“Es necesaria la creación de una Agencia de Salud Pública Estatal”

Como prueba de la importancia que en New Medical Economics concedemos al medio ambiente, hemos hablado con Carolina Sánchez para contar qué proyectos y líneas estratégicas llevan a cabo desde la sociedad que preside. Sánchez Peña también ha repasado la actualidad sanitaria ambiental de nuestro país; y además, entre otros temas, ha puesto sobre la mesa los principales retos ambientales a los que nos enfrentamos.

¿Podría explicarnos brevemente cuál es la misión de la Sociedad Española de Salud Ambiental (SESA) y su rol en la protección y promoción de la salud pública en España?

La Sociedad Española de Salud Ambiental, la SESA, es una sociedad científica de ámbito nacional que nace hace más de 33 años con el objetivo de proteger la salud de las personas frente a los riesgos ambientales. Una tarea fundamental pues, como todos sabemos, la salud se ve afectada por muchos factores ambientales como la contaminación del aire, los contaminantes del agua y suelo, agentes químicos, la radiación, el ruido ambiental, residuos de prácticas agrícolas, el cambio climático, etc.

Por ello, nuestro trabajo se enmarca fundamentalmente en el ámbito de la protección de la salud, sin descuidar otros ámbitos como la vigilancia en salud pública y la promoción de la salud, siguiendo el enfoque de salud en todas las políticas a través de la herramienta de evaluación de impacto en la salud.

Dentro de las líneas de trabajo que hemos desarrollado, sin duda, la principal medida que llevamos a cabo es concienciar y comunicar el conocimiento científico a las administraciones públicas, sector privado y sociedad en su conjunto. Y lo llevamos a cabo a través de la generación de documentos técnicos basados en la mejor evidencia científica disponible, la celebración de jornadas técnicas y congresos, la publicación de artículos de carácter científico en nuestra revista de salud ambiental (RSA) e informando a través de la web de SESA y redes sociales.

Finalmente, gracias a que entre nuestros casi 500 socios tenemos representación de gran variedad de sectores, quiero destacar nuestro papel facilitador en la colaboración y cooperación entre administraciones y de estas con el sector privado.

¿Cuáles son los principales desafíos de salud ambiental que enfrenta España actualmente?

Nuestro país se enfrenta a varios desafíos que tienen un impacto directo y real en la salud y bienestar de la ciudadanía. Me gustaría hablaros sobre tres de ellos que revisten especial interés.

En primer lugar, la resistencia antimicrobiana que es una de las principales amenazas a nivel mundial. El uso excesivo e inadecuado de antibióticos y una deficiente gestión de sus residuos contribuye a que las bacterias se vuelvan cada vez más resistentes. Según el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (ECDC), las infecciones causadas por bacterias resistentes a los antibióticos provocan la muerte de más de 30.000 europeos al año, una cifra que se eleva a 700.000 personas en ámbito mundial. Además, la Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió hace unos años de que para 2050 en el mundo habrá más muertes relacionadas con superbacterias resistentes que por cáncer, llegando a ser la principal causa de muerte en el planeta.

En segundo lugar, el cambio ambiental global, que se define cómo el impacto de la actividad humana sobre los mecanismos fundamentales de funcionamiento de la biosfera. Una consecuencia de este que ya estamos viendo es que se modifica la distribución geográfica y estacional de enfermedades transmitidas por vectores, como el dengue, la malaria y el zika.

Por último, la contaminación del aire y su impacto en enfermedades respiratorias y cardiovasculares. Desde SESA, como parte de las medidas de concienciación y comunicación en este ámbito, estamos realizando una guía sobre calidad del aire con el objetivo de integrar en un único documento toda la información relevante en materia de contaminación atmosférica y, en especial, las tareas, responsabilidades y oportunidades que este tema presenta para las autoridades locales. Llevaremos a cabo su presentación el próximo 27 de noviembre en el Ministerio de Sanidad y sería un verdadero placer veros a todos allí. ¡Os esperamos!

Con respecto a la sanidad ambiental en Europa, ¿cree que en España se plantean retos diferentes a otros países de la Unión?

En términos generales, los desafíos en el campo de la salud ambiental a los que nos enfrentamos en España no difieren sustancialmente a los que se enfrentan otros países de la Unión Europea. De hecho, en muchos casos compartimos un mismo paraguas o marco regulatorio común, como por ejemplo los reglamentos en seguridad química (Reglamento REACH, Reglamento CLP, Reglamento de Biocidas, …).

No obstante, existen factores específicos de España, como el clima, que introducen retos particulares; por ejemplo, la situación de sequía recurrente puede aumentar el número de brotes de origen hídrico. También nos afecta la situación geográfica, somos paso obligado de aves migratorias y supone un escenario ideal para la propagación de algunas enfermedades zoonóticas. No son los únicos, por lo que podríamos decir que compartimos desafíos, pero se requiere un enfoque adaptado que considere nuestras particularidades.

¿Cuáles son los principales riesgos para nuestra salud asociados a la exposición de factores ambientales? ¿Cree que la población está suficientemente informada sobre estos riesgos y cómo afectan a su salud?

Como hemos comentado anteriormente, la exposición a factores ambientales es un factor de riesgo de sobra conocido. De hecho, la Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que un 24% de la carga mundial de morbilidad y un 23% de la mortalidad son atribuibles a estos factores. Estamos hablando de 12,6 millones de muertes cada año.

Sin duda, la población conoce esta realidad, pero con matices. Es posible que estén más familiarizados con determinados hechos como pueden ser las consecuencias de beber o utilizar agua no apta para el consumo humano: enfermedades gastrointestinales, trastornos neurológicos y problemas renales. O a que la exposición constante a altos niveles de ruido provoque estrés, trastornos de sueño y un deterioro de la salud mental. Esto se pone de manifiesto por la respuesta inmediata de la población ante estos problemas.

No obstante, hay otros riesgos más desconocidos o no lo suficientemente valorados como la contaminación del aire: la exposición a contaminantes como partículas finas (PM2.5 y PM10), dióxido de nitrógeno (NO2) y ozono puede causar problemas respiratorios, enfermedades cardiovasculares y agravar condiciones como el asma. Y, sin embargo, no existe una percepción de riesgo tan acusada.

Y más aún, los determinantes sociales o del entorno construido son los grandes olvidados. Nadie parece prestar atención a evidencias de sobra conocidas como que la falta de acceso a espacios verdes puede afectar a la salud mental y al bienestar general, además de influir en la actividad física y en muchas enfermedades crónicas.

En este sentido, debemos esforzarnos desde todos los sectores en informar más y mejor a la ciudadanía, ya que los ciudadanos no somos meros receptores de información, sino que desempeñamos un papel activo en la prevención y protección de nuestro entorno y de nosotros mismos. Como ya dijimos, para SESA uno de nuestros principales objetivos es desarrollar distintas estrategias para hacer más accesible y cercana esta información a la ciudadanía.

¿Qué estrategias está implementando la SESA para educar y sensibilizar a la ciudadanía sobre estos temas?

A la hora de dirigirnos a la ciudadanía debemos tener en cuenta los distintos canales por los que les hacemos llegar la información porque cada uno tiene un público objetivo. Para ello, utilizamos nuestra web que es totalmente abierta, las redes sociales (Linkedin, X y Facebook), la revista de Salud Ambiental, que es nuestro principal órgano de expresión y hacemos continuamente entrevistas en radio y televisión.

Durante la pandemia, SESA tuvo un papel crucial en informar a la población sobre el uso correcto de desinfectantes y contrarrestar las falsas noticias sobre el uso de túneles de desinfección para personas o los productos que eran peligrosos o ineficaces. Con ello conseguimos mejorar la salud de la población eliminando la falsa sensación de seguridad ante el uso de productos no eficaces o incluso evitando posibles intoxicaciones.

Por otro lado, SESA se esfuerza enormemente en cómo trasladamos el conocimiento científico, especialmente a la ciudadanía. En cuanto al contenido del mensaje, os hacemos dos puntualizaciones. La primera es la necesidad de construir mensajes con una visión holística y completa; y la segunda, la necesidad de ser muy rigurosos con las fuentes.

También procuramos siempre utilizar un lenguaje más entendible y clarificador para la ciudadanía. No tiene la misma repercusión escuchar que la temperatura va a subir 1, 5º C de temperatura media del planeta que se van a multiplicar x 5 o x 10 las noches imposible de conciliar el sueño durante las olas de calor.

A lo anterior hay que sumar la mayor credibilidad que tiene la comunidad científica y sus sociedades frente a las administraciones públicas o los medios de comunicación, lo que nos sitúa como interlocutores idóneos para desempeñar esta labor.

Las enfermedades transmitidas por vectores como el virus del Nilo están afectando especialmente en Andalucía, ¿podría comentar la situación actual de esta epidemia en la región?

El virus del Nilo está presente en nuestro país desde muchos años. Fue en el año 2010 la primera vez que se notificó un caso en humanos y entre 2010 y 2019 se notificaron 5 casos más en Cádiz y Sevilla. A partir de ese año, ha sido continua la detección de casos humanos en Andalucía y otras comunidades autónomas.

Dentro de este crecimiento sostenido, la aparición de casos puede ser muy variable en cada temporada. Así, en España, el pasado año 2023 se detectaron casos humanos por primera vez en las provincias de Huelva, Valencia, Barcelona y Toledo.

En cambio, este año, ha habido una gran intensidad de circulación de virus y alta densidad de vectores transmisores, pero, aparentemente, se ha concentrado en gran medida en Andalucía y en Extremadura. Con esto quiero resaltar que no es tarea fácil llegar a conocer con exactitud cómo se va a desarrollar la temporada, dada la variabilidad de factores que entran en juego.  En todo caso, a pesar de que tenemos características muy similares con otros países mediterráneos como Italia, Grecia o incluso Rumanía, el número de casos en nuestro país es sustancialmente inferior al de estos.

En todo caso, contestando a la pregunta, aunque no podemos bajar la guardia, si tenemos en cuenta cómo se ha comportado la enfermedad otros años, en estos momentos debemos estar en la última parte de la temporada más agresiva de la fiebre del Nilo occidental. El número de casos humanos ha disminuido sensiblemente en las últimas semanas y la circulación de virus en mosquitos es menor hoy que hace un mes. Esto no indica que no siga existiendo posibilidades de contagio, pero sí que cada vez, conforme las temperaturas bajen, se hace más complicado.

Actualmente se continúa con labores de vigilancia y control vectorial muy activas y así deben seguir durante unas semanas para impedir que existan contagios en la población. Incluso entonces se tiene que seguir trabajando para que la próxima temporada presente el menor número de casos humanos posibles. Todo lo que se tenga avanzado durante el invierno (cartografiado de puntos de control, determinación de zonas de refugios de adultos, ordenamiento del medio…) nos sirve para que ese número de casos humanos disminuya en el futuro.

¿Qué factores ambientales han contribuido al aumento de los casos de esta enfermedad?

Los factores ambientales son determinantes para que los mosquitos puedan reproducirse, así, temperaturas bajas o muy altas impiden que los mosquitos se reproduzcan. Con temperaturas no óptimas el ciclo del mosquito se alarga y, además, la replicación del virus en el interior de los adultos es menor, por lo que el problema disminuye. En cuanto a la existencia de agua estancada o de escaso movimiento, los mosquitos transmisores de la fiebre del Nilo occidental ponen sus huevos sobre la superficie del agua, necesitándola también para el desarrollo de sus diferentes fases hasta la de mosquito adulto aéreo, de ahí la importancia de eliminar cualquier posible zona de cría en los hogares (tapaderas de desagües en patios que mantienen agua, platos de macetas, cubos…).

La casuística es amplia y variada, pero hemos comprobado que inviernos suaves en temperaturas, acompañados de lluvias en primavera hacen que los insectos puedan reproducirse de manera muy abundante. Estas circunstancias se prolongan en el tiempo si, como ahora, el otoño es lluvioso y cálido. Los usos del suelo son también relevantes: la presencia de espacios protegidos o cultivos inundables como el arroz se pueden convertir en zonas de cría propicias para estos insectos.

¿Qué medidas están tomando las autoridades sanitarias para controlar la expansión del virus?

Son muchas las medidas que se están llevando a cabo en Andalucía. De hecho, nuestra comunidad sigue con rigor, a pesar de las dificultades que esto presenta, las pautas establecidas en el Programa de Vigilancia y Control Integral de vectores de la fiebre del Nilo occidental publicado por la Consejería de Salud y Consumo de Andalucía en el año 2021. La experiencia nos ha enseñado que la principal dificultad radica en que son medidas que no tienen precedente en su aplicación por parte de los municipios, lo que obliga tanto a la administración sanitaria autonómica en su labor de coordinación, como a la local a ser muy sistemáticas en su aplicación.

Una cuestión que me gustaría resaltar es que el plan requiere, para que se ejecute con éxito, un esfuerzo enorme por parte de todos los actores implicados (sociedad en general, ayuntamientos, diputaciones provinciales, autoridades competentes en ganadería, medio ambiente, salud…), sin la suma de las acciones de todos, sería imposible abordar este problema. Aquí la necesaria labor de organización y coordinación que está llevando a cabo la Dirección General de Salud Pública y Ordenación Farmacéutica es clave para que despliegue su eficacia.

Dentro del reparto de medidas que contempla el plan, la administración sanitaria se encarga de las labores de vigilancia entomológica y epidemiológica, así como de la integración de la información de las otras vigilancias (ambiental y animal). También ha agilizado el diagnóstico precoz de los casos humanos (haciendo el sistema más sensible y específico en la detección de la enfermedad). Otras medidas incluyen el asesoramiento técnico a la administración local, la verificación de las actuaciones realizadas por los servicios biocidas, la comunicación de riesgos y las labores de concienciación y sensibilización a la población. Por último, la administración sanitaria de la Junta de Andalucía ha tenido

una activa participación en los medios de comunicación (radio, televisión…) dando mensajes útiles y claros para dar a conocer la enfermedad y cómo evitarla.

¿Tienen previsión de futuras epidemias o pandemias? ¿Qué planes o estrategias se deberían implementar para prevenirlas?

Desde SESA pensamos, al igual que muchos científicos y expertos en salud pública, que la historia nos enseña que vendrán sí o sí futuras epidemias o pandemias y que quizás la mayor incertidumbre radica en saber cuándo se producirá. En este sentido, y para minimizar el impacto para la salud en la próxima epidemia o pandemia es de vital importancia poner en marcha las lecciones aprendidas de los episodios anteriores.

Desde SESA nos gustaría hacer hincapié en algunas de ellas que nos parecen especialmente relevantes y que de manera más detalladas están recogidas en el informe de SESPAS “La respuesta a la pandemia de la COVID-19. Las lecciones aprendidas” en cuya web podéis consultar.

En primer lugar, destacaríamos la necesidad de mejorar la gobernanza de la salud pública y la necesidad de crear la Agencia de Salud Pública Estatal. La comunicación a la ciudadanía debe ser clara y transparente, evitando errores como la difusión de mensajes demasiado tranquilizadores o el exceso de información.

La atención primaria necesita una dotación presupuestaria suficiente para recuperar su capacidad de resolución. Además, deberá contar con la reorganización de las competencias profesionales y la recuperación del prestigio social y profesional, haciéndola atractiva profesionalmente.

Por último, hay que reformar y fortalecer las estrategias de vigilancia y prevención de las próximas pandemias, que deberán basarse en la coordinación multidisciplinaria bajo el enfoque de “Una sola salud”.

En cuanto a los planes o estrategias que se deberían implementar, bajo nuestro punto de vista deben cumplir una serie de características, destacando entre ellas reforzar el enfoque de la vigilancia integrada y preparación, su elaboración e implantación llevada a cabo por equipos multidisciplinares e intersectoriales, las acciones/medidas deben estar basadas siempre en el mejor conocimiento científico disponible y su desarrollo debe cumplir con el principio “piensa globalmente y actúa localmente” para que puedan ser realistas y flexibles a las circunstancias cambiantes y condiciones específicas. Y una de las cuestiones más importantes para que estos planes sean efectivos es la voluntad política de continuar una vez pasada la situación epidémica y un claro liderazgo en salud pública.