Informe sobre la situación actual de las enfermeras y estimación de la necesidad de enfermeras en España
Volvemos un año más con nuestra sección, gracias a los lectores y a la dirección de la revista por dejarme colaborar desde este espacio de reflexión compartida.
El día 13 de enero de este año se presentó, por parte del Ministerio de Sanidad, el informe técnico sobre la situación de las enfermeras en España y el resultado de una encuesta donde se recogían las opiniones y percepciones de las enfermeras. El secretario de Estado del Ministerio de Sanidad, Javier Padilla, es quien ha impulsado este proyecto como una vía de trabajo para conocer la situación actual de las enfermeras en España. Este proyecto tiene dos fortalezas a destacar, la primera es que se ha impulsado desde el Ministerio de Sanidad, es decir, sirve de guía, presenta una fotografía útil para todo el territorio español. La siguiente fortaleza es que nos da datos, “no había datos” dijo el secretario de Estado en su presentación, y sin datos, es difícil mirar el camino que hay que elegir para conseguir un buen futuro.
El Ministerio de Sanidad lleva ya algún tiempo intentando conocer qué situación es la que atraviesan las enfermeras en nuestro país, algo que repercute directamente en la provisión de servicios de cuidados en salud, puesto que estos servicios son liderados y gestionados por las enfermeras tanto generalistas como las enfermeras especialistas en nuestro entorno, tanto sanitario como sociosanitario.
El informe ha ido acompañado de la publicación de los resultados de la encuesta realizada desde el Instituto Carlos III, por la Dra. Mayte Moreno y su equipo investigador.
Esta encuesta ha recogido la respuesta de 55.000 enfermeras, que la han cumplimentado de manera telemática, un número nada despreciable de opiniones y que me gustaría destacar en el artículo de hoy como un aspecto relevante para gestores y planificadores de servicios de salud.
El objetivo de este artículo es aportar a nuestros lectores una reflexión sobre algunos aspectos que nos llaman la atención, tanto del informe como de los resultados de la encuesta y que seguramente, deberían de tenerse en cuenta por parte de los gestores tanto en el ámbito de la macrogestión como en la mesogestión, a la hora de plantear la visión de la gestión, del liderazgo y la provisión de los servicios de cuidados en salud de nuestro país.
También me gustaría destacar que la ministra de Sanidad, Mónica García, ya anunció en mayo de 2024 la creación de un Comité de Cuidados en Salud, como un órgano colegiado encargado de abordar todos los desafíos que tienen las profesiones de cuidados. Este Comité está vinculado a la Secretaría de Estado como una estructura técnica y como motor impulsor de una Estrategia Marco que debería resultar una herramienta de utilidad para todas las comunidades autónomas, porque sale del trabajo de un gran número de expertos del cuidado.
Este Comité como motor irá poco a poco realizando acciones, lo que significa, dando camino y creando herramientas para que los decisores, avaladas por los expertos, puedan desarrollar sus políticas en este campo.
Este Comité fue puesto en marcha por Alda Recas, quien planteó la necesidad de que, para gestionar un cambio, es importante contar con un buen número de expertos y por tanto, integrar así los diferentes enfoques de la práctica enfermera en el cuidado profesional. En la actualidad, este Comité está liderado por Paloma Calleja, quien realizó la presentación de los informes el día 13 y en la actualidad lidera el proyecto.
El día 14, corrió mucha tinta en la prensa sobre los datos de los informes y el dato más repetido fue “faltan 100.000 enfermeras”, un dato sin duda llamativo que se repitió en todos los periódicos, en las webs…, y desde luego es, sin duda, un dato importante, aunque para mí, siendo un dato relevante, también me hace pensar sobre ¿esto es todo?
El problema del sistema sanitario de nuestro país es que faltan profesionales, que faltan médicos, llevamos varios años escuchando, aunque sin concretar, y sucede que la realidad es existen plazas en el MIR sin cubrir porque nadie quiere ciertas especialidades, y un etcétera que no viene ahora a cuento y a la vez, ahora descubrimos que faltan 100.000 enfermeras. Aunque ya sabíamos de esta descapitalización paulatina, pero la pregunta es: ¿hay algo más?
Siendo esta una cifra importantísima, el problema no está solo en la cantidad de enfermeras que faltan y faltarán sino como siempre también en el “cómo” y “en el para qué”.
El problema está también en el rol que se le asigna hoy a las enfermeras, en el reconocimiento a su capacidad para resolver situaciones vinculadas a la salud, en las competencias que han adquirido en la universidad y el techo que se encuentran para poder desarrollar su profesión de una manera satisfactoria y en escuchar cómo todavía hay voces que plantean discursos pensando en que las enfermeras somos las diaconisas de antaño, algo que ya aburre pero que es limitante y lo peor, que se escucha y nadie dice “ya está bien”.
Como el lector puede acceder a los informes fácilmente, yo no voy a presentarlos aquí, supongo que será el Ministerio quien desarrollará su plan de difusión y yo prefiero traer aquí algunos resultados que me han parecido importantes o destacables para mis lectores.
