“¿La trombosis que has sufrido recientemente es consecuencia de tu también reciente vacunación?”
Es la repetida pregunta que muchos amigos -varios procedente del mundo sanitario- me han hecho cuando se han enterado del proceso de isquemia arterial que me afectó una pierna con trombosis hace un par de semanas.
Me alegro poder responder con absoluta rotundidad que no. Unos días después de la operación me llamaron para vacunarme por mi edad, lo que naturalmente acepté de inmediato, por lo que mi trombosis no colaborará a la pérdida de confianza que similares incidentes en la salud que se han producido tras la vacunación están provocando en amplios sectores de la población. Por mi edad no se utilizó la vacuna AZ.
Me podría haber vacunado unos días antes y lo más probable es que el incidente se habría producido también. Seguramente habría aparecido en la prensa como un nuevo caso de grave complicación de la vacunación y como ha sucedido con la vacuna AZ, las comunidades autónomas una por una, dejarían de administrar esta otra vacuna y la Agencia del Medicamento suspendería su dispensación, creando un colapso total en la campaña de vacunación.
Ya han declarado que las vacunas son seguras y que los beneficios superan a los posibles riesgos
Los políticos no están escuchando los criterios de la Agencias científicas, OMS, EMA, que no son partidarias de establecer medidas especiales, como tampoco escucharon sus recomendaciones al comienzo de la pandemia. No solo en España, sino en Europa tampoco. Dieciséis países ya han limitado la distribución de la vacuna AZ. Hay un efecto imitación, miedo a la presión social, o desconfianza -bien ganada- en los políticos.
¿Para qué están las agencias científicas? Ya han declarado que las vacunas son seguras y que los beneficios superan a los posibles riesgos. Nos olvidamos de que todavía hoy la pandemia es responsable de bastante más de 100 muertos diarios en España.
En el Reino Unido ya se han vacunado más de 20 millones de británicos y se han declarado 37 casos de trombosis. Pero las autoridades sanitarias han aclarado que el número de casos de trombosis anuales en el país, que cuenta con una población total de 67 millones, es de 15.000. Dejemos a los epidemiólogos y estadísticos de las Agencias de Salud hacer su trabajo con estas cifras y que sean ellos quienes recomienden seguir vacunando o detener cautelarmente el proceso, si verdaderamente existen dudas sobre los efectos secundarios de las vacunas, pero que no intervengan los políticos, por favor.