de salud como en entornos hospitalarios.
Asimismo, la directora general de Programas Asistenciales del Servicio Canario de Salud, destacó que en España, el Plan Nacional de Resistencia a Antibióticos, fue aprobado en el año 2014 por el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud y por la Conferencia Intersectorial de Agricultura, como respuesta a la comunicación de la Comisión Europea de 17 de noviembre de 2011, que solicitó a los Estados miembros un plan de acción sobre resistencias antimicrobianas, así como a las conclusiones del Consejo de la Unión Europea del 29 de mayo de 2012, en la que se instó a un abordaje conjunto de este problema. El periodo de vigencia del primer plan fue de cinco años (2014 – 2018).
“En marzo de 2019, el Pleno del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud y la Conferencia Sectorial de Agricultura aprobaba el Plan 2019 – 2021 y en septiembre de 2022 se publicaba el Plan 2022 – 2024, en el que estamos actualmente y que continúa avanzando sobre la base ya construida con las mismas líneas de acción para alcanzar su objetivo, que es reducir el riesgo de selección y diseminación de la resistencia a los antibióticos y, consecuentemente, disminuir el impacto de este problema sobre la salud de las personas y los animales, preservando de forma sostenible la eficacia de los antibióticos existentes”, explicó Antonia Pérez.
Por su parte, Ignacio López Puech señaló que el aumento de la resistencia a los antibióticos tiene múltiples causas, pero que el uso inapropiado e indiscriminado de estos es lo que más contribuye a la aparición de este fenómeno. “La OMS incluye la resistencia a los antimicrobianos entre los diez principales problemas globales de salud pública a la que nos enfrentamos. Según estimaciones de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios, se producen unos 4.000 fallecimientos en España debido a resistencias a los antibióticos. Tengamos en cuenta que en accidentes de tráfico el año pasado se produjeron 1.760 fallecimientos. Estamos hablando de una cifra más del doble que los accidentes de tráfico y pocas actividades tan peligrosas hay como ser ingresado en un hospital. Es una verdadera actividad de riesgo el ser ingresado por cualquier circunstancia y cuantos más días permanezca ingresado, peor. En el año 2050 la resistencia a los antimicrobianos se situaría como el principal motivo de mortalidad de la especie humana por encima del cáncer o de la diabetes”, señaló López Puech.
Además, López Puech considera que no hay que abordar solo las vertientes asistenciales, sino también los componentes preventivos de las infecciones como seguir desarrollando estrategias de higiene de manos o implementar monitorizaciones automatizadas del consumo que permitan detectar problemas potenciales del uso de los antibióticos e identificar áreas de mejora. “Es también imprescindible ser capaces de unir la receta electrónica con los diagnósticos que aparecen en la historia clínica y que nos permita buscar concordancias y adecuaciones en esta prescripción de antibióticos. La formación y comunicación adecuada juega un papel fundamental en el desarrollo de todas estas estrategias. A veces sorprende la falta de concienciación que tienen los ciudadanos con respecto al uso de los antibióticos, pero más sorprende la falta de concienciación que tenemos muchos profesionales sobre este mismo problema”, lamentó el experto.
Situación de las resistencias antimicrobianas en Canarias
Después de ambas intervenciones tuvo lugar la mesa de debate: ‘Resistencias a los Antimicrobianos en Canarias’ en la que participaron: María Lecuona Fernández, jefa de Servicio de Microbiología y Control de la Infección del Hospital Universitario de Canarias; Ignacio López Puech, jefe de Servicio del Uso Racional del Medicamento y Control de la Prestación del SCS; Delia Saleno, presidenta del Grupo de Trabajo One Health de la Comisión de Sanidad de CEOE; María Teresa Tejedor Junco, catedrática de Microbiología y docente del Grado en Veterinaria de la Universidad de las Palmas de Gran Canaria; y Vicente Olmo Quintana, responsable del PROA (Programas de Optimización de uso de los Antibióticos) de la Gerencia de Atención Primaria de Gran Canaria.
Paloma Tamayo puso sobre la mesa el primer tema del debate: ”¿en qué situación se encuentra Canarias respecto a las resistencias antimicrobianas?” Vicente Olmo Quintana señaló que el Servicio Canario de la Salud desde hace algo más de seis años se encuentra trabajando en políticas dirigidas hacia el uso adecuado de los antibióticos como son: formación de profesionales, realización de campañas e infografías y guías de práctica clínica. Además, destacó la importancia que supondría para la implantación de los PROA en Atención Primaria desde las gerencias, poder acceder a los datos de forma mucho más rápida y detallada: “desde la Gerencia de Atención Primaria de Las Palmas hemos creado en cada uno de los centros la figura de un responsable PROA que está impartiendo esa formación a los compañeros de forma descentralizada”.