En el informe «Situación actual y estimación de la necesidad de enfermeras en España, 2024» se dice que, en España, la ratio de enfermeras por cada 1.000 habitantes es de 6,3 enfermeras frente al 8,5 de la Unión Europea (UE). Un dato que no debería de considerarse menor. Por tanto, se necesitarían al menos 100.000 enfermeras adicionales para que España alcance la ratio promedio de la UE, una situación que, al ritmo actual de crecimiento, tardaríamos en alcanzar entre 22 y 29 años. Así pues, las enfermeras se convierten en un bien escaso que deberíamos de empezar a plantearnos dónde, cómo y cuándo son esenciales por su especificidad para garantizar un cuidado seguro y de calidad a los ciudadanos. Y es importante conocer lo que piensan las enfermeras sobre la reorganización de los servicios que prestan, seguramente aquí hay una clave de éxito.
‘Nuestra sanidad necesita más enfermeras y, sobre todo, más en atención primaria y sin duda, más especialistas’
Otro dato que no debería de pasarse por alto es que hay que tener en cuenta que el 39,4% de las enfermeras encuestadas en el estudio «Situación laboral y necesidades percibidas por las enfermeras en España 2024» manifestó su intención de dejar la profesión en los próximos 10 años. Dato sobre el que volveremos luego. Pero de entrada a las 100.000, si no se desarrolla una política de retención de talento, igual hay que sumar más y esta cifra aumenta.
Simplemente comentar, que se ha invertido mucho en políticas de recursos humanos, pero nada en políticas de personas, cambiar el enfoque igual consigue que las enfermeras permanezcan al 100% en el ejercicio de su profesión y no abandonen cansadas por condiciones laborales y por no ser tenidas en cuenta en su aportación a la salud de los ciudadanos, a pesar de tener pericia.
El número de egresadas anuales, según datos del curso 2022-2023 son 11.593 profesionales nuevos. Una enfermera requiere 4 años de formación universitaria más 2 años de especialización. Tengamos en cuenta que a diferencia de otras disciplinas con cuatro años y su título de grado, pueden ponerse a trabajar en el mes de julio y seguro que las contratan, pero si ya están trabajando y deciden examinarse del EIR y lo aprueban, deberán dejar su contrato por otro en el que cobrarán un salario a la mitad, de 1.200 euros con guardias. Un paso difícil de dar, y quien lo da, seguramente deberá de volver a vivir con sus padres y no es seguro que al terminar pueda ejercer de especialista, difícil decisión. Esto afecta a la especialización de las enfermeras, y se decidió en su momento que las necesitábamos. Otro punto para pensar.
Según datos del Consejo General de Enfermería (CGE), a fecha de 9 de noviembre de 2023, en España había 46.114 enfermeras especialistas. Están reconocidas siete especialidades: matrona, enfermería en salud mental, enfermería del trabajo, enfermería pediátrica, enfermería geriátrica, enfermería familiar y comunitaria, y enfermería médico-quirúrgica (aunque esta última no llegó a desarrollarse).
Su implantación, a excepción de las matronas y salud mental, es muy poco uniforme entre las comunidades autónomas y no en todos los casos implica un aumento de salario o de responsabilidad específica. Solo una de cada tres enfermeras formadas como especialistas trabaja como especialista en un puesto específico.
Otro dato que me gustaría destacar, según el informe, es que el porcentaje de enfermeras dedicadas a labores asistenciales en hospitales ha experimentado un aumento del 27,2% entre 2014 y 2022, pasando de 149.338 a 189.919. El aumento más grande se dio entre 2020 y 2021, coincidiendo con la pandemia de la COVID-19. Ya en este momento había un alto déficit de enfermeras, y además es importante no confundir el número de enfermeras contratadas con las jornadas activas de una enfermera al año, a veces este dato no refleja la realidad del absentismo como sucedió en esa etapa.
Estos datos del informe ponen de manifiesto la intención de las comunidades autónomas de incrementar el número de profesionales en los últimos años, pero siguen siendo insuficientes si nos comparamos con los países de nuestro entorno.
Considerando solo las enfermeras que trabajan en hospitales del Sistema Nacional de Salud (SNS), afirma el informe, la tasa en España es de 3,6 por cada 1.000 habitantes. Existen, sin embargo, diferencias significativas entre las comunidades autónomas. Navarra destaca con la tasa más alta (6,03), seguida de Aragón (4,55), Asturias (4,54) y País Vasco (4,53).
Nuestra sanidad necesita más enfermeras y, sobre todo, más en atención primaria y sin duda, más especialistas. Las enfermeras especialistas pueden ser la solución a muchos problemas por las altas necesidades de cuidados que existen por ejemplo en el ámbito rural, como lo son en otros países. Seguramente se debería de pensar en otras maneras de organización de los servicios y las responsabilidades.
El informe pone de manifiesto la heterogeneidad en condiciones laborales, retribuciones, la incorporación desigual de especialistas o la empleabilidad. Se observa que hay entre las comunidades autónomas muchas diferencias. Falta de uniformidad en el despliegue de la incorporación de las enfermeras especialistas, en geriatría, pediatría o en enfermería familiar y comunitaria.
