Un trastorno mental se caracteriza por una alteración clínicamente significativa en la cognición, la regulación emocional o el comportamiento de un individuo.
Por lo general, se asocia con angustia o deterioro en áreas importantes del funcionamiento. Hay muchos tipos diferentes de trastornos mentales.
Los trastornos mentales también pueden denominarse condiciones de salud mental. Este último es un término más amplio que cubre los trastornos mentales, las discapacidades psicosociales y otros estados mentales asociados con una angustia significativa, deterioro en el funcionamiento o riesgo de autolesión.
En 2019, 1 de cada 8 personas, o 970 millones de personas en todo el mundo, vivía con un trastorno mental, siendo los trastornos de ansiedad y depresión los más comunes.
A partir del 2020, la cantidad de personas que viven con trastornos de ansiedad y depresión aumentó significativamente debido a la pandemia de COVID-19.
Ansiedad
Los trastornos de ansiedad se caracterizan por miedo y preocupación excesivos y trastornos conductuales relacionados. Los síntomas son lo suficientemente graves como para provocar una angustia significativa o un deterioro importante del funcionamiento. Hay varios tipos diferentes de trastornos de ansiedad, tales como: trastorno de ansiedad generalizada (caracterizado por preocupación excesiva), trastorno de pánico (caracterizado por ataques de pánico), trastorno de ansiedad social (caracterizado por miedo y preocupación excesivos en situaciones sociales), trastorno de ansiedad por separación ( caracterizado por miedo o ansiedad excesivos por la separación de aquellos individuos con los que la persona tiene un vínculo emocional profundo), y otros. Existe un tratamiento psicológico eficaz y, dependiendo de la edad y la gravedad.
Más de 264 millones de personas viven con ansiedad.
Depresión
La depresión es diferente de las fluctuaciones habituales del estado de ánimo y las respuestas emocionales de corta duración a los desafíos de la vida cotidiana.
Durante un episodio depresivo, la persona experimenta un estado de ánimo deprimido (sentirse triste, irritable, vacío) o una pérdida de placer o interés en las actividades durante la mayor parte del día, casi todos los días, durante al menos dos semanas. También están presentes varios otros síntomas, que pueden incluir falta de concentración, sentimientos de culpabilidad excesiva o baja autoestima, desesperanza sobre el futuro, pensamientos de muerte o suicidio, sueño interrumpido, cambios en el apetito o el peso, y sentirse especialmente cansado o con poca energía.
Las personas con depresión tienen un mayor riesgo de suicidio. Sin embargo, existe un tratamiento psicológico eficaz.
Aproximadamente 280 millones de personas en el mundo tienen depresión.
Más de 700.000 personas mueren por suicidio cada año. El suicidio es la cuarta causa principal de muerte entre los 15 y los 29 años.
Trastorno bipolar
Las personas con trastorno bipolar experimentan episodios depresivos alternados con períodos de síntomas maníacos.
Durante un episodio depresivo, la persona experimenta un estado de ánimo depresivo (sentirse triste, irritable, vacío) o una pérdida de placer o interés en las actividades durante la mayor parte del día, casi todos los días.
Los síntomas maníacos pueden incluir euforia o irritabilidad, mayor actividad o energía y otros síntomas como mayor locuacidad, pensamientos acelerados, mayor autoestima, menor necesidad de dormir, distracción y comportamiento impulsivo imprudente.
Las personas con trastorno bipolar tienen un mayor riesgo de suicidio. Sin embargo, existen opciones de tratamiento eficaces que incluyen la psicoeducación, la reducción del estrés y el fortalecimiento del funcionamiento social y la medicación.
Existen más de 144.000.000 millones de personas en el mundo que padecen un trastorno bipolar.
Trastorno de estrés post traumático
El trastorno de estrés post traumático puede desarrollarse después de la exposición a un evento o serie de eventos extremadamente amenazantes u horribles.
Se caracteriza por todo lo siguiente:
1.- Volver a experimentar el evento o eventos traumáticos en el presente (recuerdos intrusivos, escenas retrospectivas o pesadillas).
2.- Evitación de pensamientos y recuerdos del evento(s), o evitación de actividades, situaciones o personas que recuerdan el evento(s).
3.- Percepciones persistentes de una mayor amenaza actual. Estos síntomas persisten durante al menos varias semanas y provocan un deterioro significativo del funcionamiento.
Esquizofrenia
Las personas con esquizofrenia tienen una esperanza de vida 10-20 años inferior a la de la población general.
La esquizofrenia se caracteriza por alteraciones significativas en la percepción y cambios en el comportamiento.
Los síntomas pueden incluir delirios persistentes, alucinaciones, pensamiento desorganizado, comportamiento muy desorganizado o agitación extrema. Las personas con esquizofrenia pueden experimentar dificultades persistentes con su funcionamiento cognitivo. Sin embargo, existe una variedad de opciones de tratamiento efectivas, que incluyen medicamentos, psicoeducación, intervenciones familiares y rehabilitación psicosocial.
