Cuando ahora leemos cualquier periódico, o las últimas actualizaciones en redes sociales, puede que lo primero que nos aparezca sobre problemas de suministro de fármacos se dé en Venezuela. Ese drama es cierto, muy grave, sin ninguna duda.
Pero este problema también se está dando en países europeos como España (aunque la intensidad no sea la misma).
El desabastecimiento de medicamentos y su posible repercusión en la salud de las personas es una realidad.
La Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) define la situación de desabastecimiento de un medicamento (SDM), o problema de suministro, como aquella en la que la disponibilidad del fármaco en el circuito farmacéutico es inferior a las necesidades. Las SDM son un fenómeno creciente en los países de nuestro entorno y tienen efectos negativos en la atención a los pacientes, pero se estima que más del 80% de las notificaciones sobre problemas de suministro de medicamentos no afectaron durante el último año al abastecimiento normal del fármaco, o eran sustituibles por medicamentos con el mismo principio activo y vía de administración.
En el ámbito internacional, los grupos terapéuticos implicados con mayor frecuencia son los antibióticos y antineoplásicos y, en España, los de los sistemas nervioso y cardiovascular, antiinfecciosos para uso sistémico y agentes antineoplásicos e inmunomoduladores. En servicios de urgencias o cuidados intensivos, estos sucesos pueden presentarse en situaciones clínicas sin alternativa terapéutica y poner en riesgo la seguridad del paciente e incrementar la mortalidad.
Ante la complejidad del problema, todos los agentes de la cadena del medicamento están trabajando, bajo la coordinación del Ministerio de Sanidad y la AEMPS, en busca de soluciones. La implicación de la industria farmacéutica es total. No solo tenemos clara nuestra responsabilidad con el acceso de los pacientes al medicamento, sino que carece de toda lógica empresarial que un sector productivo genere intencionadamente un desabastecimiento en su propio mercado. En el marco de diálogo y transparencia del que ya gozamos, todos los agentes debemos ser conscientes de nuestra responsabilidad para evitar generar una alarma injustificada en la sociedad al tratar sobre una cuestión que no se traduce en un riesgo para la salud de los pacientes.
Por su parte, el Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos de España reconoce el auge general del desabastecimiento, pero resalta que el impacto en la farmacia es menor de lo que indican las cifras. Los farmacéuticos diferencian entre el problema del desabastecimiento, por el que los laboratorios informan de problemas o cese de producción de medicamentos, del de falta de suministro. En este caso, tras serios problemas en el 2019, la situación se ha minimizado notablemente en la actualidad.
¿Y qué pasa con el COVID-19?
En este contexto del Estado de Alarma declarado el día 14 de marzo, destacamos la promulgación del Real Decreto-Ley 6/2020 medidas que afectaba a la industria farmacéutica y sanitaria para paliar las dificultades de abastecimiento de medicamentos o productos sanitarios.
De acuerdo con la AEMPS, existían 570 alertas de problemas de suministro de medicamentos activas justo a las 15 horas del día 9 de febrero del presente año, o sea, en las puertas del estallido de la pandemia actual por coronavirus.
Y aunque no ha habido un problema excepcional, la AEMPS ha reconocido que el incremento de la demanda de los medicamentos utilizados en unidades de cuidados intensivos (UCI) por el coronavirus ha provocado problemas de disponibilidad en el tratamiento combinado de opiáceos y benzodiacepinas/neurolépticos para pacientes terminales.
Un fenómeno producido ha sido que el desabastecimiento se ha debido a la alta demanda de algunos medicamentos que se usan como tratamientos contra el COVID-19 cuya producción no estaba diseñada para su alto consumo actual y otros medicamentos, como sedantes necesarios para la intubación de pacientes graves, pusieron en peligro su cadena de suministro, y colectivos de sanitarios alertaron de que los medicamentos más importantes para los enfermos graves de algunos hospitales empezaron a escasear, aunque nunca se descendió a niveles críticos.
También existieron problemas de proveedores y hubo que buscar otros, teniendo que colaborar entre hospitales y pedir préstamos.
Para clarificar todos estos asuntos, New Medical Economics a través de su Canal Online ha realizado una Mesa Redonda sobre “Desabastecimiento de productos sanitarios: COVID-19”, en la que ha contado con ponentes de primer nivel, estos son: Margarita Alfonsel, secretaria general de FENIN; Olga Delgado, jefe de Servicio de Farmacia del Hospital Universitario Son Espases; Emili Esteve, director del Departamento Técnico de Farmaindustria; Manuel Ibarra, jefe de Departamento de Inspección y Control de Medicamentos de la AEMPS; y Ángel Puente, presidente del Círculo de la Sanidad. El encuentro estuvo moderado por José María Martínez García, presidente ejecutivo de New Medical Economics.
