La resistencia a los antimicrobianos (RAM) es una de las mayores amenazas para la salud pública a nivel mundial, con consecuencias sociales, económicas y sanitarias de gran alcance para las personas, los animales y el medio ambiente. Y por ello su lucha debe plantearse con un enfoque de «One health«.
Según el informe “Adoptar un marco One health para luchar contra la resistencia a los antibióticos”, publicado este año por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, el análisis de las tendencias a corto plazo del consumo de antibióticos en humanos sugiere un panorama optimista, posiblemente debido al impacto de los esfuerzos por promover un uso prudente de los mismos. Podemos observar que, si la tendencia de consumo de antibióticos persiste, habría un descenso del 3% para los países de la OCDE. Si nos fijamos en España, este consumo, aunque también descendería, sigue siendo de los más elevados entre los países incluidos en el informe. En los animales, el uso de antibióticos se ha reducido a la mitad entre 2000 y 2019, y las proyecciones sugieren que podría disminuir un 10% adicional para 2035.
A pesar de estas reducciones en el consumo de antibióticos, las proporciones de resistencia en 12 combinaciones de antibióticos y bacterias se sitúan en torno al 20% en la OCDE, lo que significa que una de cada cinco infecciones está causada por superbacterias. En España aumentó ligeramente en 2019 frente a 2009 y se prevé que ese aumento continúe, según las previsiones de 2035.
Unos datos importantes acerca del impacto en la salud y en la economía:
Cada año, alrededor de 79.000 personas pierden la vida a causa de infecciones resistentes en 34 países de la OCDE y la UE/EEE. Esta cifra equivale a 2,4 veces el número de muertes por tuberculosis, gripe y VIH/sida juntas en 2020.
El coste del tratamiento de las complicaciones debidas a infecciones resistentes puede superar los 28 900 millones de dólares cada año.
La mayor parte de estos costes se debe a hospitalizaciones más prolongadas: 32,5 millones de días adicionales de hospitalización al año para tratar las consecuencias de la RAM. Esto equivale aproximadamente a utilizar toda la capacidad de camas de agudos de España durante todo un año.
Se calcula que el impacto de la RAM sobre la participación de la mano de obra y la productividad equivale a 36 900 millones de dólares, lo que corresponde aproximadamente a una quinta parte del producto interior bruto de Portugal en 2020.
Estos análisis de la OCDE sugieren que las principales prioridades para la UE/EEE deberían incluir:
Evaluación y seguimiento de la aplicación de los planes de acción nacionales.
Vigilancia integrada y ampliada de la resistencia bacteriana en seres humanos, animales y el medio ambiente.
Invertir en intervenciones eficaces que ahorren costes, como programas de administración de antimicrobianos y de prevención y control de infecciones.
Todas estas prioridades están recogidas en el PRAN, que nace como un plan estratégico y de acción cuyo objetivo es reducir el riesgo de selección y diseminación de resistencia a los antibióticos. Fue aprobado en el año 2014 por el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de la Salud y por la Conferencia Intersectorial de Agricultura, está coordinado por la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios y cuenta con 6 líneas de acción.
En lo referente a Galicia, centrándonos en estas líneas de acción y empezando con la primera, vigilancia del consumo y las resistencias, en la página web de la Dirección Xeral de Salud Pública (DXSP) podemos ver los enlaces a los informes publicados.
Los informes de resistencias se elaboran desde el año 2007 con una periodicidad bianual en conjunto con la Sociedad Gallega de Microbiología Clínica. El último se publicó en 2019. La pandemia de la COVID-19 hizo que se interrumpieran, pero se tiene previsto retomarlos. Con los datos de estos informes, además, se publicaba un resumen en el Boletín Epidemiológico de Galicia. En el año 2018 podíamos ver que el mayor porcentaje de resistencia se encontraba en la combinación Estafilococo aureus y meticilina.
En cuanto al consumo de antibióticos, está pendiente un estudio pormenorizado de los datos en Galicia porque el último informe también se publicó en 2019, pero con la información publicada por el PRAN podemos ver la evolución del consumo en el sector comunitario desde 2014 a 2022 en España y Galicia. Vemos en global un descenso importante en el año 2020 y 2021 con una subida posterior en el 2022, sin alcanzar los valores de 2019. Galicia se mantuvo ligeramente por encima de España durante todo el periodo. Respecto al origen de este consumo comunitario, vemos que Galicia posee menos DHD provenientes de receta privada que a nivel nacional. En el consumo hospitalario, se ve también una ligera tendencia descendente a partir del año 2019, de forma más evidente en Galicia.
Respecto al uso autodeclarado de antibióticos, en la encuesta del sistema de información sobre conductas de riesgo para la salud (SICRI) de 2017 se añadieron una serie de preguntas para su estudio. Como datos destacados se encontró que:
Un 13% de los encuestados usaron un antibiótico en las 4 semanas previas a la encuesta.
De estos, un 12,4% no acudió a la farmacia a recogerlo: antibióticos remanentes.
A un 3,9% de las personas que acudieron a la farmacia, no les pidieron receta.
Un 5,8% no completaron el tratamiento indicado por el médico.
Un 34,2% guarda antibióticos siempre y un 6,7% a veces.
En la vigilancia de infecciones relacionadas con la asistencia sanitaria, aunque se hace en todos los hospitales de Galicia, actualmente los datos no se trasladan a la DXSP. Los datos de prevalencia de infección nosocomial, obtenidos por el estudio EPINE, y de infecciones asociadas a dispositivos en la UCI son remitidos desde el origen al Centro Nacional de Epidemiología. En la vigilancia de infecciones de localización quirúrgica, se pretende utilizar la aplicación InNo-CBR, que ya está implantada en los grandes hospitales de Galicia, para obtener datos que luego remitir a nivel nacional. La parte de infecciones por microorganismos multirresistentes y brotes hospitalarios está por desarrollar en Galicia.
Respecto al resto de líneas de acción, en la línea de control de la resistencia, se está trabajando en el programa de optimización de uso de antibióticos o PROA.
En la línea de prevención de la necesidad de uso, se encuentran los programas para reducir el riesgo de infección y transmisión de microorganismo resistentes. En Galicia se encuentran implantados el programa de higiene de manos y los proyectos zero de UCI y REA y están pendientes de implantar infección quirúrgica y flebitis.
La Escuela Gallega de Salud Pública tendría un papel en las líneas de investigación y formación, y en la línea de comunicación y sensibilización, la información obtenida del SICRI podría utilizarse para planificar campañas dirigidas a problemas detectados.
Con el fin de continuar trabajando y unificar estos trabajos bajo una misma línea, se va a plantear la creación de una comisión para el control de las RAM en Galicia que englobe a todos los actores implicados, tanto de la parte de la Consellería de Sanidad como de la sanidad privada, odontología, política social, medio rural y la universidad, y en el marco de ella, elaborar un documento con la situación actual y los objetivos y acciones para los próximos años.
Nuria Suárez Gaiche, Servicio de Epidemiología de la Dirección General de Salud Pública de la Consejería de Sanidad de Galicia