Fumar perjudica gravemente a la salud, y no hay ninguna duda al respecto. Se ha demostrado que está relacionado con diversas enfermedades, incluyendo el cáncer, problemas en el sistema respiratorio, cardiovascular, digestivo y urinario, entre otros. De hecho, el tabaco mata a la mitad de sus consumidores como asegura la Organización Mundial de la Salud (OMS). En todo caso, es clara también la afectación de la calidad de vida, interfiriendo con la reproducción y la salud osteoarticular, por ejemplo.

El 60% de las personas mayores de 65 años sufren más de una enfermedad crónica, siendo la patología osteoarticular especialmente prevalente; siendo el hecho de fumar  un factor de riesgo para desarrollar osteoporosis, pues se observa que los fumadores tienen entre un 30% y 50% más probabilidad de fracturarse la cadera que los no fumadores de la misma edad; y en cuanto al dolor crónico, es patente un aumento significativo en la intensidad del dolor en mujeres fumadoras y el consumo de tabaco se ha asociado con una mayor prevalencia de dolor lumbar.

En OAFI entendemos que la prevención del acceso y adicción al tabaco es crucial, pero también consideramos esencial brindar un apoyo eficaz a aquellos que desean dejar de fumar; y en este sentido, hemos promovido el proyecto “Afrontar el proceso de dejar de fumar”, con el objetivo principal de mejorar la capacidad de afrontamiento y autocuidado del paciente con patología osteoarticular para dejar de fumar. Los objetivos secundarios incluyeron identificar las principales motivaciones, las barreras, valorar la efectividad de las estrategias de afrontamiento   y hacer propuestas que podrían contribuir al éxito para dejar de fumar.

Desde OAFI con el aval científico de la SECA, organizamos un Grupo Nominal siguiendo el método descrito por McMillan, de forma telemática, primero mediante videoreunión y posteriormente vía correo electrónico; e identificamos las principales motivaciones para dejar de fumar y las barreras de naturaleza, física, emocionales y sociales; sugiriendo factores de éxito y se valoró la efectividad de las ocho estrategias de afrontamiento: 1, proactividad, poner medidas uno mismo para resolver el problema; 2, la autocrítica con uno mismo, para mejorar; 3, la manifestación emocional para desahogarse; 4, el pensamiento desiderativo buscando el lado bueno; 5, el apoyo social  con una persona de confianza; 6, la reestructuración cognitiva para intentar ver lo positivo de las cosas; 7, evitar los problemas para no dejar que afecte; y 8, la retirada social, ocultándose.

‘Si fumas y no puedes dejarlo, reduce al menos el daño’

Las principales situaciones identificadas, que animan a dejar de fumar, fueron: la conciencia de las limitaciones que produce la dependencia como el transporte público, comercios, reuniones, etc.; la conciencia de las limitaciones físicas como afonía, respirar mal, incapacidad para subir escaleras, mucosidad matutina, etc.; la conciencia de los problemas de salud como bronquitis y tos persistente, etc.; por la presión social y aislamiento; la queja del entorno afectivo, para dar un buen ejemplo o alegría a los seres queridos; recomendaciones recibidas de los profesionales de la salud; aspectos estéticos y olor; situaciones concretas como el embarazo, lactancia, o convivencia con niños pequeños o personas mayores; así como el coste.

A pesar de la conciencia de los riesgos, existen numerosas barreras que dificultan el abandono del hábito, lo que hace que la deshabituación de fumar sea un desafío enorme y que solo a veces llegue a ser exitoso.

La generación baby boom que ahora tiene entre 40 y 60 años y supone los estratos de edad con mayor población, fue educada, desde niños y durante mucho tiempo, en un entorno que normalizaba el hábito de fumar. En el entorno social, incluso se regalaban “cigarritos de chocolate”, relacionándose con un signo de madurez, quedando demasiado interiorizado, lo que dificulta su deshabituación.

Es frecuente empezar pensando “que se podrá controlar y dejar cuando se quiera”, lo que justifica la intensa campaña contra fumar; no obstante, el acceso es muy fácil, y las leyes y normativas son más eficaces para preservar los derechos de los no-fumadores que para desmotivar a los que ya lo son.