En primer lugar, José María Martínez quiso que los expertos dieran una visión general de cómo se está gestionando el desabastecimiento tanto de medicamentos como de productos sanitarios en España. La secretaria general de FENIN explicó que en época no COVID no ha habido desabastecimiento de productos sanitarios, salvo alguna situación puntual, “a partir de marzo se empezaron a generalizar estos problemas, debido fundamentalmente a tres factores: baja producción nacional, cierre de fronteras de países de la UE donde los distribuidores tienen establecidos sus almacenes y enormes tensiones a nivel internacional, ya que la demanda era mucho más alta que la oferta, y todos los países acudían al mercado asiático, principal productor de los productos sanitarios identificados como esenciales en esta pandemia”.
Por el contrario, Olga Delgado considera que el desabastecimiento de manera habitual es un problema a nivel asistencial, “tenemos que estar buscando alternativas continuamente y en muchos casos seleccionar al paciente que se lo podemos dar y cuál no es candidato para iniciar el tratamiento”.
En la misma línea, Emili Esteve dijo que los problemas de suministro son un problema global, “y además, pueden producirse en una serie de productos que a lo mejor los estados deberían de proteger y fomentar su producción y distribución”. Esteve rompió una lanza a favor de la AEMPS, diciendo que “siendo un problema importante, comparativamente con otros países, el nivel de transparencia, de información y de explicación que puede tener el ciudadano entrando en la página web de la Agencia, es mucho más claro que en otros países”. Por su parte, Manuel Ibarra cree que es un problema que afecta a todos los países desarrollados, en menor o mayor medida, “es un problema que se mantiene estable dentro de ciertos márgenes de variación y también hay grandes problemas que afectan mucho a la práctica asistencial”. Según Ángel Puente, en el tema del desabastecimiento hay un antes y un después: “Nosotros gestionamos la logística de los hospitales y nunca habíamos tenido problemas de desabastecimiento hasta la llegada del COVID. Aún estamos con demoras de producto que tenemos y que no se puede utilizar porque no cumplen las diferentes normativas”. En cuanto a producto farmacéutico, Puente considera que hay desabastecimiento y piensa que el papel del farmacéutico es clave y fundamental para poder cubrir las necesidades de los pacientes.
La adherencia terapéutica de los pacientes con las nuevas alternativas por desabastecimiento fue el siguiente tema que se puso sobre la mesa. La jefa de servicio de Farmacia del Hospital Son Espases piensa que: “la sustitución a nivel hospitalario no supone un problema de adherencia para el paciente”. En este sentido, a Manuel Ibarra lo que más le preocupa es el tiempo que debe invertir el profesional sanitario en hacer esos cambios de tratamiento.
Siguiendo con la línea del desabastecimiento en época no COVID, Martínez preguntó a los ponentes por el hecho de que los mayoristas compran barato en España y venden en otros países: “¿esto crea desabastecimiento realmente o no es tan importante?”. El director del Departamento Técnico de Farmaindustria explicó que los estudiosos del desabastecimiento asignan cuatro causas a los problemas de suministro: “La primera son las causas técnicas, otro caso son las logísticas, la tercera causa son las reglamentarias y la última son las económicas”. Según Esteve las causas económicas son determinantes, “Europa debería dotarse de los mecanismos suficientes para disponer de este tipo de productos de interés sanitario y que tuvieran protección, es una cuestión de precio y cantidades”. También añadió que el comercio paralelo, que es una actividad legal, actualmente no es una de las causas más significativas para el desabastecimiento. Manuel Ibarra quiso intervenir en este ámbito y dijo que el comercio paralelo tiene una supervisión por parte de la AEMPS, “los mayoristas están obligados a notificarnos las exportaciones de productos registrados y nosotros las filtramos, si existen problemas de suministros esas exportaciones se paran y no se hacen”.
