Salvador Tranche Iparraguirre, Presidente de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC)
SemFYC, la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria, es una sociedad de 20.000 socios que cumple 37 años como sociedad científica y profesional, cuyo objetivo principal es la promoción de la Medicina de Familia y Comunitaria. New Medical Economics ha entrevistado al Dr. Salvador Tranche Iparraguirre, médico de familia y presidente de SemFYC desde hace casi 3 años.
¿En qué le ha ayudado su etapa asistencial y su anterior cargo como presidente de la Sociedad Asturiana de Medicina Familiar y Comunitaria para estar al frente de la semFYC?
En semFYC tenemos un diseño federal donde cada comunidad autónoma tiene su propia autonomía y se juntan todas en la sociedad madre, que es semFYC. Este diseño federal es muy enriquecedor y me ha permitido conocer la Sociedad en profundidad. Yo empecé en comunicación en la sociedad asturiana, luego fui presidente, después pasé a ser secretario de la sociedad nacional, luego vicepresidente de la misma y finalmente presidente. Esto me ha dado un conocimiento de la organización muy importante. En cuanto a lo asistencia, a día de hoy, yo sigo pasando consulta en un Centro de Salud en Asturias y eso me permite conocer con detalle lo que le pasa al médico de familia en su día a día en el centro de salud.
Su nombramiento como presidente de SemFYC tuvo lugar en el 36º Congreso de la sociedad científica en 2016, ¿qué balance puede hacer de estos dos años?
Un balance extraordinariamente positivo en cuanto a vivencias. En estos casi 3 años hemos pasado de una situación en la que acabábamos de salir de una crisis económica donde semFYC se contrajo mucho la actividad, pero ya estamos en un momento en el que ya podemos volver a poner la sociedad casi a pleno funcionamiento. La crisis nos afectó mucho al igual que al resto de sociedades. Somos una entidad sin ánimo de lucro donde nuestro cometido es aportar recursos a los grupos de trabajo para ofrecer servicios a los socios y a los ciudadanos. En semFYC tenemos 34 grupos de trabajo y 3 programas, que hacen una actividad ingente. En este momento la situación nos permite apoyar a los grupos para que hagan actividades. La sociedad ha madurado mucho, el año pasado formamos a más de 35.000 médicos de familia, lo cual supone un esfuerzo muy importante, pero también una enorme satisfacción por alcanzar estos resultados además con unos niveles de calidad extraordinarios. Sin embargo, de estos tres años también tengo el recuerdo de momentos muy tristes, porque durante este periodo fallecieron dos personas de la Junta Permanente; el tesorero y vicepresidente. Ambos eran personas y amigos extraordinariamente valiosos y eso ha tenido un impacto importante en la organización y la Junta.
¿A qué retos se ha tenido que enfrentar y se enfrenta actualmente?
Tenemos un reto extraordinariamente importante que es la situación de la Atención Primaria, que vive un momento de hartazgo generalizado y sabemos que en varias comunidades autónomas el nivel de saturación y sobrecarga ha sobrepasado lo tolerable. Sin duda alguna es toda la Atención Primaria la que sufre el deterioro, pero dentro de ella es el médico de familia el que soporta la mayor sobrecarga y las peores condiciones laborales y asistenciales. Pensábamos que este iba a ser el año en el que la Atención Primaria iba a despegar o al menos ser reconocida como un elemento esencial en el sistema sanitario y que los políticos modificarían la tendencia de los últimos años y asignarían un mayor presupuesto, pero el momento político nuevamente nos condiciona de forma determinante.
En este momento, el reto más apremiante por el deterioro que ha alcanzado es la Atención Primaria y debe dársele una respuesta política, presupuestaria y organizativa. Nosotros apostamos decididamente por el Consejo Interterritorial monográfico de Atención Primaria que ha propuesto el Ministerio para el mes de abril y no entenderíamos y creo que la ciudadanía tampoco, que hubiera comunidades autónomas que ante la cercanía de las elecciones no acudieran al mismo. En nuestra opinión sería irresponsable por su parte.