El componente emocional es fundamental para combatir el hábito, ya que, para muchos fumadores, el tabaco proporciona placer, tranquilidad y relajación, hasta el punto que para la mayoría, “fumar a veces no es lo peor” haciendo alusión a la salud mental como ya se observó en el proyecto HABITA desarrollado también desde el colectivo de pacientes en 2021; e incluso consideran al tabaco “un amigo que siempre está cuando se le necesita”.

La adicción a la nicotina es una de las principales barreras, lo que puede explicar el hecho de que las intervenciones más eficaces en cesación tabáquica sean con ella, tal como refleja una reciente revisión de la Cochrane fruto de un metaanálisis con más de 332 ensayos clínicos aleatorizados.

Aunque la nicotina es adictiva y no es inocua, no parece ser la causa de las enfermedades asociadas al tabaquismo.

El grado de satisfacción con la ayuda ofrecida por el SNS es intermedio, y el acompañamiento en el proceso para dejar de fumar es muy bajo, coincidiendo con los hallazgos del proyecto HABITA, donde se reflejaba que la mayoría de las personas afrontaba el proceso sin ayuda externa, confiando principalmente en su propia voluntad.

Se ha comprobado que el humo del tabaco contiene unas 7.000 sustancias dañinas, y si se elimina la combustión, se puede reducir el daño. De hecho, respecto a esta acción, se valoró muy alto por los pacientes, el interés por al menos “reducir el daño” si no se puede dejar de fumar, que sin duda sería lo ideal.

El término “reducción de daños” se refiere a las prácticas orientadas a minimizar los impactos negativos del consumo de drogas y sustancias adictivas, tanto a nivel de salud, de uno mismo y de su entorno; y que atañe a la faceta asistencial.

Como conclusiones destacamos que:

Dejar de fumar es un desafío realmente complejo, difícil de llevar a cabo y de raro éxito.

Entre las motivaciones para dejar de fumar destacan, primero las limitaciones que produce la dependencia; y segundo, el problema de salud.

La satisfacción con la ayuda/apoyo recibido por el sistema público se percibe escasa e ineficiente, así como el acompañamiento en el proceso. Si continuamos con las mismas estrategias y acciones, seguiremos obteniendo los mismos malos resultados. Debemos tener una mentalidad más abierta a nuevas soluciones.

Las cuatro principales barreras seleccionadas fueron: en el aspecto físico, la adicción a la nicotina; en el emocional, el placer y ayuda que aporta; en cuanto al social, el fácil acceso; y en lo laboral, acompañar o la presión de los compañeros fumadores.

Entre los factores de éxito destacaron, el que cada uno se conozca a sí mismo y las circunstancias que más le afectan; autoconvencerse y cambiar hábitos, así como hacer uso de las ayudas, como las terapias y elementos sustitutivos; involucrar a alguien querido en el acompañamiento del proceso; el ejercicio y mantenerse ocupado.

Las estrategias más efectivas de afrontamiento, incluyen el ser crítico con uno mismo (autocrítica), el poner medidas uno mismo (proactividad) e intentar ver lo positivo (reestructuración cognitiva); mientras que no lo es el ocultarlo (retirada social).

Se hace necesario personalizar las estrategias de deshabituación, comprometiendo al afectado y haciendo seguimiento.

Se sugiere reducir al menos el daño, como alternativa adecuada para quien no es capaz de abandonar el hábito de fumar.

Consecuentemente, el posicionamiento de OAFI y AECOSAR incluye:

Promover la autorresponsabilidad y autocuidado. Se debe educar desde muy jóvenes en vida saludable: dieta, ejercicio, hábitos, aficiones, etc.

Si no fumas, no fumes nunca. Se debe desalentar a la población a fumar.

Si fumas, deja de fumar. Si ya se fuma, la mejor decisión en relación a la salud es dejar de fumar (personalizar el abordaje).

Si fumas y no puedes dejarlo, reduce al menos el daño. Para aquellos que no pueden o no quieren dejar de fumar, se deben considerar estrategias de reducción del daño.

Si tienes afectada tu salud osteoarticular o conoces a alguien con ella, estamos a vuestra disposición en: https://www.oafifoundation.com/, con sede en España, c/ Tuset, 19 · 3º 2ª, de Barcelona; teléfono: 931 594 015 y correo electrónico: info@oafifoundation.com. ¡Hay mucho que se puede hacer!. Intentaremos ayudarte y tu tambien puedes ser solidario.