Es curioso como uno de los papeles que cada día ocupan más trabajo a las asociaciones de pacientes es la de ser vigilante en el cumplimiento de aquellas decisiones o estrategias que se toman en el Ministerio de Sanidad, en la Comisión Interterritorial o en las distintas comunidades autónomas u organismos estatales.
Esta es una paradoja que, en España, no sea el propio Estado el que se convierta en el garante del cumplimiento de lo que se aprueba y sean las asociaciones de pacientes, que como todos saben somos el agente más débil y con menos recursos y que como decía antes tengamos dentro de nuestras rutinas de trabajo la vigilancia del cumplimiento de los acuerdos.
“Debemos hacer país, trabajar por los más necesitados, que en muchos casos son los pacientes y las personas frágiles”
El acceso a determinados medicamentos o prestaciones de servicios se ha convertido en un ejemplo de esta falta de equidad y ahora mismo estamos en una situación en la que hemos convertido esta rutina como una normalidad.
No seré yo quien no valore positivamente el estado de las autonomías y la transferencia de la sanidad a las distintas comunidades, pero se hace muy difícil de digerir que, en un país como el nuestro, moderno, avanzado y formando parte de las primeras economías del mundo tengamos los pacientes que vivir una realidad que parece que vivimos en 17 estados.
Parece que este sentimiento de sentirte orgulloso de tu país España no está muy de moda y lo que prevalece es un sentimiento hacia el regionalismo, que por supuesto lo entiendo siempre y cuando el estado y los intereses generales de todos los ciudadanos prevalezca a los intereses particulares de determinadas regiones.
Así las cosas, depende del dinero o del interés político o de vete tú a saber, porque hay comunidades que actúan de una forma más ágil que otras en el cumplimiento.
Pero esto no es un señalamiento a ninguna en concreto por que la realidad es que cada una actúa según sus propios criterios y donde una es ágil en algún tema en otro es lenta.
Denunciar esta situación o manifestar estos problemas no es plato de gusto, pero la responsabilidad de un presidente pasa en primer lugar y aunque no apetezca publicar esta situación.
Que en un tratamiento del cáncer influya más el código postal que el código genético y que esto se convierta en un lema en el día contra cáncer es muy significativo, pero que se diga delante de la ministra de sanidad es inconcebible.
¿Qué medidas está tomando el Ministerio de Sanidad? Recuerdo que, aunque la Sanidad esté transferida sigue teniendo la responsabilidad y es ella y solo ella la que debe, una vez tiene conocimiento de estas inequidades, la que debería llamar al orden a quien corresponda.
Resulta curioso escuchar y fomentar por parte de los gobernantes lo buen ciudadano que debes de ser con el pago de tus impuestos, en la solidaridad compartida y siempre buscando el bien común y general de todos, pero cuando observas con impotencia cómo las instituciones poco a poco se han convertido en un foco de desigualdad, y lo más preocupante en una falta de iniciativas en revertir esta inequidad, a uno ya no le queda otra que trabajar y pelear como lo hacen todas nuestras asociaciones de pacientes, confiando en que algún día esto termine por solucionarse.
Debemos hacer país, trabajar por los más necesitados, que en muchos casos son los pacientes y las personas frágiles.
Este es el camino que yo inicié hace 20 años, trabajar en la defensa de sus derechos y luchar contra las injusticias y las desigualdades buscando siempre su mejor calidad de vida.