España tiene un problema de salud pública llamada “obesidad”, que desde la década de los años 70 se ha triplicado, y afecta actualmente al 21,6% de la población adulta y a uno de cada seis niños y adolescentes, según datos del Ministerio de Sanidad. A pesar de ello, la obesidad sigue siendo una de las enfermedades más frecuentes, al mismo tiempo que más infravalorada y menos diagnosticadas.
Los datos derivados de la obesidad se traducen en una repercusión doble. Por un lado, el impacto sobre la persona que la padece, pudiendo derivar en otras complicaciones, como la “diabesidad”, que es cuando la persona que, además de esta patología, padece diabetes tipo 1. Y por otro, el coste sanitario de atender sus consecuencias. De hecho, la obesidad supone 2.000 millones de euros al año en España, una cifra equivalente a la que se registra en otros países de nuestro entorno, pero en donde sí han tomado conciencia del problema. Así, por ejemplo, en Alemania o en Reino Unido han puesto en marcha planes estratégicos para la prevención y el tratamiento de la población afectada.
En este sentido, las acciones de sensibilización son clave para que cambie el abordaje de la obesidad en España, puesto que aún, en muchos casos, no es percibida ni como una verdadera enfermedad ni como un problema de salud, a diferencia de otros países.
Retos generales
A nivel individual, los buenos hábitos alimenticios y la actividad física son dos de las principales claves para reducir las cifras de obesidad y sobrepeso, que algunos expertos y organismos internacionales de la salud ya definen como de “epidemia”. Sin embargo, las dinámicas diarias de padres, niños y adolescentes, y de la sociedad en general, siguen poniendo de manifiesto que aún no tienen interiorizada la necesidad de modificar sus costumbres, muy alejadas ya, por ejemplo, de las bondades de nuestra la dieta mediterránea.
el impacto sobre la persona que padece obesidad puede derivar en otras complicaciones, como la “diabesidad”, que es cuando la persona que, además de esta patología, padece diabetes tipo 1
Por lo que se refiere a los más jóvenes, los expertos aclaran que en este grupo poblacional está poco arraigado el realizar cinco comidas al día, que es precisamente lo que recomiendan los profesionales médicos. Otro de los grandes errores en salud de los adolescentes en este sentido, es que, durante su tiempo de ocio, fundamentalmente los fines de semana, la mayoría de sus puntos de encuentro son en establecimientos de comida rápida poco saludable, sustituyéndolo por otras actividades más sanas, como andar o realizar actividades deportivas como montar en bicicleta o practicar fútbol o baloncesto. Y otro de los motivos de que se aumenten estas cifras, es que tanto niños como adolescentes ingieren poco pescado y verduras, y uno de los grandes motivos de esto es la cuestión ejemplarizante: si no lo ven hacer a sus padres, no lo van a imitar.
Así las cosas y por lo que se refiere a nivel individual, las alternativas que los expertos plantean frente a estos hábitos poco saludables destacan dos elementos fundamentales. A saber: retornar a la dieta mediterránea; y dedicar un tiempo prudencial a comer, en familia, marcando un horario regular.
El papel de la Administración
No obstante, adquirir buenos hábitos saludables no solo depende de nosotros, también del entorno, la Administración Pública y la empresa privada. En este sentido, se ve como fundamental, tanto por parte de los profesionales médicos expertos como por entidades como la Federación Española de Diabetes (FEDE), que se apueste por campañas se información y de concienciación centradas en la importancia de la salud como el gran pilar de la calidad de vida, y que comienza por una educación en hábitos sanos desde la infancia.
Por otro lado, ya a nivel internacional cabe destacar la iniciativa OPEN (Obesity Policy Engagement Network), cuya derivada en España presentó en mayo en el Congreso de los Diputados el Decálogo de Derechos de las Personas con Obesidad que incide en la necesidad de un tratamiento eficaz e integral, el reconocimiento de los derechos de los pacientes y el impulso de medidas que los garanticen. Concretamente, las medidas que recoge son las siguientes:
- Las personas con obesidad tienen derecho a disponer de información, formación, diagnóstico y tratamiento en todos los ámbitos (terapéutico, psicológicos, social…).
- Asegurar la interacción constante entre profesionales y pacientes que promueva un marco de asistencia multidisciplinar.
- Establecer medidas de prevención eficaces para reducir los efectos de la obesidad fomentando la colaboración entre instituciones, pacientes, sociedades científicas y agentes sociales.
- La obesidad debe ser una prioridad sanitaria y social y debe difundirse su impacto para aumentar la sensibilización.
- Promover la investigación pública y privada para abordar la patología más eficazmente.
- Dar apoyo individualizado a las personas vulnerables con obesidad es un derecho humano.
- Las asociaciones de pacientes deben cobrar protagonismo y ser claves en la toma de decisiones.
- Darle prioridad a la atención de la obesidad infantil y juvenil para evitar su progresión.
- Luchar contra el estigma y la discriminación de las personas que conviven con la enfermedad.
- Empoderar a los pacientes para que mejore su calidad y expectativa de vida.
De manera más general, uno de los objetivos de OPEN España es que se elabore una estrategia nacional contra la obesidad, con una asignación anual en los Presupuestos Generales del Estado, que estudie la dimensión del problema y establezca medidas para prevenirlo y para tratar de forma integral a quienes ya lo sufren.
Y es que, se reconoce que su prevención y tratamiento va más allá de realizar dieta o de aumentar la actividad física, sino que pasa por la participación de todos los agentes implicados en esta lucha, incluidas la federaciones y asociaciones de pacientes.