El Círculo de Bellas Artes de Madrid fue el escenario de la mesa redonda «Calidad asistencial y sostenibilidad: colaboración público-privada», un evento organizado por New Medical Economics en colaboración con el Círculo de la Sanidad y la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid. En un contexto de creciente demanda sanitaria, envejecimiento poblacional y restricciones presupuestarias, la jornada reunió a destacados expertos del sector para analizar los retos y oportunidades que plantea la colaboración entre el sector público y el privado en la sanidad española. La sanidad en España se enfrenta a un periodo de transformación, con una necesidad urgente de optimizar recursos y garantizar la sostenibilidad del sistema. En este sentido, la colaboración entre ambos sectores puede ser clave para asegurar un servicio de calidad y accesible para todos los ciudadanos.
El debate, moderado por José María Martínez García, presidente de New Medical Economics, contó con la participación de Fátima Matute Teresa, consejera de Sanidad de la Comunidad de Madrid; Ángel Puente Ortés, presidente del Círculo de la Sanidad; David Baulenas Parellada, director corporativo de Asistencia, Calidad, Investigación y Docencia del Grupo Vithas; y Pilar Martínez Gimeno, presidenta de la Asociación Diabetes Madrid. Durante la sesión, se abordaron aspectos cruciales como la financiación del sistema, el acceso equitativo a los servicios de salud y el impacto de la gestión en la calidad asistencial.
Una sanidad en riesgo
La consejera de Sanidad de Madrid, Fátima Matute, expresó su preocupación por la situación actual del sistema sanitario español. «El Sistema Nacional de Salud es el mayor tesoro que tenemos y está amenazado por un sectarismo ideológico irracional», afirmó. Matute señaló que la falta de una estrategia clara en financiación, educación y gestión de personal pone en peligro la calidad asistencial. «Nos enfrentamos a retos como el envejecimiento de la población, el aumento de la comorbilidad y el encarecimiento de los tratamientos, pero seguimos sin nuevos Presupuestos Generales del Estado que refuercen la inversión en sanidad», añadió.Matute también criticó la falta de previsión en la formación de nuevos profesionales sanitarios. «Tenemos un grave problema de planificación en la formación de especialistas. No solo necesitamos aumentar el número de plazas MIR, sino también garantizar que haya suficientes tutores y unidades docentes», destacó. Además, subrayó la importancia de mejorar la gestión hospitalaria y dotar de mayores recursos a la atención primaria para evitar el colapso del sistema.
La colaboración público-privada como solución
Para David Baulenas, del Grupo Vithas, la colaboración público-privada es clave para la sostenibilidad del sistema. «Tenemos un sistema de altísima calidad, pero la pregunta es hasta cuándo. ¿Tenemos financiación suficiente? ¿Podremos abordar el envejecimiento de la población y la incorporación de nuevas tecnologías?», planteó. Baulenas subrayó que la inversión privada no debería verse como un enemigo, sino como un socio tecnológico que puede aportar innovación y eficiencia al sector.
El presidente del Círculo de la Sanidad, Ángel Puente, enfatizó la necesidad de superar las barreras ideológicas para lograr una sanidad sostenible. «Nos encontramos con una situación preocupante: hay inseguridad jurídica, cambios regulatorios inesperados y falta de incentivos para la inversión privada en sanidad», señaló. Según Puente, sin un marco normativo estable y predecible, las empresas del sector privado no pueden contribuir de manera efectiva al sistema público.
El papel de los pacientes y la atención primaria
Desde la perspectiva de los pacientes, Pilar Martínez destacó la importancia de su participación en la toma de decisiones. «Los pacientes estamos atentos y preocupados. La sanidad necesita una colaboración equilibrada entre lo público y lo privado para garantizar equidad y sostenibilidad», afirmó. También subrayó la necesidad de fortalecer la atención primaria y mejorar la coordinación asistencial para evitar demoras y mejorar la experiencia del paciente.
