Mejorar la calidad de los servicios sanitarios y sociales que reciben los ciudadanos fue el objetivo principal que se propuso el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad para diseñar una herramienta sanitaria, conocida por sus siglas como SINASP (Sistema de Notificación y Aprendizaje para la Seguridad del Paciente). Para ello, contó con la ayuda del Instituto Universitario Avedis Donabedian (Barcelona) cuya principal línea de acción fue buscar los puntos débiles del sistema sanitario para promover cambios de actuaciones de los profesionales y asegurarse que los usuarios reciban unas prestaciones cada vez más acertadas a sus necesidades y expectativas.
El SINASP nació como un programa informático de notificación fácil, al que se puede acceder desde la página web del Ministerio siendo disponible para todos los profesionales, al igual que para cualquier otro usuario, siempre teniendo en cuenta que está pensado mayormente para sanitarios.
Su funcionamiento consiste en un método de notificación de incidentes cuyo fin es totalmente constructivo. Para ello, hay unos principios básicos que serían: voluntariedad, no punibilidad, confidencialidad, análisis para el aprendizaje e implementación de mejoras. Y en el cual, los sanitarios hacen constar, sin miedo a represalias, sus nombres y apellidos junto con los tropiezos personales que les han surgido en el ejercicio de sus funciones habituales y las repercusiones que han podido desencadenarse tras esa actuación.
Todas las incidencias y eventos que se comunican al sistema al que nos referimos, se pueden englobar dentro de tres grandes apartados:
- Los incidentes que no llegaron al paciente (circunstancia con capacidad de causar error, que podría haber causado un daño pero no lo llegó a causar, bien por suerte o bien porque fue interceptado antes de llegar al paciente).
- Los incidentes sin daño (que sí llegaron al paciente pero no le causaron ningún daño).
- Los eventos adversos (incidentes que llegaron al paciente y le provocaron daños).
Se excluyen del sistema de notificación las infracciones graves con implicaciones legales, puesto que a SINASP solo le interesan casos de utilidad limitada desde el punto de vista del aprendizaje y la gestión de riesgos, debido a que los errores de gran gravedad quedarían directamente en manos de jueces y fiscales. Un ejemplo de ello sería: abusos en pacientes, acceso a historias clínicas sin fines propiamente clínicos u otros similares.
El proyecto fue implantado de manera progresiva en hospitales y centros de salud de nuestro país desde principios del 2010. Y a fecha de hoy, nueve años después, desgraciadamente es un programa bastante desconocido para la mayoría de los profesionales sanitarios. Los distintos motivos que han provocado dicho desconocimiento, quizá, se puedan achacar a la gran carga de trabajo diaria, la falta de difusión y un ambiente envuelto por una fuerte crisis económica haciendo que la colaboración y concienciación por parte de los trabajadores no haya sido la esperada. Todo esto a pesar de que este programa se acogió con gran entusiasmo en los diferentes centros sanitarios, debido a las grandes expectativas que despertaba, proyectando un planteamiento completamente optimista, pues permitía aprender a través de los descuidos que se daban en la práctica real. Pero los hechos son que los resultados obtenidos no han llegado a recompensar el esfuerzo y la inversión de múltiples recursos que en su día se depositaron en él.
“El proyecto fue implantado de manera progresiva en hospitales y centros de salud de nuestro país desde principios de 2010”
Una de las conclusiones a las que sí se ha podido llegar durante estos años que lleva instaurado el SINASP es que las cuestiones que con más repetición se denuncian son las relacionadas con la medicación (dosis o vía de administración incorrecta) así como la identificación correcta de pacientes. Suelen ser incidencias que en raros casos llegan al paciente porque afortunadamente hay una cadena de protocolos a seguir que consiguen que finalmente se detecte el error en algún punto del proceso.
Finalmente, una vez que la base de datos recoge las incidencias notificadas, es un grupo de gestores especializados en seguridad del paciente el que se encarga de examinarlas exhaustivamente para clasificarlas, estudiarlas y proponer la mejor solución posible en dichos centros con el fin de que no vuelvan a ser causa de una futura confusión con un desenlace no deseado.
En conclusión, el SINASP es un sistema que se creó con una finalidad muy beneficiosa pero no se ha logrado rentabilizar, por distintos motivos, al 100 por cien. Por lo que debiéramos dar a conocer de nuevo tanto el sistema como la utilidad del mismo, para hacer de su uso una herramienta más de mejora en la labor del profesional y en la atención al paciente.