La esquizofrenia es un trastorno mental grave que a escala mundial afecta a aproximadamente 24 millones de personas, es decir, a 1 de cada 300 personas.
Trastorno de alimentación
Los trastornos de la alimentación, como la anorexia nerviosa y la bulimia nerviosa, implican una alimentación anormal y preocupación por la comida, así como problemas prominentes de peso corporal y forma.
Los síntomas o comportamientos dan como resultado un riesgo o daño significativo para la salud, una angustia significativa o un deterioro significativo del funcionamiento.
- La anorexia nerviosa a menudo comienza durante la adolescencia o la adultez temprana y se asocia con muerte prematura debido a complicaciones médicas o suicidio.
- Las personas con bulimia nerviosa tienen un riesgo significativamente mayor de consumo de sustancias, tendencias suicidas y complicaciones de salud.
Existen opciones de tratamiento eficaces, incluido el tratamiento basado en la familia y la terapia cognitiva.
Los trastornos alimentarios afectan en todo el mundo a siete de cada 1.000 mujeres y a uno de cada 1.000 hombres.
Comportamiento disruptivo y trastornos disociales
Este trastorno, también conocido como trastorno de la conducta, es uno de los dos trastornos del comportamiento disruptivo y disocial, el otro es el trastorno negativista desafiante.
El comportamiento perturbador y los trastornos disociales se caracterizan por problemas de conducta persistentes, como conductas insistentemente desafiantes o desobedientes que violan persistentemente los derechos básicos de los demás o las principales normas, reglas o leyes sociales apropiadas para la edad.
El inicio de los trastornos disruptivos y disociales suele ocurrir, aunque no siempre, durante la infancia.
Existen tratamientos psicológicos efectivos, que a menudo involucran a padres, cuidadores y profesores, resolución de problemas cognitivos o entrenamiento en habilidades sociales.
La esquizofrenia afecta aproximadamente a 24 millones de personas o 1 de cada 300 personas en todo el mundo. Esta tasa es de 1 en 222 personas entre los adultos.
Trastornos del neurodesarrollo
Los trastornos del neurodesarrollo son trastornos conductuales y cognitivos, que surgen durante el período de desarrollo e implican dificultades significativas en la adquisición y ejecución de funciones intelectuales, motrices, del lenguaje o sociales específicas.
Los trastornos del neurodesarrollo incluyen trastornos del desarrollo intelectual, trastorno del espectro autista y trastorno por déficit de atención con hiperactividad, entre otros.
El déficit de atención con hiperactividad se caracteriza por un patrón persistente de falta de atención y/o hiperactividad-impulsividad que tiene un impacto negativo directo en el funcionamiento académico, laboral o social.
Los trastornos del desarrollo intelectual se caracterizan por limitaciones significativas en el funcionamiento intelectual y el comportamiento adaptativo, lo que se refiere a dificultades con las habilidades que se realizan en la vida diaria.
El trastorno del espectro autista constituye un grupo diverso de condiciones caracterizadas por cierto grado de dificultad con la comunicación social y la interacción social recíproca, así como patrones persistentes de comportamiento, intereses o actividades restringidos, repetitivos e inflexibles.
Existen opciones de tratamiento efectivas que incluyen intervenciones psicosociales, intervenciones conductuales, terapia ocupacional y del habla. Para ciertos diagnósticos y grupos de edad, también se puede considerar la medicación.
Conclusión
En cualquier momento, un conjunto diverso de factores individuales, familiares, comunitarios y estructurales pueden combinarse para proteger o socavar la salud mental.
Aunque la mayoría de las personas son resilientes, las personas que están expuestas a circunstancias adversas, como la pobreza, la violencia, la discapacidad y la desigualdad, corren un mayor riesgo.
Los factores protectores y de riesgo incluyen factores psicológicos y biológicos individuales, como las habilidades emocionales y la genética. Muchos de los factores de riesgo y protección están influenciados por cambios en la estructura y/o función del cerebro.
Los sistemas de salud aún no han respondido adecuadamente a las necesidades de las personas con trastornos mentales y cuentan con recursos significativamente insuficientes. La brecha entre la necesidad de tratamiento y su provisión es amplia en todo el mundo; y a menudo es de mala calidad cuando se entrega.
Las personas con trastornos mentales también requieren apoyo social, incluido el apoyo para desarrollar y mantener relaciones personales, familiares y sociales. Y también pueden necesitar apoyo para programas educativos, empleo, vivienda y participación en otras actividades significativas.
El Plan de Acción Integral de Salud Mental 2013-2030 de la OMS reconoce el papel esencial de la salud mental en el logro de la salud para todas las personas.
Uno de cada ocho personas en el mundo vive con un trastorno mental, esto implica alteraciones significativas en el pensamiento, la regulación emocional o el comportamiento.