Martínez destacó que «los pacientes no distinguen entre gestión pública o privada; lo único que buscan es recibir atención de calidad, sin demoras, y una coordinación efectiva entre los profesionales de Atención Primaria y Atención Hospitalaria». En este sentido, hizo un llamado a las autoridades para mejorar la comunicación con los ciudadanos y garantizar que las decisiones políticas se traduzcan en beneficios concretos para la población. Además, subrayó la importancia de escuchar a los representantes de pacientes, quienes poseen un conocimiento directo y real de las necesidades de la comunidad. Integrarlos en la toma de decisiones, especialmente en el Consejo Interterritorial, sería un paso fundamental, ya que, más que nunca, el paciente debe estar en el centro del sistema sanitario. Como expresó, «todo por el paciente, pero con el paciente».
Hacia un pacto de Estado en sanidad
La mesa redonda siguió con una reflexión sobre la necesidad de un pacto de Estado para la sanidad. «Llevamos más de 15 años pidiéndolo. Si no se logró con el Informe Abril en los 90, ahora, con todo el sistema transferido, parece aún más difícil», lamentó Puente.
Tanto David Baulenas como Fátima Matute coincidieron en mostrarse optimistas respecto al futuro de la sanidad, a pesar de los desafíos existentes. Baulenas subrayó que «si bien la situación es compleja, contamos con un sistema sólido y profesionales altamente cualificados, lo que nos permite adaptarnos y seguir ofreciendo una sanidad de calidad». Matute, por su parte, reafirmó su compromiso: «Vamos a hacer posible lo necesario. No sé cómo, pero vamos a lograrlo». Ambos destacaron la importancia de abordar los problemas estructurales con soluciones pragmáticas y basadas en el consenso.
Retos para garantizar la sostenibilidad del sistema sanitario
Los ponentes también debatieron sobre cuál es el mayor reto que enfrenta la sanidad española para garantizar su sostenibilidad en el futuro.
Ángel Puente destacó que «el mayor reto es poner la inteligencia natural por encima de la ideología política». David Baulenas, por su parte, señaló la necesidad de equilibrar la eficiencia y la innovación sin comprometer ni la equidad ni la sostenibilidad financiera a largo plazo. «Debemos encontrar el punto de equilibrio entre la incorporación de nuevas tecnologías y la optimización de los recursos disponibles, sin que ello implique un deterioro en la calidad asistencial», explicó.
Pilar Martínez, desde la perspectiva de los pacientes, subrayó la necesidad de gestionar los recursos de manera eficiente, promover la prevención y garantizar la equidad en el acceso a la atención sanitaria, sin importar el lugar de residencia. «El envejecimiento de la población es un factor determinante que ejerce presión sobre el sistema. La atención a las enfermedades crónicas representa uno de los mayores desafíos para nuestro sistema sanitario. Debemos impulsar políticas preventivas con un enfoque multisectorial, priorizando la promoción de la salud, los diagnósticos tempranos y la educación sanitaria. Esto no solo reducirá la carga de las enfermedades crónicas, sino que también mejorará la calidad de vida de los pacientes. En este proceso, es fundamental contar con el apoyo del tejido asociativo de pacientes, quienes desempeñan un papel crucial como agentes de salud», comentó.
Fátima Matute cerró el debate subrayando la importancia del sentido común en la gestión sanitaria. «El problema es que el sectarismo está por encima de la ciencia. Mientras sigamos tomando decisiones desde la ideología y no desde la lógica sanitaria, no podremos garantizar la sostenibilidad del sistema. Necesitamos políticos con vocación de servicio, que piensen en el bienestar de los ciudadanos y no en su permanencia en el poder», concluyó.
El debate dejó claro que la sanidad española enfrenta retos complejos y urgentes. Mientras la financiación siga siendo insuficiente y las decisiones políticas prioricen el corto plazo, la sostenibilidad del sistema seguirá en riesgo. La colaboración público-privada, bien regulada y transparente, podría ser una solución viable para garantizar la calidad asistencial en el futuro.