«La desigualdad en el acceso a métodos anticonceptivos en Andalucía requiere una solución urgente»

Mª Jesús Alonso Llamazares, presidenta de la Sociedad Andaluza de Contracepción, denuncia las diferencias regionales en la financiación de métodos anticonceptivos como una barrera clave para la equidad en salud sexual. Además, subraya la necesidad de formación continua para los profesionales sanitarios y una mayor implicación de las instituciones para garantizar acceso universal y combatir mitos sobre anticoncepción.

Como presidenta de la Sociedad Andaluza de Contracepción, ¿cuál diría que es el mayor reto actual en la educación y acceso a métodos anticonceptivos en Andalucía?

En Andalucía, a diferencia de otras comunidades autónomas, no están financiados muchos métodos anticonceptivos, lo que crea una desigualdad evidente. Por ejemplo, los métodos anticonceptivos reversibles de larga duración (LARC), como el implante hormonal o el DIU hormonal, no están disponibles de forma gratuita para todas las mujeres. En algunas provincias hay protocolos que permiten su acceso a mujeres en situaciones de riesgo. Sin embargo, en otras provincias, esta opción simplemente no existe. Esto contrasta con comunidades como Valencia, donde cualquier mujer que lo solicite puede acceder a estos métodos sin restricciones ni criterios de riesgo. En Andalucía, solo el DIU de cobre está completamente accesible, pero los otros dos no lo están, lo que limita las opciones efectivas para muchas mujeres.

Usted es autora de guías sobre anticoncepción y salud sexual. ¿Qué criterios considera fundamentales a la hora de desarrollar estas guías?

Es fundamental que las guías se desarrollen de forma colaborativa, involucrando a diferentes profesionales y sociedades científicas que puedan aportar sus perspectivas y conocimientos actualizados. Por ejemplo, en la última guía andaluza trabajamos con la Sociedad Andaluza de Medicina de Familia y SEMERGEN. Sin embargo, cometimos el error de no incluir a las matronas, quienes tienen un papel esencial en el consejo anticonceptivo y en la formación de las usuarias. Este error nos dejó una lección importante: en futuras actualizaciones debemos garantizar que todos los colectivos relevantes estén representados. Además, es esencial que estas guías estén basadas en la evidencia científica y sean revisadas periódicamente para mantenerse actualizadas.

En su experiencia como médica de familia y coordinadora de una unidad de salud sexual y reproductiva, ¿qué papel juega la atención primaria en la promoción de la salud sexual?

La atención primaria es la piedra angular de la promoción de la salud sexual. Es el primer punto de contacto entre los profesionales sanitarios y la comunidad, y por ello, la mayor parte de las acciones de prevención y promoción recaen en este nivel asistencial. Por ejemplo, en el ámbito de las ITS y la anticoncepción, los médicos de familia, enfermeros y matronas juegan un papel crucial, no solo en la prevención primaria, sino también en la secundaria. Es vital que estos profesionales reciban formación específica y continua en el campo de la salud sexual, ya que son quienes deben informar y asesorar a los pacientes sobre las diferentes opciones disponibles. Muchas veces, la falta de conocimiento en esta área genera prejuicios y mitos, tanto en los profesionales como en los pacientes, lo que dificulta el acceso a métodos eficaces.

¿Cómo cree que las nuevas tecnologías están impactando en la salud sexual y reproductiva?

Las nuevas tecnologías tienen un gran potencial para mejorar la salud sexual y reproductiva, pero también conllevan ciertos riesgos. Las redes sociales, por ejemplo, se han convertido en una fuente de información para las nuevas generaciones, pero no siempre ofrecen contenidos fiables. Es alarmante encontrar vídeos en plataformas como TikTok donde se promueven prácticas peligrosas, como intentar retirar un DIU en casa. Los profesionales sanitarios debemos perder el miedo a participar en estas plataformas y aprovecharlas para ofrecer información veraz y accesible. Si las usamos correctamente, podemos contrarrestar la desinformación y garantizar que las personas reciban consejos de fuentes fiables.

