En España, al igual que en muchos países desarrollados, la población está envejeciendo gradualmente debido a factores como la disminución de la tasa de natalidad y el aumento de la esperanza de vida. Según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) de España, la proporción de personas mayores de 65 años está aumentando, mientras que la proporción de la población en edades más jóvenes está disminuyendo (la natalidad alcanzó en 2021 la menor cifra de toda la serie histórica, un 39% menos que hace una década). El envejecimiento se dispara en España en 2022 hasta 133,5%, se contabilizan 133 personas mayores de 64 años por cada 100 menores de 16. Este cambio demográfico tiene implicaciones en diversos aspectos de la sociedad, desde la economía hasta la atención sanitaria y las políticas de bienestar social.
Las comunidades con índice mayor de población envejecida son Asturias (240%), Galicia (213%) y Castilla y León (211%).
El envejecimiento de la población en España contribuye al aumento del número de ingresos hospitalarios de personas con edad avanzada.
A medida que la población envejece, aumenta la prevalencia de enfermedades crónicas y condiciones de salud que son más comunes en personas mayores.
Esto puede resultar una mayor demanda de atención médica especializada, hospitalizaciones y cuidados a largo plazo para tratar estas enfermedades y mejorar la calidad de vida de los ancianos.
Es importante que los sistemas de salud se adapten a esta realidad demográfica y proporcionen los recursos necesarios para atender las necesidades de salud de una población cada vez más envejecida.
¿Qué supone el envejecimiento?
El envejecimiento de la población no solo aumenta la demanda de atención médica especializada y cuidados a largo plazo, sino que también aumenta la dedicación de la familia al cuidado de estas personas durante sus hospitalizaciones.
Muchas veces, los familiares se convierten en cuidadores informales y pasan largas horas en el hospital acompañando y apoyando a sus seres queridos mayores.
Esta dedicación puede implicar sacrificios personales y profesionales por parte de los familiares, pero es fundamental para el bienestar emocional y físico de los ancianos durante su estancia en el hospital.
Esta situación, ¿provoca un problema potencial a los familiares?
En el mundo actual, con la movilidad laboral y las demandas profesionales, muchas veces los hijos se ven obligados a emigrar a otras ciudades o países, lo que dificulta su capacidad para dedicar tiempo a cuidar a sus familiares.
Además, las cargas de trabajo y los horarios laborales pueden ser muy demandantes, lo que limita aún más la disponibilidad de tiempo para estar con los seres queridos en el hospital. Esta situación puede resultar en que las personas mayores pasen largas horas a solas en el hospital, lo que aumenta su sensación de soledad y sufrimiento emocional.
¿Qué factores provocan soledad y sufrimiento emocional en una persona anciana hospitalizada?
El factor principal es la separación de la familia y seres queridos; estar lejos de la familia y los amigos pueden provocar sentimientos de aislamiento y tristeza, especialmente en momentos de vulnerabilidad como la hospitalización.
Esta hospitalización se traduce en una interrupción significativa en la rutina diaria y el entorno familiar, lo que puede generar estrés y ansiedad. Experimentando preocupación sobre su condición de salud, el proceso de tratamiento y el resultado de su enfermedad, contribuye a su sufrimiento emocional.
Se ve afectado su grado de autonomía y control, ya que a menudo deben depender del personal médico y de enfermería para realizar actividades básicas de la vida diaria.
El entono hospitalario, con sus procedimientos médicos y desconocidos, puede ser intimidante y generar miedo en las personas mayores, lo que contribuye a su sensación de soledad y sufrimiento emocional.
Conclusiones
El elevado índice de envejecimiento en España de pacientes de edad avanzada con múltiples patologías, una alta tasa de mortalidad y una gran tasa de emigración; refleja una creciente necesidad de cuidados a nuestros seres más queridos.
El envejecimiento de la población ha llevado a un aumento en la cantidad de pacientes que requieren atención hospitalaria.
Presenciar durante mi desarrollo laboral, múltiples pacientes que se encuentran totalmente solos durante su ingreso, por múltiples causas (residen en residencias de mayores o con ayuda a domicilio, la familia vive lejos, compromisos laborales que no permiten la atención de sus mayores, no tienen familia, la familia que tienen no se interesa por su estado de salud…), ha resaltado la urgencia de manifestar un problema potencial existente, que se agrava con el paso de los años. Es necesario la creación en todos los hospitales de programas de acompañamiento y servicios de apoyo psicológico, así como la creación de asociaciones de voluntariado para el acompañamiento de pacientes de edad avanzada, o incluso la creación de puestos de trabajo designados a este tipo de funciones dentro de la sanidad.
Todos tenemos derecho a un trato humano, que nos proporcionen cuidados de manera solidaria, digna, con respeto, empatía, teniendo en cuenta nuestras decisiones y valores.
Esta situación de soledad, falta de compañía y apoyo tiene un fuerte impacto emocional en los pacientes, contribuyendo a niveles más altos de ansiedad, agitación y depresión; y una alta tasa de prescripciones médicas de sedantes o tranquilizantes durante la estancia (benzodiacepinas y antipsicóticos, entre otros), sin olvidarnos de contenciones mecánicas si precisa y lo que ello conlleva.
Desarrollan un sentimiento de abandono y aislamiento cuando no tienen compañía durante su hospitalización y afecta negativamente en su bienestar psicológico.
Se ha observado en diversos estudios que la soledad influye en la recuperación física de los pacientes, prolongando el tiempo de recuperación.
Todo ser humano necesita apoyo emocional durante los momentos más difíciles, como procedimientos médicos o diagnósticos; con los años nos hacemos más vulnerables a los impactos negativos de la soledad.
Reconocer y abordar la soledad durante el ingreso hospitalario es crucial para proporcionar una atención más holística y centrada en el paciente, mejorando la experiencia global y contribuyendo a la salud y el bienestar del paciente.
Esta situación también plantea retos emocionales y mentales del personal por la falta de capacitación y apoyo emocional del personal para lidiar con pacientes en estado de soledad elevado, se ha convertido en una barrera importante para brindar atención de calidad y apoyo compasivo.
Espero que los sistemas de salud se adapten a esta realidad y proporcionen los recursos necesarios y tenga un impacto positivo a largo plazo en la atención y la satisfacción de pacientes y familias, así como en el bienestar del personal.