“La educación es el alma que posibilita los beneficios de la tecnología”
Marisa Amaya desempeña su labor como enfermera educadora en diabetes en el Hospital de Algeciras. La misión de una educadora en diabetes es lograr que el paciente supere en conocimientos y habilidades a su propio «maestro» de forma que sea independiente y asuma las competencias necesarias para poder ejercer el control sobre su enfermedad de forma autónoma y eficiente. La experta nos lo cuenta en esta entrevista.
- ¿Qué labor desempeña como enfermera educadora en diabetes?
La evolución en la atención a las personas con diabetes y su familia y entorno ha deparado una figura más resolutiva que no solo gestiona la educación terapéutica dirigida a pacientes sino que realiza funciones de coordinación, asesoramiento, docencia e investigación, ocupando un lugar de liderazgo en la organización de los cuidados y la continuidad asistencial, empoderamiento de pacientes y referente para profesionales. A esta figura se la conoce y reconoce como Enfermera de Práctica Avanzada en tratamientos complejos de la diabetes.
- ¿En qué momento de su trayectoria profesional decide dedicarse a la educación y formación en diabetes?
En mi familia, mi padre y mi familia paterna extensa padecieron la enfermedad y probablemente esa fue la motivación para que desde muy temprano me interesara y ocupara en dirigir mi formación hacia la atención de las personas que padecen diabetes. En esa época, hablo de más de 30 años, las personas con diabetes no tenían acceso, o muy poco, a la información sobre el manejo del plan terapéutico que tenemos en la actualidad. Recuerdo que el asesoramiento en alimentación se resumía en «coma carne y pescado a la plancha, verduras crudas y cocidas y como única fruta permitida las manzanas verdes». Era todo un reto cambiar esa realidad y por ende no asistir a lo que la diabetes le deparo a mi padre: complicaciones muy deteriorantes y muerte prematura.
- ¿Qué formación previa se necesita para ejercer la labor de educadora en diabetes?
La formación actualmente aún no está suficientemente reglada y depende más de la voluntad de quienes quieren practicar la labor educativa que las normas que la rigen, es sin duda una laguna formativa que poco a poco se va completando, mediante formación a nivel máster.
- En la actualidad estamos ante un cambio en lo que se refiere al abordaje de la enfermedad en el que la persona con diabetes entra a formar parte de las decisiones. ¿Qué implica tanto para el profesional como para el paciente?
La misión de una educadora en diabetes es lograr que el alumno/paciente supere en conocimientos y habilidades a su propio «maestro» de forma que sea independiente y asuma las competencias necesarias para poder ejercer el control sobre su enfermedad de forma autónoma y eficiente. Mi maestro, el profesor Guido Ruffino, lo definía como «crear librepensadores», por lo tanto, este cambio de paradigma ha sido asumido por los educadores terapéuticos como su misión principal. Lo paradójico es que hay pacientes que les cuesta asumir este papel protagonista en la toma de decisiones de sus propios auto cuidados; esta actitud tiene que ver sin lugar a dudas, al papel secundario que la medicina tradicional ha promovido e inferido a los pacientes y a la propia actitud de algunos. Por otra parte, afortunadamente cada vez menos, existe una cierta resistencia por parte de algunos profesionales a promover una toma de decisiones compartida con el propio paciente y su familia y entorno. Cuando de cronicidad hablamos, estas actitudes son incompatibles con una buena práctica clínica y sobre todo, con conseguir una adherencia por parte del paciente y evitar la inercia terapéutica de los profesionales que los atienden.
- ¿Qué importancia tiene la investigación y las publicaciones clínicas en la actualización y formación continua de la enfermera especializada en diabetes?
Este es un aspecto vital. El proceso educativo tiene que buscar continuamente una evaluación exhaustiva de todos los factores que lo conforman. Desde el conocimiento de la situación de partida o valoración inicial, pasando por el proceso, estructura, metodología e intervención hasta el análisis de resultados, todos ellos deben ser objeto de investigación. Recuerdo que antes de publicar nuestro estudio sobre los factores de riesgo que comporta una deficiente técnica en la administración de insulinas, nuestra hipótesis era «¿por qué la insulina no es capaz de ser lo suficientemente eficaz, a pesar de su calidad y facilidad en su administración?» , y los resultados nos demostraron que el mejor medicamento no es eficaz si no va acompañada su indicación de un plan educativo estructurado que enseñe de forma adecuada a cada paciente cómo administrárselo de forma segura y que además se incluya la evaluación periódica en cada consulta de cómo el paciente realiza la técnica y detecte complicaciones asociadas a una mala práctica. Y lo más importante, conseguir que sea el propio paciente el que realice las exploraciones necesarias para evitar tales complicaciones.
- ¿A nivel social es conocida la existencia de este perfil profesional y la labor que realiza?