María Lecuona Fernández recalcó que el problema de las bacterias multirresistentes es algo que llevamos sufriendo desde la síntesis de la penicilina a principios del siglo XX y que para abordarlo con eficacia se necesita trabajar de forma multidisciplinar, en equipo y con implicación de todos los sectores. “Estamos teniendo algunas dificultades debido a que las comunidades autónomas no lo estamos implantando de forma homogénea. Deberíamos hacerlo de manera más unificada para poder tener registros nacionales de todo lo que se nos exige”, afirmó Lecuona Fernández.
Desde su punto de vista, María Teresa Tejedor Junco lamentó que si en el ámbito de la salud humana existe escasez de recursos, en salud animal disponen de menor cantidad de estos. “No existe un servicio de salud público para veterinaria y casi todos los esfuerzos se centran en los animales de producción y la cadena alimentaria. El resto de la salud animal se encuentra poco vigilada, controlada e informada. Requerimos de mayor investigación y financiación para trabajar en la resistencia de antibióticos en la vida salvaje o en animales de compañía”, añadió Tejedor Junco.
Delia Saleno destacó la necesidad de crear colaboraciones entre Atención Primaria con la clínica de animal de compañía puesto que están detectando infecciones con bacterias multirresistentes de origen humano que contagian a los animales de compañía que conviven en las familias con pacientes crónicos o pacientes inmunocomprometidos. “En la actualidad no disponemos de protocolos ni colaboración entre el médico y el veterinario para que la convivencia entre humano y mascota sea más saludable. Además, en veterinaria tenemos muchas prohibiciones en uso de antibióticos”, indicó Saleno.
Con respecto al papel del farmacéutico en la implantación de los PROA, Ignacio López Puech destacó la importancia que tiene el desarrollo de los PROA para la existencia de las certificaciones que determinen las normas que se deben cumplir en los distintos niveles: “es muy útil para hacer check contar con los pasos que hay que seguir para la implementación de las medidas que se van recogiendo”, señaló. “Atención Especializada y Atención Primaria están desarrollando con el Ministerio de Sanidad una herramienta que pueda servir a las distintas comunidades autónomas para recoger datos de calidad y que podamos manejar y utilizar para conocer los puntos donde tenemos que incidir y mejorar”, dijo López Puech.
Vicente Olmo Quintana explicó que la norma de acreditación de los programas comunitarios se publicó este año junto con la Norma de acreditación en tres niveles: básico, avanzado y excelente, y cada uno supone una serie de estándares. Para acreditar cada uno de esos estándares se deben cumplir cada uno de los niveles. “Aquel servicio de salud o aquella gerencia de Atención Primaria que quiera acceder a un estándar de excelente, tendrá que haber realizado 43 estándares y 53 tipos de actuaciones. La implantación de los PROA en los servicios hospitalarios lleva cerca de 10 o 15 años. En Atención Primaria hemos llegado un poco más tarde, pero nos estamos sumando rápidamente con la creación de responsables PROA en las diferentes gerencias”, señaló.
María Teresa Tejedor Junco afirmó que a nivel de sanidad animal no existen certificaciones PROA debido a la falta de recursos humanos y económicos, y que además no hay hospitales públicos de veterinaria: “el resto son hospitales privados y no disponen de PROA aunque sí cuentan con muchos protocolos y guías de actuación”.
Delia Saleno declaró que el proyecto PROA o el sistema de certificación está muy enfocado a la salud humana y no encaja nada bien con los protocolos o con la forma de trabajar en la salud animal: “sí disponemos en salud veterinaria de protocolos que son específicos por especies y a través de estos programas se ha reducido mucho el consumo de antibiótico los últimos años”.
Vicente Olmo Quintana explicó que disponen de un sistema de monitorización del consumo de antibióticos que permite el control de su consumo “la información nos llega a través de la facturación de la receta”.
