El paciente en el centro es un cliché, una frase, expresión, acción o idea que ha sido usada en exceso, hasta el punto en que pierde novedad, especialmente si en un principio fue considerada notoriamente poderosa o innovadora.
Esta sería una definición perfecta sobre esta expresión que los pacientes escuchamos y leemos constantemente. Pero la pregunta que me hago es: ¿estamos o somos el centro de la atención o de la sanidad?
Reconozco que es preciosa y uno se siente el protagonista de la atención, la razón de ser de nuestros profesionales, la preocupación u ocupación de la Administración, trabajando incansablemente por nosotros, los pacientes. Pero, como dice el refrán, «la mujer de César, además de serlo, tiene que parecerlo», y es que hay detalles que aún al paciente no se le escapan.
Me explico:
Sabemos de las dificultades, de la enorme presión asistencial, de las listas de espera y de tantas y tantas dificultades y problemas a los que nos enfrentamos. Pero, bueno, si somos el centro, ni tan mal.
Pero hay detalles que pueden pasar desapercibidos para muchos, también igual al principio para los pacientes, pero al cabo del tiempo te das cuenta de que todo esto de ser el centro es puro cliché, puro maquillaje y marketing que realmente solo beneficia a la profesión, a su reputación y su vocación sobre todas las profesiones sanitarias. Repetirlo una y otra vez para que todos comprendamos que somos la única razón de su trabajo es algo que, como también se suele decir, «las mentiras tienen las patitas cortas».
‘¿Estamos o somos el centro de la atención o de la sanidad?’
Y es que un ejemplo cotidiano y muy frecuente son las innumerables actividades y congresos médicos, sanitarios o políticos donde, afortunadamente, a veces nos invitan y uno no sabe muy bien si es pura imagen y nada más.
Queridos lectores, los pacientes en estas actividades SIEMPRE nos encontramos en la última fila, en la mesa de la esquina de la sala. No somos recibidos por los periodistas ni por los fotógrafos. No, definitivamente no somos el centro.
¿Os imagináis al presidente de los médicos, a la consejera de sanidad o cualquier otra autoridad en la fila 10? No, queridos lectores, los pacientes estamos todavía muy lejos de ese centro que tanto usan y abusan de utilizarlo.
¿Cómo es posible que, siendo la razón de ser de una profesión, siendo el centro de toda la atención sanitaria, nos manden, como se suele decir, al gallinero, lejos de cualquier foco o protagonismo? Ese es, lamentablemente, en la actualidad nuestro lugar: el gallinero.
Y a todos los responsables de desayunos, cafés con autoridades sanitarias, organizadores de eventos y congresos, les pregunto: ¿por qué siempre ocupamos estos lugares? ¿Acaso nadie les dijo la frase «el paciente es el centro»?
Así que, si además de serlo hay que parecerlo, ni lo somos, ni lo parecemos.
¿Me acompañas?