El consumo de tabaco además de ser un hábito es sobre todo una enfermedad, el tabaquismo, que causa millones de muertes al cabo del año en todo el mundo, perjudicando seriamente la calidad de vida de los fumadores, de su entorno y del propio planeta. La nicotina es una droga muy potente, tanto o más adictiva que la cocaína o la heroína.
El tabaco además es la causa principal, no solo de la mayoría de cánceres de pulmón que existen, sino que de manera directa o indirecta es culpable de cientos de enfermedades, ya que las aproximadamente 4.000 sustancias tóxicas, y de entre ellas más de 50 sustancias cancerígenas que contiene el humo del tabaco, se instalan en el torrente sanguíneo cada vez que encendemos un cigarrillo, con lo perjudicial que ello resulta para el organismo.
¿Cuáles son las motivaciones que impulsan a las personas a fumar?
Es paradójico, porque, por un lado, el hecho de fumar afortunadamente ya no está tan de moda socialmente; hemos comenzado una era healthy, donde priman más los hábitos saludables, el ejercicio y la buena alimentación. Pero por otro lado, son millones de jóvenes en todo el mundo los que empiezan a fumar aún a sabiendas de las graves consecuencias que puede traer el tabaquismo a medio y largo plazo.
¿Las motivaciones? Desgraciadamente la deseabilidad social sigue siendo la principal causa; y más tarde la tolerancia que provocan las sustancias que se inhalan en el humo del tabaco, nos lleva a pensar que no podremos soportar la abstinencia física o mental del hábito tabáquico y así continuamos fumando años y años.
Dejar de fumar sí se puede
El tratamiento para dejar de fumar debería realizarse de una manera multidisciplinar. Además de los fármacos disponibles que deben prescribirse en atención primaria, existe la psicoeducación y la psicoterapia cognitivo-conductual breve, que presenta un alto porcentaje de éxito a la hora de dejar este hábito.
Los psicólogos sabemos que es difícil, pero no imposible. Durante las primeras semanas la mayoría de pacientes suelen pasar por una abstinencia física y psicológica. El cigarrillo acompaña durante muchos años a las personas fumadoras, en los buenos y los malos momentos, así que lo que aconsejamos es cambiar hábitos y rutinas, respirar profundamente, recordar las razones por las que decidieron dejar de fumar para siempre, y sobre todo, no autoengañarse.
Para finalizar, nos pueden ayudar también muchas apps gratuitas donde la persona ya exfumadora, puede controlar los cigarrillos que no ha fumado, el dinero que se ha ahorrado y el porcentaje de la capacidad respiratoria que ha recuperado, etc.