Actualmente existe variabilidad en el acceso a los anticonceptivos reversibles de larga duración. En el programa formativo de la especialidad de Medicina Familiar y Comunitaria de 2024 se incluye la capacitación en indicación, prescripción, inserción y retirada de los implantes anticonceptivos subcutáneos y DIU: ¿Cómo se podría reducir esa variabilidad?”

La inclusión de esta formación en el programa de especialidad es un gran avance, pero su impacto dependerá de cómo se implemente. Es fundamental que los tutores en los centros de salud estén capacitados y que se ofrezcan oportunidades para la práctica supervisada. Además, las sociedades científicas y la Consejería de Salud deben colaborar para garantizar que todos los profesionales tengan acceso a cursos de formación continuada. Desde la Sociedad Andaluza de Contracepción hemos desarrollado talleres prácticos que permiten a los médicos adquirir competencias en la inserción y extracción de implantes y DIU. Sin embargo, aún es necesario avanzar hacia un modelo donde esta formación se realice también con pacientes reales, lo que garantizaría una preparación más completa.

¿Cree que la formación de los profesionales sanitarios en esta competencia ayudará al acceso equitativo de los anticonceptivos de larga duración en toda Andalucía?

Absolutamente. La formación tiene un impacto directo en el acceso a estos métodos. Cuando los profesionales están bien formados y seguros de sus habilidades, promueven activamente el uso de LARC y los incorporan a su práctica diaria. Por el contrario, la falta de formación puede llevar a evitar su recomendación o a transmitir información sesgada que desmotiva a las mujeres a elegir estos métodos.

¿Cómo sugiere que se debe realizar esa formación a los médicos de Medicina Familiar y Comunitaria?, ¿a través de las sociedades científicas?, ¿a través de la Consejería que canalice de forma común la formación a los profesionales sanitarios?

Ambas vías son útiles y necesarias. Las sociedades científicas cuentan con profesionales experimentados que no solo dominan las técnicas, sino que también saben cómo enseñarlas. Por ejemplo, en Andalucía, cada provincia cuenta con al menos un formador que organiza talleres acreditados para la colocación de implantes y DIU. Por otro lado, la Consejería de Salud también puede desempeñar un papel clave canalizando estos esfuerzos y asegurando que la formación llegue a todos los centros de salud de manera uniforme. Lo importante es que la formación sea práctica, estructurada y accesible para todos los profesionales.

Además de la formación en la inserción y extracción de los implantes anticonceptivos subcutáneos y DIU, ¿qué más necesitarían los profesionales sanitarios para reducir esa variabilidad y conseguir un acceso equitativo en toda Andalucía?

Además de la capacitación técnica, los profesionales necesitan formación en comunicación y consejo anticonceptivo. Es crucial que sepan explicar de manera clara y objetiva las ventajas y desventajas de cada método, eliminando mitos y prejuicios. También es importante que tengan acceso continuo a los dispositivos, ya que la falta de financiación y burocracia en Andalucía dificulta que muchas mujeres puedan obtener implantes o DIU hormonales. Por último, la práctica supervisada con pacientes reales ayudaría a mejorar la confianza y competencia de los profesionales.

¿Disponer de los dispositivos de forma gratuita para las usuarias podría ayudar a un mayor acceso y por tanto a la reducción de los embarazos no planificados?

Sin duda. En comunidades como Valencia, donde los LARC están disponibles en los centros de salud, el proceso es mucho más sencillo y accesible para las mujeres. En Andalucía, por el contrario, las mujeres deben adquirir estos dispositivos en la farmacia, lo que representa una barrera económica significativa. Si los implantes y DIU hormonales estuvieran financiados, podríamos reducir notablemente los embarazos no planificados y garantizar una mayor equidad en el acceso a la anticoncepción.

Me gustaría insistir en la importancia de una formación adecuada y continua para los profesionales sanitarios. Esto, junto con la financiación y disponibilidad de los métodos anticonceptivos, es fundamental para garantizar una salud sexual y reproductiva de calidad para todas las mujeres. Además, debemos trabajar juntos para combatir los mitos y prejuicios que aún rodean a la anticoncepción.