Creo que otro reto importante es la situación de la atención urgente en nuestro país. Nosotros y aquí englobo a las otras Sociedades de Medicina de Familia pero también a Medicina Interna, Cardiología y Medicina Intensiva, apostamos por un enfoque de atención generalista como la mejor respuesta a las necesidades de los ciudadanos, del sistema e incluso de los profesionales que desde hace más de 30 años vienen dando una respuesta de altísima calidad. No hay un problema de formación de los profesionales, lo que hay es una demanda creciente, muy difícil de controlar y carencias organizativas notables que es preciso resolver.
También está el reto que asumimos como sociedad científica, que debe aportar propuestas de manera “atemporal” sin detenernos en los momentos electorales y con el planteamiento de que sea el que sea el partido político en el gobierno tenemos que exigirle lo que mejora sustanciales. Somos una sociedad de 20.000 médicos de familia donde estamos en Atención Primaria, en urgencias o cuidados paliativos, y en todos eso ámbitos tenemos situaciones y condiciones que es preciso optimizar y analizar con ojos de sociedad científica.
Como toda organización también tenemos retos internos y, en este sentido, en el Congreso de Málaga presentaremos el compliance que son esos procedimientos que las organizaciones deben adoptar para identificar los riesgo operativos y legales a los que nos podemos enfrentar y establecer los mecanismos necesarios para su prevención y resolución. No nos quedaremos solo en el tema legal, sino que incorporamos el componente ético de la organización. Creo que, a día de hoy, no hay ninguna Sociedad Científica médica en nuestro país que lo haya implantado.
¿Cuáles son los principales problemas de salud que más preocupan a la semFYC?
En España en el año 2030 vamos a ser de los países más viejos del mundo y este envejecimiento va parejo de un aumento de patologías crónicas y mayor demanda de servicios sanitarios. Quiero destacar dos estudios recientes. En uno ponen de manifiesto que la longitudinalidad, esto es, que el paciente sea atendido siempre por el mismo médico de familia reduce un 7 por ciento los ingresos hospitalarios. Y en otro publicado hace una semana demuestran que 1 médico más por cada 10.000 habitantes reduce la mortalidad por cáncer, enfermedades cardiovasculares y respiratorias y aumenta la expectativa de vida casi dos meses.
Por eso la mejor respuesta a la cronicidad es más y mejor Atención Primaria donde el papel del médico de familia es clave. Indudablemente la cronicidad tiene un impacto extraordinario sobre el sistema sanitario más aún porque los hospitales están diseñados para atención a agudos y no responden bien a pacientes con pluripatologías o pacientes crónicos. A nivel del hospital el enfoque generalista del especialista de medicina interna es también la mejor respuesta a los pacientes con pluripatología. En resumen, hay que fomentar el autocuidado y la responsabilidad social y dar respuesta a la patología crónica.
En este momento deberíamos dar un enfoque más a la promoción de la salud y los estilos de vida. Más del 70 por ciento del impacto en la salud son determinantes sociales, por tanto, pensamos que la sociedad debe autoresponsabilizarse más por su estado de salud y debe ser más autónoma en las decisiones. Ya no tiene cabida el modelo paternalista en el que el médico te dice lo que tienes que hacer. Deben ser decisiones compartidas. Además, esto va a contribuir mucho a la sostenibilidad del sistema.
¿Hacia dónde cree que evolucionarán los centros de salud en las próximas décadas?
Creo que tienen que evolucionar hacia una mayor autonomía de los profesionales y de las organizaciones. Esto significa descentralización de la toma de decisiones. El modelo estatutario es muy protector para el trabajador, pero a la vez va en contra del propio trabajador porque no permite diferenciar a los que mejor trabajan. Deberíamos ir hacia un modelo de política personal que debe ir acompañado de más autonomía. Creo que, en el futuro, los centros de salud tienen que mantener una zona geográfica de influencia con una población determinada, pero con mayor autonomía de gestión e innovación organizativa. Además, hay que facilitar al profesional información sanitaria de la que hoy no disponemos para facilitar la toma de decisiones y un papel más proactivo de los profesionales y además incorporar la tecnología informática a la relación médico-paciente (acceso a la historia clínica, correo electrónico…). Deberíamos reducir las actividades de poco valor y aumentar la capacidad de resolución de los profesionales al máximo nivel. Pero para eso necesitamos que los políticos asignen los presupuestos que necesitamos.