Aquí cabe repensar sobre el modelo de cuidados enfermeros que se desea para nuestra sociedad. La formación de una enfermera especialista para resolver situaciones diferentes a las que resolvería una enfermera generalista, diferente capacidad, responsabilidad, condiciones, esto supone también pensar en modelos distintos y en la existencia de los equipos de enfermeras por situación concreta, donde se pueda incluir generalista, especialista o EPA.
Por otro lado, tenemos lo que piensan las enfermeras en este momento, reflejado en el informe del resultado de la encuesta. En España, según los datos del INE hay 345.969 enfermeras, un 85,5% son mujeres, un 14,5% hombres y el 53% tiene menos de 44 años.
El informe de resultados de la encuesta está respaldado por la respuesta de 55.000 enfermeras. Uno de los datos que se extrae de la misma como decíamos anteriormente es que el 39,4% manifestó la intención de dejar la profesión en los próximos 10 años.
Una de cada 4 en 10 años abandonará la profesión y el 92% por motivos profesionales y no solo porque se jubila sino porque quieren abandonar. Esto es algo añadido a esa falta de enfermeras, aquellas que piensan abandonar la profesión.
Algo que puede ayudar es conocer lo que las enfermeras opinan, ver qué les pasa, qué necesitan, qué piensan y cuáles son sus prioridades, y resulta muy interesante ver en la encuesta el resultado sobre qué es lo prioritario para ellas en su ejercicio profesional:
Lo primero que priorizan es el desarrollo del modelo competencial. Es decir, dejar trabajar a las enfermeras y que puedan hacer lo que saben hacer, para lo que están preparadas y no permanecer anclados en limitaciones obsoletas, sin crear equipos y sin tenerlas en cuenta cuando las personas con necesidades de cuidados también son sus pacientes.
Modelo de enfermera de práctica avanzada. Este es clave en muchos países donde también se habla de que no hay médicos. Enfermeras que son capaces de resolver situaciones de salud de manera autónoma, coordinar recursos, equipos y entornos y esto, beneficiaría a todo el sistema. Pero es importante reconocer su capacidad.
Trabajar con práctica de cuidados basada en la evidencia científica que generan las enfermeras para desarrollar el enfoque del cuidado seguro, incorporando la evidencia en la organización del cuidado enfermero. La evidencia generada en la investigación que realizan las enfermeras a veces no llega ni a tenerse en cuenta cuando es imprescindible en la provisión de servicios de cuidados seguros y eficaces.
Y el cuarto, que me resisto a no destacar, es mejorar el liderazgo de las enfermeras a nivel local y nacional. Que se nos deje tomar decisiones y se escuche nuestra posición. La participación de las enfermeras como líderes de proceso, visibles y reconocidas en el sistema y por parte de los ciudadanos, mejoraría la sostenibilidad del propio sistema.
Para ir cerrando, no quería pasar por alto aquello que también preocupa a las enfermeras encuestadas, la atención a los pacientes. El informe de la encuesta refleja que la media de pacientes atendidos por una enfermera en su jornada laboral fue de 14 o menos, aunque un 25% atendió más de 25 en su turno. Sabemos que el número es importante, pero sobre todo lo más importante es el nivel de dependencia de cuidados de cada paciente y sin olvidar la capacidad de cuidado de su entorno próximo ante la dependencia de uno de sus miembros y de la necesidad de ser entrenados por enfermeras preparadas para cuidar del otro.
Respecto a la seguridad, un 64,3 % manifestó que no había suficientes enfermeras. Y el 59,5 % que tuvo que dejar de hacer cosas propias del cuidado enfermero. El 70,6% cree que presta unos cuidados de calidad excelentes.
El 68,6 % califico los cuidados con seguridad excelente o buena y un 67,7% percibió que en su lugar de trabajo se producen incidentes con la atención sanitaria alguna vez en semana para 2 de cada 3 enfermeras encuestadas.
En resumen, los informes son interesantes y sus datos nos pueden ayudar a la reflexionar para tomar un camino que nos beneficie a todos.
Necesitamos enfermeras, pero además necesitamos que las enfermeras que están no se quieran marchar y que se queden porque sean profesionales reconocidas que resuelven problemas para los ciudadanos y para el propio sistema.
Es importante pensar en el modelo de cuidados en salud, pensar en la necesidad del liderazgo enfermero de los procesos de cuidados, en la necesidad de la continuidad y en el valor de los equipos de enfermeras para cada situación de complejidad concreta.
Pero también en aceptar que las enfermeras hoy ejercen nuevos roles, y seguramente deberíamos trabajar en adecuar la normativa, que algunos casos son obsoletas y muy limitantes y si escuchamos lo que tienen que decir, entre todos seremos capaces de gestionar una respuesta adecuada a las necesidades de cuidado profesional de los ciudadanos que cubren las enfermeras.
Bibliografía
https://www.sanidad.gob.es/areas/cuidadosEnSalud/home.htm
https://www.sanidad.gob.es/areas/cuidadosEnSalud/investigacionDatos/home.htm