Creo que actualmente la demanda de educación terapéutica es enorme, por parte de pacientes y profesionales, pero aunque es una labor que debe ser compartida por todo el equipo asistencial, no se reconoce a la figura que debe liderar dicha labor. Eso sí, esta figura es esencial para pacientes y para sus familias y ellos sí que nos reconocen y valoran. Seguramente el hecho del desconocimiento por parte de la sociedad sea responsabilidad de nosotros mismos, no sabemos «vender nuestra marca».
- ¿Cuál es el procedimiento para que una persona diagnosticada con diabetes tenga acceso a una enfermera educadora?
Pues depende del tipo de diabetes y desgraciadamente del lugar donde viva la persona. La mayoría de hospitales de primer nivel cuentan con Unidades de diabetes, enmarcadas dentro de los Servicios de Pediatría y Endocrinología que asisten a personas en la edad pediátrica y adultos. Estas Unidades están compuestas por un equipo multidisciplinar donde la Enfermera de Práctica Avanzada realiza y lidera el proceso educativo de forma estructurada y con alto nivel de formación. En estas Unidades se atienden preferentemente a personas con DM tipo 1(edad pediátrica y adultos), diabetes y embarazo y personas con DM 2 con tratamientos complejos. El reto es hacer llegar esta atención y los programas educativos estructurados al resto de población que vive en áreas con hospitales comarcales, en muchos de ellos ya existe, y hacerlo extensivo a la red de Atención Primaria de Salud, siendo este el nivel asistencial más cercano es importante para la gran cantidad de población que padece y padecerá diabetes, amén de otras patologías crónicas. Probablemente, la figura de la Enfermera de Práctica Avanzada ayudará a implementar la equidad en la atención a la población con diabetes, gracias a sus funciones de consultoría y docencia. Está pendiente por otra parte, dotar a los profesionales de la Atención Primaria de tiempo y espacio protegidos para poder realizar sus funciones de promoción de la salud y de educación terapéutica.
- ¿La labor profesional la desarrolla siempre en el hospital o también puede realizarla dentro de la comunidad llevando a cabo intervenciones domiciliarias, telefónicas o telemáticas?
La enfermera de familia y comunitaria cuyo ámbito de trabajo es la Atención Primaria es la profesional que puede acceder al domicilio de los pacientes. Este aspecto es de suma importancia pues conocer de primera mano los determinantes sociales: cómo viven, comen, qué hábitos tienen, el soporte sociofamiliar, y las preferencias personales de cada paciente ayuda enormemente a realizar una valorización correcta y por lo tanto, a realizar intervenciones más eficaces e individualizadas. Por otra parte, la atención telefónica/telemática siempre la hemos realizado desde el hospital y desde los centros de salud, pero desde luego la pandemia nos enseñó cómo realizarla más adecuadamente.
- ¿Cuál puede ser en el futuro la evolución profesional de la enfermera educadora en diabetes?
Creo que el futuro es ya un presente con el advenimiento de la figura de la Enfermera de Práctica Avanzada que expliqué al principio y que responde a la necesidad y demanda de las personas con diabetes, sus familias y entorno.
- ¿Cuáles son los avances más destacados en este campo en los últimos tiempos?
En mi opinión ha sido la publicación de programas estructurados estandarizados por parte de sociedades científicas (SED, Redguedaps) realizados por enfermeras de práctica avanzada y respaldado por dichas sociedades que en cierta forma viene a unificar intervenciones y a evitar la variabilidad en la práctica clínica. Toda formación que ayude a protocolizar y a evaluar la asistencia aumenta la calidad de la misma.
- ¿Cuál es el papel de las nuevas tecnologías en diabetes?
Los beneficios que ofrecen las nuevas tecnologías son indiscutibles, el aumento en la producción científica sobre el rendimiento de estos dispositivos nos ha demostrado las muchas ventajas que tienen: aplicaciones que hacen mas fácil el cumplimiento dietético por ejemplo o la simplificación en los procesos interdisciplinarios. La tecnología ha venido para quedarse y para mejorar nuestras vidas disminuyendo la carga que supone convivir con una enfermedad crónica como es la diabetes; el gran obstáculo es hacerla accesible tanto a profesionales como a pacientes de una forma equitativa. Las nuevas tecnologías están contribuyendo a mejorar y a facilitar el control y la autogestión del tratamiento y esto es esencial para la prevención y disminución de las complicaciones asociadas a la diabetes.
- ¿Cómo puede mejorar la vida del paciente los avances en diabetes tales como los sistemas de monitorización continua de glucosa (MCG) en tiempo real para personas con diabetes?
La MCG-tr supone un antes y un después en el tratamiento de la diabetes, facilita la toma de decisiones compartida de forma segura, optimiza el tratamiento y mejora el cuidado y la calidad de vida de las personas, ayuda a reducir «los muchos pinchazos» que los pacientes precisaban realizarse anteriormente a diario para conocer su glucemia. Es un avance revolucionario pues permite ver el comportamiento de la glucosa de forma dinámica y la posibilidad, por tanto, de actuar más eficazmente en su control. De todas formas, se debe tener en cuenta que la tecnología por sí misma no es efectiva sino va acompañada de programas educativos. La educación es el alma que posibilita los beneficios de la tecnología.