Y respecto a la atención domiciliaria, ¿cree que se verá beneficiada de los avances tecnológicos?, ¿están preparados los pacientes y los profesionales para un cambio de escenario?
La atención domiciliaria me parece totalmente estratégica. No es lo mismo el coste de un paciente ingresado que un paciente en el domicilio, pero para ello nuevamente necesitamos recursos, pero en Atención Primaria. Me parece un nicho estratégico que se puede beneficiar mucho del desarrollo tecnológico. Existe el riesgo como ya ocurre en algunos sitios de la fragmentación fruto de una reflexión fácil: como la Atención Primaria está saturada y sobrecargada, pongamos en marcha un servicio de atención al domicilio, una unidad de cuidados paliativos o de hospitalización a domicilio… Para nosotros, el domicilio es irrenunciable.
El año pasado se hicieron 13 millones de domicilios y yo creo que aún no estamos resolviendo la demanda existente ni planificando las necesidades que la sociedad va a presentar en un futuro inmediato. La solución no pasa por crear estructuras ajenas, sino por incorporar recursos en Atención Primaria.
¿Qué consejos podría dar para hacer una práctica médica de calidad?
Hay que preservar la longitudinalidad, que permita un desempeño continuo en su trabajo y dejar de lado la precariedad. Cuando hablamos de precariedad ponemos el foco en los contratos cortos, por horas o días, o de un centro a otro, pero también es precariedad y en este caso asistencial, no laboral, la ausencia de longitudinalidad, que cada día te atienda un médico diferente. No solo es un problema de seguridad, sino que eliminamos el beneficio que decía más arriba que se obtiene en reducción de ingresos hospitalarios y probablemente en pruebas evitables cuando la atención te la dispensa en la mayoría de las ocasiones el mismo médico.
La sobrecarga asistencial, la precariedad laboral y asistencial, la contratación de médicos sin especialidad, la insuficiencia presupuestaria, la falta de innovación organizativa, las dificultades para la docencia e investigación, etcétera son elementos que inciden directamente en la calidad de la atención. No es un problema individual sino de la organización. Y también por el lado del paciente existen elementos que pueden reducir la calidad como son la medicalización de la vida, la demanda de inmediatez, la utilización de los servicios sanitarios como un bien de consumo… son amenazas importantes para la práctica de calidad.
¿Cómo se puede impulsar la capacidad de investigación de los médicos de familia?
En Navidad hicimos un video muy bonito en el que pedíamos tiempo. El tiempo es un elemento clave porque, hoy en día, la sobrecarga asistencial te impide hacer cualquier otra actividad. Pero con el tiempo importante no es suficiente, dado que también necesitamos estructuras de apoyo a la investigación. Comprobamos una y otra vez que investigan más aquellas entidades en las que hay unidades de investigación, como ocurre en Cataluña o Andalucía. Hay poca investigación sobre nuestro desempeño diario y esto pasa tanto en centros de salud como en urgencias. Como profesionales necesitamos investigar, pero también lo necesita el sistema sanitario. Se debe investigar sobre lo que hacemos, cómo lo hacemos y el impacto que tiene sobre los pacientes y las comunidades.
¿Cuál es su opinión sobre el nuevo Real Decreto de prescripción enfermera?
Nosotros apoyamos que enfermería tenga más capacidad de resolución. Cuando se hace la reforma de Atención Primaria, además de mejorar la formación científica de los médicos, incorporándolos al MIR, se acompaña de la incorporación de enfermería superando el rol del practicante de aquellos años. El siguiente paso que apoyamos y defendemos es la especialización de la enfermería (EIR) como un elemento de mejora de calidad asistencial evidente. La enfermería en Atención Primaria tiene muchísima más autonomía profesional que en el hospital y se enfrenta a retos más complejos. Por tanto, creo que la enfermería debe tener mayor capacidad de resolución de forma protocolizada y capacidad de prescripción.