El siguiente tema de la jornada fue la segunda oleada del COVID, “¿estamos preparados para ello?”, preguntó el moderador. Margarita Alfonsel cree que hemos tenido una situación muy complicada, pero ahora considera que estamos más preparados, “hemos aprendido y de todas esas lecciones aprendidas estamos construyendo el futuro, aunque aún nos queda mucho camino por andar”. Alfonsel cree que la precipitación llevó al ejecutivo a cometer algunos errores, en relación a las compras efectuadas de forma directa a proveedores no debidamente acreditados y “algo que se puso de manifiesto es que el Ministerio tiene que estar alineado con las comunidades autónomas para actuar de forma consensuada y cohesionada” en todas sus actuaciones, teniendo en cuenta el modelo de gobernanza que tiene transferidas las competencias en materia sanitaria a las 17 CCAA que les confieren capacidades de actuación. En el campo concreto de suministro de medicamentos, Olga Delgado subrayó que tuvieron problemas reales en el hospital, “la situación fue muy crítica”. Sin embargo, ahora piensa que “estamos preparados para saber los problemas que tuvimos en la primera ola y los estamos manejando porque no ha sido tan agudo el número de ingresos, nos ha pillado con más stock”. Delgado añadió que, si el volumen aumentara de una manera muy rápida, “creo que en la capacidad de respuesta tendríamos exactamente los mismos problemas que tuvimos”.
En este sentido, Manuel Ibarra analizó la situación e indicó que el objetivo de la AEMPS en pleno COVID fue evitar que Olga y otros profesionales como ella no sufrieran excesivamente. Y continuó: “Se tomó el control de la distribución y en cuanto pudimos se lo dejamos a los profesionales. Cuando puedes dejar que el mercado funcione es lo ideal. La industria ha ganado en flexibilidad y también hemos aprendido que es mejor detectar los problemas antes de que surjan”. Este experto comentó que también se ha hecho una reserva estratégica de medicamentos UCI que mantendrán en caso de que sea necesario. Esteve, por su parte, cree que en la primera fase de la pandemia a nivel nacional se hizo bastante bien y tanto industria como administraciones públicas se organizaron apropiadamente. En palabras de Ángel Puente, la segunda ola ha venido antes de lo esperado, y mostró su preocupación con el desabastecimiento de productos sanitarios: “si seguimos con el incremento de casos habrá que poner recursos económicos encima de la mesa para que las comunidades autónomas puedan comprar y asimilar el mayor estocaje de productos”.
El moderador también puso sobre la mesa la actualización del catálogo de productos sanitarios, “¿por qué se compraban productos sin garantías”. El primero que intervino en esta cuestión fue Manuel Ibarra, quien explicó el significado de productos sanitarios, “muchas veces decían que eran productos sanitarios, pero en realidad eran dispositivos y equipos que no eran productos sanitarios”. Según el experto, “si nos ceñimos a los procesos sanitarios, verdaderamente no ha existido ese descontrol en lo que es la regulación de producto, sí ha habido problema a la hora de las compras”. Por su parte, Margarita Alfonsel dio a conocer cómo está establecido el funcionamiento del mercado de productos sanitarios: “los fabricantes deben tener una autorización de fabricación, los distribuidores una comunicación de actividades y los importadores deben tener obligadamente licencias de importación”, siendo la autoridad competente, la AEMPS quien ha actuado de forma absolutamente responsable en la relación establecida con el sector empresarial, habiendo facilitado y gestionado múltiples solicitudes temporales de actividad y resuelto importantes cuestiones vitales para el funcionamiento de las empresas. Alfonsel piensa que no se trabajó de una forma totalmente ordenada y “concienzuda”. La secretaria general de FENIN comentó cómo Fenin estableció el corredor aéreo sanitario Madrid-Shangay-Madrid, que permitió la llegada de material sanitario en semanas muy complejas.
En palabras de Delgado, “la comunicación en estos tiempos de crisis es fundamental y nos hemos sentido acompañados por la AEMPS”. Según la experta, la Agencia ha sido muy cercana y se ha comportado como un servicio asistencial para los hospitales, “no hay nada como la transparencia, comunicar lo que hay y compartir los problemas para poder sacarlos adelante”, indicó.
Para finalizar con la mesa redonda, José María Martínez quiso saber el funcionamiento del corredor sanitario. Alfonsel explicó que el corredor fue el resultado de la alianza de Fenin con el Grupo Oesía y el Grupo Iberia, de manera altruista, con el apoyo de cuatro ministerios, facilitando transporte a través de 36 vuelos activos durante dos largos meses con un resultado de llegada a nuestro país de más de 700 toneladas de material sanitario. También dijo que FENIN siempre demanda un foro donde todos los agentes que estén comprometidos con el sistema sanitario tengan la capacidad y la voz de aportar soluciones de forma corresponsable. “Al final, con el corredor hemos demostrado que se pueden hacer las cosas con compromiso, profesionalidad y haciéndolo bajo las leyes del mercado”, concluyó.