La Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV) reunió del 1 al 4 de junio en el Palacio de Congresos de Málaga a los profesionales más destacados en el diagnóstico, prevención y tratamiento de las enfermedades de la piel en su 49 Congreso Nacional. Más de 150 sesiones, muchas de ellas prácticas y participativas, que han proporcionado una completa actualización, desde la ciencia básica hasta el impacto en la salud global y la práctica clínica.
Uno de los seminarios destacados que tuvo lugar el sábado, 4 de junio, y titulado “¿Cómo puede ayudar al dermatólogo en su consulta la Inteligencia Artificial?”, estuvo presentado por José María Martínez, presidente de New Medical Economics. En este seminario participaron los expertos: Antonio Urda, vicepresidente de Hospitales en Savana y Lorena Pérez, investigadora de la Cátedra de Genoma Humano y Derecho de la Universidad del País Vasco.
En su introducción José María Martínez habló de la gestión económica y de los recursos “es imprescindible”. También dijo que “nunca un dermatólogo será superado por un robot, pero si lo será por otro dermatólogo que aplique la inteligencia artificial si él no lo hace”.
Por su parte, Antonio Urda centró su exposición en lo que “la inteligencia es capaz de hacer por nosotros”. Puso el ejemplo de una radiografía de tórax, “tan solo una imagen nos puede dar infinidad de datos”. Urda considera que “ninguna actividad humana genera tantos datos a diario como un servicio de salud. La información sanitaria se duplica cada 5 años”.
Este experto, habló de los beneficios de la inteligencia artificial y todo lo que se puede explotar: “Se utilizan sensores para recopilar datos, se puede tener monitorización constante de los recién nacidos y esto ya es una realidad. La IA puede simplificar los datos de nuestro ordenador mientras vemos a un paciente. Los datos son la materia prima y tenemos que saber utilizarlos”.
También explicó el funcionamiento del machine learning y de las herramientas con aprendizaje profundo, “la IA es capaz de resolver problemas, analizar toda esa información que se está generando de una cosa, en definitiva, nos permite explotar toda esa información”.
Desde Savana, contó Urda: “generamos conocimiento gracias a la Historia Clínica Electrónica, transformamos el texto libre en big data aplicando inteligencia artificial”, y puso de relieve su “método”, que reconoce conceptos para descartar, prevenir, y diagnosticar enfermedades.
En cuanto a dermatología, el vicepresidente de Hospitales en Savana cree que la Inteligencia artificial para la monitorización de esta especialidad está bastante avanzado, “la imagen da mucha información”. En este sentido, otro aspecto que consideró fundamental es la “transparencia y credibilidad”.
Por otro lado, la presentación de Lorena Pérez versó sobre el valor de los datos masivos. Comenzó su speech con algunas cuestiones ético-legales importantes y con unas premisas previas de cara al futuro. “Cada vez se desarrollan más iniciativas de datos abiertos y proyectos de código abierto, que facilitan el acceso a los datos de las investigaciones y las publicaciones científicas”. OpenCovid y Deep Mind son ejemplos de aplicaciones de código abierto a disposición de los investigadores.
Para la experta, los datos son el petróleo del S.XX, “IA en Dermatología necesita de datos, de muchos y buenos datos”. Seguidamente, pasó a hablar de regulación y del nuevo espacio europeo de datos sanitarios, “no existe una gobernanza global de los datos sanitarios a nivel de la UE, una estrategia europea tendría que incluir: definición de los procesos mínimos de preservación de la privacidad y la ciberseguridad, definición de los estándares mínimos de interoperabilidad y control de calidad de los datos sanitarios, definición de las áreas y fuentes de datos, incluyendo los datos del sector no sanitario, establecimiento de la confianza interorganizacional y entre niveles para el intercambio de datos, garantizar la responsabilidad ante los ciudadanos y asegurar su participación y apoyo y una Ley de Gobernanza de Datos (DGA)”, explicó.
Según contó Pérez, un caso de éxito en este sentido es Aragón, que “quiere impulsar su capacidad de analítica de datos siguiendo la estrategia nacional, y también integrar aquellos datos que provienen de telesalud, telemonitorización y cuidados integrados en su historia clínica electrónica”.
Para finalizar, la jurista e investigadora analizó los riesgos y desafíos en materia de protección de datos personales y privacidad como el “mercado negro de datos en salud, hackeo, falsificación de datos…”. También explicó detalladamente las garantías que deben cumplirse a la hora de proteger los datos, del principio de transparencia y legal disign, y del principio de minimización de datos y la anonimización en investigación biomédica, que “será obligatorio cuando se trate de datos sensibles, de datos de salud, cuando se trate de datos de control de acceso público a gran escala y siempre que pueda afectar a los efectos jurídicos de las personas”.