¿Qué formación ofrece la semFYC a sus socios?
El año pasado formamos a más de 35.000 médicos. Tenemos dos grandes temas de formación. Uno es la actualización de medicina de familia, con el Programa AMF, que consisten en un programa que en cuatro años repasa todas las competencias de la medicina de familia con evaluaciones semestrales, y justo ahora ponemos en marcha un proyecto que se llama APDAY que es un programa online que también aborda todas las competencias y está muy ligado a la recertificación.
Además de estos grandes programas, constantemente tenemos una oferta abierta de cursos entre los que quiero destacar algunos por lo novedoso o porque somos la única sociedad que los ofrece: atención comunitaria; desigualdades en salud, entendiendo que los determinantes de salud son cada vez más importantes y la atención a los pacientes largo-supervivientes de cáncer, dado que suponen un nuevo escenario para los médicos de familia.
Y a todo ello habría que añadir las innumerables reuniones, jornadas y congresos que celebramos el Congreso de Málaga o las Jornadas de Urgencias, Rural, PAPPS, PACAP, residentes y tutores, etcétera.
¿En qué ayuda a la semFYC la vocalía de atención al socio? ¿Hay mucha participación?
Nos dirigimos a los socios con mucha frecuencia tanto para solicitarles propuestas de formación, como planteamientos diversos como, por ejemplo, sobre el código ético de la Sociedad o diseño del congreso, etcétera. Tenemos 20.000 socios con perfiles muy diferentes desde residentes o jóvenes médicos de familia hasta socios jubilados. Esta realidad hace que necesitamos conocer sus intereses para poder ofrecerles servicios cada vez más específicos. Aun cuando sabemos que tenemos una masa social muy activa, todavía nos gustaría que hubiera más participación por parte de los socios. Hay que recordar el sistema federal que tenemos por la que un socio, primero se dirige a su sociedad y luego en una segunda instancia se dirige a nosotros, dependiendo del tipo de programa o actividad que quiera hacer.
¿Podría hacernos un breve resumen sobre las recomendaciones de «No Hacer» que ha elaborado la semFYC?
Para nosotros es un campo de enorme interés donde hemos trabajado mucho. Hemos publicado más de 50: 30 de Atención Primaria, 15 de urgencias, 10 de actividades burocráticas y el documento Orientación Comunitaria: hacer y no hacer en Atención Primaria. Las propuestas incluyen recomendaciones diagnósticas y terapéuticas. Hace pocos días hemos publicado un monográfico de Atención Primaria acerca del sobrediagnóstico y sobretratamiento que recomiendo su lectura porque es un documento interesante y riguroso en la misma medida. En este escenario creemos que un elemento clave que puede asegurar la sostenibilidad del sistema es reducir las actividades de poco valor. No solo por lo que supone de gasto sanitario sino también por el impacto que tiene en la seguridad del paciente. Existen trabajos que demuestran el beneficio que supone en cuanto a seguridad que los pacientes dispongan de un médico de familia y no accedan directamente a los especialistas hospitalarios. Los médicos de familia somos un factor protector para la población.
¿Considera que los médicos de Atención Primaria y de familia deberían estar más formados para desmontar los bulos en salud?
Sí, sin duda. Se trata de un fenómeno que nos ha pillado a todos un poco de sorpresa. La suma entre big data y el hecho de que la salud se haya convertido en un elemento tan interesante para las empresas tecnológicas puede haber generado la tormenta perfecta en lo que a fake news de la salud se refiere. Se aprovechan de ello para generar bulos, crear confusión, o alarma y me parece que, en este mundo de gestión rápida de noticias, a veces, la Administración no lo ha gestionado adecuadamente. En ocasiones algunas noticias aparecen en el telediario antes de que se informe a los sanitarios. Nosotros estanos trabajando en un proyecto con la Universidad de Murcia que se llama «Informapacientes» y cuyo objetivo es facilitar a los pacientes buscadores en temas de salud que cumplan requisitos básicos de calidad y el rigor de la información. Creemos que puede ser una herramienta extraordinariamente útil para los ciudadanos.