La moderadora del encuentro, Paloma Tamayo, cuestionó a los expertos sobre la importancia de la prevención y las medidas más importantes que se pueden adoptar en materia de resistencias. Ignacio López Puech afirmó que todos los programas de lucha contra la resistencia a los antibióticos se han asumido desde la Unión Europea y desde los ministerios para trasladarlos a todos los hospitales. Están avalados por un fuerte apoyo institucional y es previsible que sigan avanzando en la buena dirección. Sin embargo, “deberíamos encontrar la manera de llegar a la ciudadanía para que aumente su concienciación respecto al uso inadecuado de los antibióticos. Esto pasa por crear campañas de concienciación que hasta ahora no se han realizado”, subrayó.
En la misma línea, Vicente Olmo Quintana declaró que las acciones primordiales que hay que realizar es a nivel de la información y la formación a los pacientes: “tenemos una escuela de salud que podemos utilizar en esta comunidad para formar a pacientes que a su vez formen a otros pacientes sobre el uso adecuado de los antibióticos y de la mejora de la adherencia terapéutica. Desde los servicios de salud se podría crear algún mecanismo mediante las redes sociales con el fin de llegar a los pacientes”.
María Lecuona Fernández destacó la importancia de la higiene de manos, primera medida a nivel de evidencia que es eficaz para todas las infecciones y los microrganismos multirresistentes. “También se deberían revisar los protocolos y difundir cartelería para reeducar a todo el personal sanitario y que vuelvan a utilizar las medidas de higiene que se adoptaron con el COVID y que son de protección para el trabajador, además de para interrumpir la transmisión de los multirresistentes y de las infecciones”.
Por su parte, Delia Saleno recalcó la importancia de la educación en edad escolar para que se entienda cómo funciona toda esta transmisión a través del entorno, de relaciones con las plantas, con los animales, con el medio ambiente y con otras personas. “Podríamos colaborar con el mundo de la salud humana para hacer intercambios de protocolos. En veterinaria disponemos de protocolos precisamente por la falta de presupuesto y recursos; por lo tanto, siempre estamos muy enfocados en la prevención y en la vacunación. Creo que a la población se le tiene que informar también de la importancia de la vacunación para reducir el uso de antibióticos”.
“¿Estamos ante un desabastecimiento grave de antibióticos básicos?”, preguntó Paloma Tamayo. Ignacio López Puech comentó que existió un problema de posible desabastecimiento en años anteriores de determinados antibióticos sobre todo de uso pediátrico. “El año pasado la Comisión Interministerial de Precios llevó a cabo una sesión extraordinaria precisamente para aumentar el precio de estos antibióticos. El incremento fue de un 30%, debido a que el desabastecimiento está relacionado con el precio de los fármacos y se venden en un sitio o en otro dependiendo de los beneficios que se pueden obtener”.
María Teresa Tejedor Junco destacó la importancia de que la investigación en nuevos antibióticos tenga una financiación adecuada: “la única forma de obtener un buen desarrollo en investigación de antibióticos es que los gobiernos se impliquen y que financien proyectos de investigación, ya que las empresas no se van a dedicar a desarrollar un antibiótico que luego va a estar en reserva”.
“¿Disponéis de alguna ruta asistencial específica para el paciente infectado por un microorganismo resistente? ¿Existe algún tipo de protocolo establecido para el tratamiento o incluso la coordinación entre distintas especialidades?”, preguntó Paloma Tamayo.
En este sentido, María Lecuona Fernández afirmó que un microorganismo multirresistente en un medio hospitalario se trata como cualquier otra infección y las rutas establecidas son las habituales, aunque se toman algunas medidas especiales. “En los hospitales tenemos sistemas muy férreos para la prevención e interrupción de la cadena de transmisión cuando hay un paciente que se le diagnostica de una infección por un multirresistente. En ese caso se pone en marcha de manera automática una cadena para abordarlo”.
Tras la mesa de debate, Rita Tristancho Ajamil, directora general del Paciente y Cronicidad del SCS, procedió a la clausura del encuentro de expertos destacando las conclusiones principales:: se deben mejorar los sistemas de notificación y comunicación entre niveles asistenciales, es importante realizar actividades de formación para los profesionales y de formación e información para los pacientes, se está avanzando debido al interés político en que se desarrollen programas para abordar la problemática que supone la RAM pero queda mucho recorrido, la necesidad de renovar y unificar los sistemas de información sanitarios, se espera que el desarrollo de la inteligencia artificial ayude a luchas contra la RAM y la importancia de seguir invirtiendo en recursos humanos y formación continuada.