Mires donde mires, la sanidad atraviesa un momento muy complejo. Y las administraciones públicas no lo están poniendo nada fácil. Lo he comentado en blogs anteriores. Tenemos desajustes, un problema grave de infrafinanciación y retos sobre la mesa desde hace ya muchos años y son pocos los gestores públicos dispuestos a afrontar con valentía el desafío de la Sanidad en España. Y lo digo porque hasta el decano de la colaboración público-privada en España, Muface, atraviesa un momento crítico.
Para quienes no lo conocen, Muface es el organismo público encargado de gestionar el mutualismo administrativo para el personal de la Administración del Estado, es decir, la atención sanitaria para los funcionarios del Estado. El colectivo de mutualistas y beneficiarios de Muface abarca aproximadamente a un millón y medio de personas. Recordemos que, además de Muface existen en España Mugeju e Isfas, organismos similares para jueces, fiscales y todo el personal de la Administración de Justicia, en el primer caso, y las Fuerzas Armadas en el segundo. No obstante, para simplificar, en este artículo voy a hablar de Muface, aunque los problemas a los que me refiero a continuación afectan a todos ellos.
Y digo que es el modelo decano de la colaboración público-privada en España porque, aunque algunos lectores de este blog no lo sepan, los funcionarios del Estado pueden elegir entre ser atendidos por la sanidad pública o por la privada. Y curiosamente, además, esta libertad de elección, que solo ellos tienen, ha sobrevivido a todos los gobiernos de la democracia, de cualquier signo político, y cuenta con el apoyo incondicional de los principales partidos políticos y de los sindicatos. Sí, también de quienes se manifiestan contra otros ámbitos de la colaboración privada en sanidad y son intransigentes y sectarios con estos modelos.
Sin duda, Muface es un organismo que tiene un gran reconocimiento social y es pionero en un modelo de colaboración público privado que genera gran satisfacción entre el amplio colectivo de funcionarios del Estado y sus familias. Y no puedo estar más de acuerdo. Pero siempre me gusta analizar y reflexionar sobre los modelos de gestión en sanidad y cómo afrontan la atención sanitaria a los ciudadanos, nuestra prioridad. En esta ocasión voy a centrarme en el modelo Muface, a raíz de algunas informaciones que han aparecido en los medios de comunicación en los últimos días.
Para empezar, y por muchas décadas que tenga el modelo Muface, no deja de sorprenderme que los funcionarios del Estado sean los únicos que pueden elegir entre recibir una asistencia sanitaria en el sistema público o en el privado. Y no lo digo en un sentido peyorativo. Es un modelo mucho más avanzado que cualquier otro de colaboración público-privada que se haya puesto en marcha con posterioridad, como el modelo creado por el grupo Ribera, que tanto se ha cuestionado por determinados partidos políticos y sindicatos. El de Muface es un modelo socialmente aceptado por todos, y sin embargo, sus pilares se tambalean por el inmovilismo y la falta de valentía de los políticos responsables de su gestión y que perjudica a los ciudadanos que disfrutan de este modelo.
‘La calidad y la excelencia tienen un precio’
Me gustaría aportar dos reflexiones a este debate:
Tal y como explicaba en el blog pasado, es imprescindible que las diferentes administraciones aborden el grave problema de financiación de la sanidad española y apuesten por aumentar la inversión en la asistencia sanitaria pública y privada. La calidad y la excelencia tienen un precio. Y lo que no se puede hacer es mirar hacia otro lado y pretender que se mantenga un modelo con las mismas condiciones de hace 10, 20 o 50 años. Ahora mismo ni la sociedad es la misma, ni tiene las mismas necesidades. Por eso, los diferentes modelos de gestión en sanidad se enfrentan al grave problema de la infrafinanciación, lo que está provocando problemas de calidad y compromiso, y generando rechazo e insatisfacción por parte de ciudadanos y de proveedores. Si un modelo funciona, las administraciones tienen que tomárselo en serio y priorizar una financiación justa. Yo abogo por aumentar la financiación en el sistema, pero con el compromiso de emplear los recursos de un modo diferente, con más transparencia y profesionalidad. En mi opinión, falta lealtad institucional, objetividad y realismo para valorar, con datos en la mano, la financiación justa de cada modelo de colaboración público-privada. Tenemos cada vez una población más envejecida, con más enfermedades crónicas como consecuencia de la edad y de los avances en los tratamientos, al tiempo que faltan profesionales y la pandemia del COVID ha puesto el sistema patas arriba.
También quiero decir públicamente que me sorprende mucho que haya sindicatos que cuando se refieren al modelo que representa Ribera, por ejemplo, hablan de “hacer negocio con la salud” y en el caso de Muface (con un 80% de usuarios que eligen la Sanidad privada), por considerarla una “conquista social” de los funcionarios, se alineen con las aseguradoras para exigir al Gobierno central que aumente la financiación, sin avergonzarse por la clara contradicción. Porque no olvidemos que, al final, están protegiendo la cuenta de resultados de las aseguradoras. E insisto. No estoy en contra porque todos los gestores de la sanidad hoy tenemos que afrontar el reto de la infrafinanciación. Pero este caso demuestra, una vez más, el descaro de algunos sindicatos en España, que son capaces de criticar y alabar modelos similares en función de su interés particular. Critican el modelo de Ribera, que gestiona hospitales públicos con mejor atención a los ciudadanos y a menor coste para la administración, pero alaban y se posicionan en primera línea de defensa del modelo Muface porque ellos mismos y sus afiliados quieren poder seguir eligiendo. Defienden sus privilegios privados, pero condenan a la ciudadanía en general a una atención más limitada, simplemente porque ellos no van a tener que sufrir las consecuencias de lo que condenan.
Y termino ya como he empezado. La infrafinanciación es uno de los grandes problemas del sistema sanitario en España y todos los gestores lo estamos sufriendo, no solo Muface. Mi intención con estas reflexiones es poner de manifiesto que los desafíos a los que nos enfrentamos todos los gestores sanitarios son los mismos. De ahí la necesidad de despolitizar la Sanidad y buscar soluciones conjuntas que contribuyan a garantizar la excelencia en la atención y la sostenibilidad del sistema a medio y largo plazo.
Os adjunto las dos de las noticias de actualidad sobre Muface que me han llevado a plantear esta entrada al blog: