“Nuestra misión es poner en marcha proyectos de transformación asistencial”
Doctor en Medicina por la Universidad Autónoma de Barcelona, el Dr. Oriol Estrada Cuxart siempre ha estado interesado en la innovación clínica, facilitando cambios que mejoren el sistema sanitario. En los últimos años ha puesto en marcha un programa de innovación tecnológica centrado en los profesionales sanitarios. Es autor de diversas publicaciones, comunicaciones y ponencias, todas ellas dirigidas a la innovación, la medicina interna, la hospitalización a domicilio y la gestión clínica.
Desde su punto de vista es necesario el cambio del modelo asistencial. ¿Cuándo y cómo ha llegado a esta conclusión?
He trabajado durante 25 años como médico asistencial y siempre con una visión de mejorar la organización sanitaria más allá de las alternativas convencionales. Durante todo este tiempo me he dado cuenta de que el sistema sanitario se adapta a menor velocidad de lo que lo hacen las necesidades de la población, a la aparición de nuevas enfermedades y a las nuevas tecnologías que emergen.
A partir de ahí, mi trabajo se ha centrado en promover cambios que mejoren el sistema sanitario como ocurre con la hospitalización a domicilio. Con el paso de los años me he convencido de que realmente una forma de ser útil es fomentar o promover esa inquietud para que los profesionales puedan trabajar en nuevas formas de atender a los pacientes.
¿Cómo entiende el nuevo paradigma en gestión sanitaria? ¿En qué iniciativas trabaja el hospital alineadas con esta nueva propuesta?
En el Hospital Universitario Germans Trias i Pujol de Badalona, hemos formado un equipo dedicado a facilitar esta transformación. En los últimos 15 años, siempre hemos estado trabajando de manera constante en mirar la medicina como algo que debía evolucionar de acuerdo con los nuevos retos sanitarios que se van presentando. Siempre hemos tenido esa percepción, y especialmente en los últimos años, por ello, creamos la Dirección de Estrategia e Innovación. Esta Dirección era necesaria para tener una visión adaptada al futuro e ir haciendo proyectos-piloto que no ayuden a mejorar la atención. Los casos exitosos sirven para mostrar cuál es el camino acertado, y poner de manifiesto aquellos puntos donde somos capaces dar respuesta mejor y más adaptada que el modelo organizativo estándar. En aquellos casos de éxito en que hemos validado la utilidad de un proceso integrado o de una nueva unidad multidisciplinaria es donde intentamos hacer difusión de los resultados para escalar el proyecto. Es un modo de transformación e innovación en la mesogestión, desde la dirección trabajamos para que los asistenciales de nuestro centro propongan acciones de cambio basados en su experiencia y la de los pacientes. Somos proclives a buscar equipos y líderes que nos ayuden a esta transformación. En ocasiones es el Servei Català de la Salut el que nos pide que despleguemos alguna de estas acciones para construir un modelo de red asistencial territorial que sea colaborativo. Es decir, nosotros proponemos y ejecutamos desde la práctica clínica propuestas de innovación asistencial. Nos hace felices que otras instituciones o profesionales lo encuentren de utilidad y adopten o modifiquen nuestro modelo. Para nosotros también es de enrome utilidad ver y aprender de otros centros.
Desde nuestra institución esta visión innovadora es estratégica desde el punto de vista de modelo asistencial. Forma parte de nuestro proyecto desde hace años. Entendemos la enfermedad como un proceso asistencial, como un continuo, esto nos permite mejorar el funcionamiento, los resultados, la experiencia del profesional sanitario y la del paciente. Cuando eres capaz de integrar procesos con esta filosofía e integrar profesionales de distintos niveles y disciplinas, te das cuenta de que en el día a día hay un gran trecho por mejorar. Esto significa una maravillosa oportunidad de innovar para adaptarnos a los nuevos tiempos y dar una mejor respuesta asistencial. Nuestra misión es poner en marcha proyectos de transformación asistencial y a partir de ahí buscar la tecnología que mejor nos ayude a consolidar esos cambios.
Un aspecto revelador en cuanto a innovación y tecnología sanitaria se refiere, es lo poco innovadores que somos. En salud, lo frecuente y habitual es ser grandes compradores de innovación tecnológica y muy poco innovadores tecnológicos, es decir, compramos tecnología porque la inercia nos lleva a incorporar la última tecnología, pero en muchos casos esa tecnología que compramos sirve para hacer exactamente lo mismo, no cambiamos ni adaptamos nuestra manera de hacer. Es como comprar un automóvil y engancharle un caballo para que tire de él. Nuestra visión contempla la tecnología como una herramienta. Si somos capaces de implantar una nueva forma de atender a nuestros pacientes, los avances tecnológicos nos ayudaran a vencer las limitaciones del mismo. Por sí sola, no suele aportar un valor que justifique su incorporación.
Actualmente, estamos implementado el proyecto SESHAT cuyo objetivo es transformar la asistencia sanitaria de un modelo reactivo a uno predictivo gracias a tecnologías continuas y fiables en tiempo real. El proyecto SESHAT nació de una experiencia compartida con otros profesionales asistenciales durante mis años en hospitalización a domicilio. Ahí nos dimos cuenta de que teníamos una información limitada de nuestros pacientes. La hospitalización a domicilio es una alternativa a la hospitalización convencional, los pacientes son tratados con la intensidad y con los cuidados propios de un hospital, pero en su domicilio, es decir, desplazamos el hospital al domicilio del paciente. Esta manera de hospitalización libera recursos al hospital y cuenta con equipos móviles polivalentes que atienden a los pacientes de forma mucho más personalizada y que son capaces de adaptarse a los cambios que demanda la organización de manera más flexible y ágil que los equipos de las plantas de hospitalización convencionales. Además, el paciente también tiene una experiencia más satisfactoria. El nombre de SESHAT es alegórico. Proviene de la diosa egipcia del conocimiento, la escritura y la sabiduría.
Por otro lado, existe una cuestión de eficiencia. Cuando se despliega un programa de hospitalización a domicilio de forma adecuada, se genera un retorno en ahorro de costes respecto a un ingreso en hospitalización convencional entre un 30% y un 60%. Trabajando en hospitalización a domicilio y viendo las limitaciones que suponía el hecho de tener pacientes en remoto, nos dimos cuenta de que un sistema de telemedicina continua nos permitiría tener datos de estos pacientes e información de su evolución clínica, y a su vez, trabajar con esos datos para tener mayor información. En los últimos años colaboramos con diversos equipos y startups tecnológicas en el desarrollo de este concepto.
A raíz de nuestra experiencia durante la COVID, planteamos la propuesta al CatSalut de ensayar el nuevo modelo, que suponía un cambio de paradigma en el modelo asistencial: pasar de la reactividad a la proactividad. Hemos desarrollado varios modelos asistenciales orientados en este sentido en los últimos años: en enfermedades infecciosas, cronicidad, urgencias, endocrinología y en atención al domicilio, donde podemos aplicar esta nueva tecnología. Lo que hemos visto en el caso del SESHAT, es que, introducir la recogida continuada de parámetros fisiológicos, nos permite hacer un seguimiento casi en tiempo real de estos pacientes. No toda la población se beneficia por igual de este recurso. Buscamos un segmento de población con necesidades de atención compleja, aguda o crónica; había que seleccionar tecnología que no obstaculizara la vida normal del paciente como el monitor inalámbrico o el wearable de pulsera W1 de Masimo, con los que pretendemos recoger información y utilizarla para hacer un seguimiento continuado y ofrecer la atención al paciente que lo necesite. Una vez tengamos el modelo desplegado y sea efectivo, el último paso consiste en incorporar un Command Center en el que se haga esta vigilancia de forma continuada y a tiempo real. Las notificaciones que se generen serán priorizadas por el Commnad Center y activará la respuesta asistencial que proceda. Estas alertas permiten que los equipos asistenciales hagan una práctica clínica continuada sin necesidad de ejercer ellos mismos una vigilancia ininterrumpida. De esta forma, los pacientes estén en su casa tranquilos porque saben que, a no ser que se encuentren mal, si no les estamos avisando y el wearable funciona, es que todo va bien. Esta nueva mentalidad, por sí misma ya supone un cambio relevante. Además, si somos capaces de trabajar las variables recogidas junto con la ingente cantidad de datos disponible en la historia clínica de los pacientes podemos trabajar modelos de clusterización e identificar patrones de riesgo de evolución clínica desfavorable, de aparición de complicaciones e incluso de respuesta y adherencia terapéutica a los fármacos prescritos.
En definitiva, el proyecto SESHAT: complementa este nuevo modelo asistencial; facilita el seguimiento de pacientes que ahora están en remoto, bien en una planta de hospitalización, en consultas externas, en el hospital de día o en su casa; y genera indicadores predictivos que permiten anticiparnos a los riesgos de tener una complicación o de tener una mala respuesta, o incluso a tener un patrón más adecuado a un determinado tratamiento.
¿Qué busca demostrar en el hospital con este planteamiento innovador? ¿cuáles son los objetivos finales?
Este es un proyecto que, en principio, cubre todos los escenarios, por lo tanto, la intención es que los diversos pilotos desplegados tienen que cubrir toda aquella población tributaria, tanto en pacientes agudos como crónicos; pacientes hospitalizados en planta o en el domicilio y por último pacientes atendidos por atención primaria en el domicilio institucionalizados en centros sociosanitarios.
El objetivo final de SESHAT pretende mejorar calidad de vida para los pacientes, que tengan menos complicaciones, que disminuya la mortalidad, que disminuyan las estancias y episodios hospitalarios, que disminuyan los errores terapéuticos, y que exista una mayor adherencia terapéutica y mejores resultados en salud. Asimismo, los profesionales sanitarios podrán trabajar en un entorno de calidad, en el cual puedan adelantarse a las complicaciones, con unas condiciones clínicas del paciente más favorables; al mejorar la respuesta también entendemos que las condiciones de trabajo son más satisfactorias.
¿Qué plazos os habéis marcado para implementar el cambio y consolidarlo?
El proyecto comenzó a desplegarse en el cuarto trimestre de 2023 y tiene una duración prevista de al menos tres años. Debería acabar a finales del 2025 o mediados del 2026; queda un año y medio o dos de proyecto financiado. Durante este tiempo pretendemos estudiar a una muestra representativa de la población que creemos que es la que más se puede beneficiar de esta tecnología. La idea es tener un volumen de pacientes en seguimiento suficientemente representativo de cada uno d ellos casos de uso expuestos. A día de hoy, ya han accedido a participar unos 200 pacientes. Disponemos de un stock de monitores suficiente para cumplir nuestros objetivos. Se han adquirido unas 150 unidades de monitorización inalámbrica operativas, predominantemente para casos ingresados en el hospital y para los casos ambulatorios y de hospitalización a domicilio se han previsto hasta mil wearables de pulsera. Pretendemos recoger suficientes casos, monitorizando tanto a pacientes con episodios agudos como a pacientes crónicos. Conforme vayamos validando la efectividad de todos los objetivos en cada subpoblación, será cuestión de ir escalándolo, es decir, de ir ampliando la población cubierta o protegida y, además, ir aceptando otros casos de uso.
¿Se podría haber ejecutado este proyecto hace diez años?
Este proyecto se presentó en el 2005 a unas ayudas especiales del Ministerio de Ciencia y Tecnología, pero en ese momento no se sentía la necesidad de desarrollar un modelo así, era tecnológicamente posible y viable, pero no era socialmente o económicamente susceptible de ser entendido. De hecho, se subvencionó la realización de un testbed para probar la tecnología, pero paradójicamente no se consideró interesante financiar la prueba de concepto en un entorno asistencial. Este proyecto tiene un antes y después tras la pandemia, la COVID nos hizo ver que es necesario tener una capacidad de respuesta mucho más flexible y adaptable, masiva y que además permita tener un sistema de salud más satisfactorio y sostenible. Y, evidentemente los modelos de atención en remoto van de la mano de la inteligencia artificial, de los wearables y del IoT.
¿Podría comentar los detalles de la implementación del reloj y de los weareables?
Una vez se concedió la financiación, se realizó un trabajo de exploración de toda la tecnología disponible en el mercado potencialmente útil para complementar el modelo asistencial propuesto. Con la información recogida se licitó, y finalmente licitamos un concurso que se adjudicó a la propuesta que presentó Masimo. Creemos que es la tecnología que en estos momentos se adapta mejor al proyecto, así lo ha puesto en evidencia la baremación de los distintos aspectos del concurso. Un elemento crucial que se buscó desde el primer momento fue que la empresa adjudicataria tuviese la voluntad de evolucionar la tecnología hacia un modelo que fuera adaptable para conseguir los objetivos propuestos en el modelo SESHAT, y ese es uno de los valores añadidos del partenariado con Masimo. No solo se trata de utilizar un producto que pueda ser más o menos fiable, sino también de avanzar juntos hacia el desarrollo de un producto que vaya en la línea de lo que pretendemos y permita ofrecer aún mejores resultados en el futuro.
En cada caso de uso de SESHAT se plantea con el equipo de referentes clínicos el análisis del proceso de atención en cada una de las situaciones seleccionadas. Se dibuja el proceso, se identifican en qué puntos puede tener valor la introducción de estos wearables, tanto en hospitalización convencional, en hospitalización a domicilio, como a nivel ambulatorio. Una vez definido el plan de actuación y el circuito asistencial, se introduce el wearable con un protocolo de actuación consensuado y pidiendo la participación de los pacientes una vez se les ha explicado en qué consiste este modelo de seguimiento remoto. La gestión del cambio de equipos profesionales y pacientes es fundamental para conseguir que este tipo de proyectos tengan éxito. En esta fase de despliegue los procesos van encaminados a ver la eficacia del wearable en la identificación y registro de las constantes deseadas y la tolerabilidad del paciente a llevar la pulsera. Previamente se explica a los médicos, a las enfermeras y a sus equipos asistenciales cuál es el funcionamiento del wearable y cuáles son los circuitos propuestos. Se trabaja con apoyo de técnicos y consultores para formar a los profesionales, también a los pacientes se les explica y se les pide si están dispuestos a colaborar y a llevar un wearable de este tipo, no implica nada para ellos, simplemente la recogida de datos y a partir de ahí lo que estamos haciendo ahora es una fase de comprobar que la tecnología se adapta a las necesidades o requerimientos que hemos marcado, cómo somos capaces de recoger un gran dataset en condiciones de práctica real para poder empezar a desarrollar la identificación y validación de indicadores predictivos basados en inteligencia artificial. El análisis de los desarrollos hechos también es útil para analizar y dar soluciones en base a cómo trabajamos ese proceso con ayuda de la tecnología. Periódicamente, cada mes, hacemos reuniones de evaluación uno a uno con los distintos grupos y vamos trabajando conjuntamente con metodología de gestión de proyectos.
Este trabajo en equipo sobre un nuevo desarrollo implica un importante esfuerzo para detectar errores o puntos susceptibles de mejora e integrarlos en un nuevo ciclo de prueba. Es decir, estamos aprendiendo a hacer el camino para construir este modelo que de alguna forma no se había planteado antes de una forma tan ambiciosa. Nuestro reto consiste en construir una propuesta y validarla, y estamos en ello. Al paciente se le propone llevar un wearable y si lo acepta se le sigue a lo largo de todo el episodio según lo planteado en cada caso. Se realizan estudios de satisfacción y en aquellos casos en que se precisa de soporte o se plantean dudas sobre el proyecto tiene a su disposición a miembros del equipo SESHAT que le acompañarán a lo largo de todo el proceso.
En cuanto al cronograma previsto, estamos en la fase de recoger datos y de ver cómo el circuito se va desplegando para ir mejorando todo el proceso. Nuestra idea es poder trabajar con esos indicadores predictivos a partir de mediados del año que viene y el último año sería para validar la utilidad o la efectividad de todo el sistema ya completamente desplegado.
¿Se han encontrado con dificultades para implantar esta tecnología? ¿Cómo las están superando?
El primer reto es la gestión del cambio con los profesionales sanitarios, convencerlos de la utilidad que va a tener para ellos el trabajar apoyados por este tipo de tecnología.
El segundo es convencer a los pacientes de que realmente esto puede beneficiarles en cuanto a resultados de salud y en este sentido nos enfrentamos con la brecha digital existente. Es sorprendente ver como una proporción de pacientes que en aquellos de mayor edad puede llegar al 40%, no solo no saben utilizar dispositivos digitales si no que no disponen de ninguno de ellos en su entorno habitual, ni tan solo un smartphone. También hay retos logísticos que son considerables, como es manejar un volumen grande de wereables, los accesorios y recambios necesarios y un circuito de trazabilidad de todos estos dispositivos.
Una vez introducido en la rutina de profesionales y pacientes, el siguiente paso es esperar a tener conclusiones definitivas sobre el modelo final, para poder generar esos indicadores y validar el sistema. Significa establecer algo diferente, con mucho trabajo, en un entorno de gran incertidumbre, que implica salir de la zona de confort para cientos de profesionales y pacientes. Es un reto colosal, pero por ahora la respuesta es ejemplar, tanto de pacientes como de profesionales. En general la gente está muy ilusionada con el proyecto. Lo siguiente que esperamos es que, si los resultados son positivos, realmente el modelo de seguimiento remoto sea escalable a todo el sistema.
¿Qué es lo más importante que se debe esperar de un socio tecnológico?
En salud y hablando de nuevas tecnologías o de tecnología compleja, lo que se debe esperar estratégicamente de un socio tecnológico es que sea capaz de entender y adaptarse a las necesidades de estos modelos asistenciales. Esta característica tan deseable, no suele encontrarse en empresas grandes o multinacionales. En general, a medida que crece el tamaño de las empresas, disminuye su sensibilidad por adaptarse a esas necesidades particulares en cada caso. Por el momento, afortunadamente no hemos tenido esta sensación con Masimo ya que su apuesta por el proyecto SESHAT es estratégica y están volcados a perfeccionar la tecnología para hacer realizable este modelo proactivo de atención.
Finalmente, es deseable que estos socios tecnológicos nos vean a las organizaciones sanitarias como un partner necesario en el que encontrar la oportunidad para llevar a cabo la validación de nuevas tecnologías. A menudo el producto ofrecido no está suficientemente adaptado a las necesidades reales de los profesionales y los pacientes, por ello, es fundamental que se establezca un diálogo fluido y permanente de mejora continua del producto y de cocreación de nuevas soluciones junto a los profesionales sanitarios. Este círculo virtuoso es muy difícil de conseguir, pero en ello radica el éxito de generar nueva tecnología e implementarla de manera inteligente para mejorar la atención que damos a la población. Este plus de innovación tecnológica compartida es algo en lo que siempre hemos insistido y que hemos valorado, especialmente a nivel de buscar un socio tecnológico para el proyecto SESHAT de seguimiento remoto a la hora de elegir Masimo.