OTROS AUTORES: Josep Vergés Milano; Nina Martínez Fernández; Sheng Jie Lin; Alejandro Baquero Zazo, Daniel Baquero Zazo y Sara Hernandez Ortega.

 

La esperanza de vida al nacer y a los 65 años ha aumentado significativamente en España; y, de hecho, las personas de 65 vivirán un promedio de 24 años más. No obstante, el 60% de las personas mayores de esta edad sufren al menos una enfermedad crónica, lo que significa que la mayoría de las personas de edad avanzada, son pacientes, siendo las patologías osteoarticulares muy comunes en esta población, destacando la artrosis, la osteoporosis y la sarcopenia; acompañadas de diferentes comorbilidades.

Las tres cursan inicialmente de forma silente y a pesar de ser predecibles en muchos casos, en base a los factores de riesgo; es frecuente que sean diagnosticadas en estadios avanzados e incluso con deterioros irreversibles; lo que resulta dramático, pues el retraso en su identificación y demora en la instauración de un tratamiento, son los principales escollos para ralentizar su evolución y evitar complicaciones; y es que, aunque son crónicas y “no se curan”, hay mucho que se puede hacer.

Son muy prevalentes y afectan a las mujeres 2-3 veces más que a los hombres. El prototipo, es una mujer de edad avanzada, que vive sola muchas veces y es pensionista en la mayoría de los casos, con una limitada capacidad financiera.

La artrosis no solo acompaña a la edad y género, también a ciertas actividades como el deporte de alta y duradera intensidad, siendo la enfermedad crónica más prevalente entre ex-deportistas de alto rendimiento; y ciertas situaciones como la obesidad, entre otras. Aun así, la media de espera para ser diagnosticada un paciente con artrosis es de 3 años; y aunque en España hay diagnosticadas más de 7 millones de personas, se pueden observar lesiones subclínicas en las articulaciones del doble de esta cifra. Una vez progresa la afectación articular, es frecuente la causa de dolor crónico invalidante.

Más de 3,5 millones de personas han sido diagnosticadas en España de osteoporosis, pero muchas más padecen osteopenia, una etapa previa a la osteoporosis, siendo importante saber, que cerca de la mitad de las personas que sufren una fractura por fragilidad, presentan una densidad mineral ósea que corresponde a osteopenia. El 65% de las fracturas por fragilidad no estaban diagnosticadas todavía y de hecho, en España se produce 1 fractura por fragilidad cada 2 minutos. Es una situación grave, que cursa con dolor a partir de este momento y puede incluso desembocar en la muerte (20-30% en el primer año tras fractura en pacientes de edad avanzada) y solo el 40% de las personas recupera su calidad de vida original.

La sarcopenia suele asociarse con la inactividad y también con el envejecimiento, ya que a partir de los 40-50 años, la masa muscular disminuye aproximadamente un 1% – 2% al año (más rápido en personas sedentarias). El 25% de las personas mayores de 70 años y el 50% de las personas mayores de 80 años, la sufren, lo que lleva también a cierta discapacidad, debilidad y un mayor riesgo de caídas, así como un aumento de la carga sobre las articulaciones y el riesgo de desarrollar otras patologías articulares.

La falta de tiempo es un tema recurrente en la sociedad actual, unido a que muchas personas afectadas no son capaces de asociar los síntomas a la enfermedad de manera que van posponiendo su visita al médico; lo que se une a la carga asistencial de estos y a la lista de espera que, en suma, hace que se retrase el diagnóstico y puedan producirse antes, daños irreparables.

El diagnóstico precoz y la prevención están a nuestro alcance si se aplicara proactivamente el screaning de la población, en base a la edad y los factores de riesgo, permitiría hacerse un diagnóstico precoz y personalizar su abordaje, variando hábitos y empleando tanto terapias farmacológicas como no farmacológicas y nutricionales.

No obstante, parecen ser patologías con poco glamur, pues a pesar del alto número de afectadas/os, recibimos una escasa atención, tanto asistencial como a nivel de I+D, nos hace disponer de un reducido arsenal terapéutico y recibirlo tarde en muchos casos.

El cuidado de nuestra estructura osteoarticular debe empezar con la prevención, educando desde edades tempranas para tener una buena alimentación e hidratación, en cuanto a calidad y cantidad. Además, es importante mantener hábitos saludables como evitar el sedentarismo, recibir el sol directo de forma controlada, dejar de fumar, practicar ejercicio con moderación, fortalecer la musculatura y hacer lo posible por evitar riesgo de caídas, entre otras prioridades. Además, ante los factores de riesgo de la artrosis, se hace necesaria la condroprotección terapéutica, que frena o ralentiza el desgaste articular, con los llamados fármacos modificadores de síntomas de acción lenta (symptomatic slow acting drugs for osteoarthritis – SYSADOA) como el condroitin sulfato, el sulfato de glucosamina.

Una vez establecidas, las enfermedades osteoarticulares limitan la capacidad del paciente para realizar actividades incluso cotidianas, lo que puede afectar su independencia, calidad de vida, actividad laboral, etc. El dolor crónico, la discapacidad física y la necesidad de tratamiento continuo pueden generar estrés emocional y social en los pacientes, así como también impactar en sus relaciones personales y profesionales. Además, estas condiciones pueden aumentar el riesgo de depresión y ansiedad, lo que complica aún más la gestión integral de la salud de los pacientes.

Por todo ello, podemos concluir que se trata de enfermedades graves, muy prevalentes en especial entre las mujeres, que no solo ponen en peligro al paciente, sino que afectan severamente su calidad de vida y cuyo diagnóstico es frecuentemente tardío y consiguientemente también su abordaje.

La calidad de vida de los pacientes con enfermedades osteoarticulares está estrechamente relacionada con el manejo efectivo de los síntomas, el acceso a tratamientos adecuados, el apoyo emocional y social, así como la rehabilitación y ejercicio físico adaptado. Un enfoque multidisciplinar que incluya médicos, enfermeras, fisioterapeutas, farmacéuticos, podólogos, psicólogos y terapeutas ocupacionales, entre otros, es fundamental para que sea posible el diagnóstico precoz y la prevención; base de los específicos programas puestos en marcha por la Fundación Internacional de patología Osteoarticular (OAFI), como OAFI children, OAFI woman, OAFI veterans, OAFI with you, OAFI space, etc.

Si estás interesado en saber más sobre salud articular o necesitas nuestra ayuda como organización de pacientes, estamos a tu disposición en OAFI (Osteoarthritis Foundation Interntional) https://www.oafifoundation.com/, con sede en Barcelona, c/ Tuset, 19 · 3º 2ª; teléfono: 931 594 015 y correo electrónico: info@oafifoundation.com.