A nivel mundial, 1 de cada 10 adultos de entre 20 y 79 años viven con diabetes tipo 2, lo que se traduce en 537 millones de habitantes, aunque cerca de la mitad aún desconocen que padecen la patología. En España, son cerca de 6.000.000 los que conviven con esta patología, convirtiéndonos en el quinto país de Europa con más personas con diabetes tipo 2, tan solo por detrás de Alemania, Rusia, Turquía e Italia. La proyección de futuro, además, muestra que estas cifras aumentarán y, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se llegará a los 578 millones de afectados en 2030; y a los 700 millones, en 2075.
Teniendo en cuenta las estimaciones y sumado el envejecimiento poblacional, la diabetes tipo 2 aumentará de manera significativa, por lo que atender adecuadamente a estos pacientes, además, de poner en marcha políticas contundentes para reducir su aumento, debe ser una de las grandes prioridades de los gobiernos.
En este contexto y bajo el lema ‘Acceso a la Atención en Diabetes’, la Federación Española de Diabetes (FEDE) se unió el pasado 14 de noviembre a la celebración del Día Mundial de la Diabetes (DMD) de 2021, mediante una mesa de debate, para reclamar que todas las personas que viven con esta patología tengan acceso al mejor tratamiento para su diabetes, y puedan hacerlo de manera equitativa.
Precisamente así se recoge en el Manifiesto Nacional del DMD en el que se pone, negro sobre blanco y en base a la opinión de los propios pacientes, cuáles deben ser las prioridades de acceso. En este sentido, el colectivo de pacientes de España ha sido contundente a la necesidad real de tener acceso a: 1) sistemas de monitorización; 2) programas formativos; 3) últimas novedades terapéuticas; 4) atención especializada; y 5) medicamentos orales, independientemente del lugar de residencia y del tipo de diabetes que se tenga.
Con relación a ello, desde FEDE se ha señalado que los gobiernos, tanto a nivel central como autonómicos deben ser conscientes de que la diabetes es una patología crónica, con multitud de complicaciones, y que su abordaje debe ser multidisciplinar, adoptando políticas centradas en el paciente y con proyección de futuro, y no cortoplacistas. La clave es centrar los esfuerzos en iniciativas que respondan a las verdaderas necesidades de los pacientes y, en este sentido, se debe contar con la opinión de las entidades que les representamos. Solo así se logrará la implementación de las medidas más adecuadas.
El peso económico de la no atención
El acceso al mejor tratamiento, junto con una adecuada educación diabetológica, marca la diferencia entre un paciente bien controlado y sin complicaciones, y otro que no lo esté. Esto tiene un trasfondo tanto a nivel de calidad de vida como a nivel económico, ya que las complicaciones propias de la diabetes suponen un coste, tanto para la salud de los pacientes, como para las arcas del Estado, al incrementar el gasto sanitario.
A día de hoy, la carga económica de la diabetes en España corresponde al 8,2% del total del presupuesto sanitario, lo que implica 5.809 millones de euros anuales, de los cuales 2.143 millones son debidos a las complicaciones de la enfermedad, según el ‘Informe sobre el Impacto Económico de la diabetes tipo 2 en España’, elaborado por FEDE. Así las cosas, un paciente con un buen control de su diabetes supone 883 euros anuales de gasto al sistema, mientras que el que no lo está puede llegar a un gasto de 2.133 euros anuales.
Con todo esto, queda patente que la educación diabetológica vuelve a ser un pilar fundamental para reducir las enfermedades por falta de formación, pudiendo suponer hasta un 20% de ahorro en el gasto sanitario, lo que se traduciría en 900 millones, que podrían reorientarse a evitar complicaciones y a reforzar los programas educativos dirigidos a pacientes y familiares.
Inequidades entre comunidades autónomas
La reclamación de un mayor acceso a la atención en diabetes de este Día Mundial de la Diabetes 2021 cuenta con total vigencia en España, debido a que, todavía hoy, en nuestro país, persisten las inequidades a la hora de acceder a determinados tratamientos medicamentos y tecnologías sanitarias, en función de si se reside en una u otra CC.AA.
En este sentido, en el caso de los sistemas de monitorización de glucosa en líquido intersticial, los pacientes con diabetes tipo 2 insulinizados no tienen acceso a los mismos, aunque su tratamiento sea el mismo que el de una persona con diabetes tipo 1. Al respecto de esto, sería clave que tuvieran acceso a los mismos, puesto que permitirían conocer los valores de glucosa en cada momento sin necesidad de pincharse los dedos. Es sin duda un antes y un después. Pero lamentablemente aún solo una pequeña proporción de pacientes puede disponer de ellos por su elevado coste y no financiación.
Todo ello contribuiría también a la individualización del tratamiento y, por ende, a un abordaje multidisciplinar de la diabetes a través de otras áreas de atención, en las que Enfermería es clave, al ser un pilar fundamental a la hora de la formación y educación de los pacientes y familiares, pudiendo mejorar la adherencia al tratamiento y, con ello, la reducción de complicaciones. Y es que, las personas con diabetes necesitan una educación y seguimiento continuo por parte de Enfermería para que el paciente pueda manejar su patología de manera autónoma y mejore su calidad de vida. Sin embargo, España tan solo tiene 5,9 enfermeras por 1.000 habitantes frente a las 8,6 enfermeras por 1.000 habitantes de media en la Unión Europea, lo que provoca una atención deficiente en los cuidados de las patologías crónicas, como es el caso de la diabetes, y es urgente invertir recursos en este personal sanitario.
En todo esto, todos los agentes implicados juegan un papel crucial: administración pública, representantes de pacientes, sociedades científicas, institucionales colegiales, empresas privadas y medios de comunicación.