No cabe duda alguna que la tecnología en su más amplio sentido y la transformación digital de las organizaciones suponen una gran oportunidad y son un aliado para profesionales y ciudadanos y muy especialmente para aquellos que padecen alguna enfermedad de carácter crónico y que requieren por lo tanto especiales cuidados, atención y monitorización constante.

Vivimos más, somos el segundo país con mayor esperanza de vida del planeta por detrás de Japón y una de las consecuencias es precisamente la eclosión de este tipo de patologías las cuales suponen un incremento notable de la carga de morbilidad y de enfermedad tanto en términos sanitarios como en presión financiera sobre el sistema.

Hoy en día todos los expertos coinciden en que tanto la cita online como la receta electrónica o la historia clínica digital interoperable son avances que generan ratios de eficiencia y satisfacción considerables en la población. En este sentido tanto el sector de titularidad pública como el de titularidad privada están realizando notables avances, aunque todavía quede mucho camino por recorrer. La movilidad del paciente, según su propio criterio, de un entorno asistencial a otro sin necesidad de llevar las pruebas diagnósticas consigo o cayendo en las grandes ineficiencias y esperas que generan la posible duplicidad y redundancia de las mismas es imprescindible tal y como subraya acertadamente la Fundación IDIS en uno de sus recientes informes.

Pero no podemos ser conformistas en este aspecto máxime teniendo en cuenta que los avances tecnológicos en el entorno de la información y la comunicación son cada vez más ágiles, disruptivos y por lo tanto determinantes. Tal es así que cada vez asistimos con mayor profusión de datos y con mayor insistencia a la monitorización en domicilio y a la medicina no presencial o vulgarmente conocida como telemedicina.

Una consulta de medicina no presencial requiere uniformidad de criterio con los estándares europeos mediante una historia clínica electrónica homologable e interoperable que incorpore necesariamente un módulo de gestión que facilite la organización del trabajo y la trazabilidad del profesional como la desarrollada por el sistema Antari, una gama de productos de eHealth y soluciones integrales de epidemiología desarrollado con notable éxito en España.

“Implantar la Historia Clínica Electrónica Europea es el mejor instrumento para mejorar la atención sanitaria y reforzar la prevención”, refería recientemente el consejero de Sanidad de la Región de Murcia en la IV Jornada de la asociación Salud Digital, celebrada en Madrid.

Avances

Si se cumplen todas las previsiones y “milestones”, Europa podría disponer de una historia clínica electrónica (HCE) y un modelo de eReceta interoperables en 2021. Tras el proyecto EpSOS (European Patients Smart Open Services) que generó pilotajes en este ámbito de actuación, el proyecto Expand (Expanding Health Data Interoperability Services) que los escaló, hoy nos encontramos inmersos en el proyecto eHDSI (eHealth Digital Service Infrastructure), dotado con fondos que la Comisión Europea con el objeto de mejorar la conectividad entre países de la UE (Connecting Europe Facility, CEF) en dos casos de uso de intercambio de información sanitaria transfronteriza: PS (Patient Summary, o historia clínica resumida) y eP&eD (ePrescription and eDispensation, o eReceta).

De estos datos y referencias se desprende que una consulta de medicina no presencial no puede basarse tan solo en una videoconferencia realizada con mayor o menor fortuna. Ha de ser una consulta a distancia, sincrónica preferiblemente, en tiempo real y de alta calidad con posibilidad de conexión de cualquier dispositivo existente en el mercado, de la marca que sea, que no requiera un excesivo ancho y consumo de banda. Además, que tenga  calidad diagnóstica en todas las pruebas y casos y que disponga de una historia clínica electrónica homologada con posibilidad de un gestor de citas y planificador del trabajo.

Buenas prácticas y casos de éxito

En este sentido me gustaría resaltar la importancia que tiene el implantar en las organizaciones sanitarias iniciativas de esta índole que hayan demostrado su idoneidad mediante resultados fehacientes, objetivos, rigurosos y contrastables. De no ser así, se corre el riesgo de generar insatisfacción y, por lo tanto, provocar un impacto negativo reputacional que puede afectar no solo al operador que comercializa sino a todo el sector TIC.

Un ejemplo evidente de buenas prácticas y resultados contrastados lo tenemos en una de las organizaciones más exitosas e innovadoras en el ámbito de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC). En diversos sectores donde la innovación constituye su idiosincrasia y razón de ser, entre ellos el de la salud, el bienestar, la sanidad y la necesaria ciberseguridad. Me estoy refiriendo a GMV, una empresa cien por cien española, en la que trabajan más de mil ochocientos profesionales cualificados en todo el mundo que apuesta y muestra su valía a través del trabajo multidisciplinar, conjunto, mancomunado, sinérgico y colaborativo en Europa, Estados Unidos y también en Latinoamérica y Asia.

Buenas prácticas y casos de éxito tanto en Smart Health como en generación de evidencia a través de la denominada inteligencia artificial, la ciencia y análisis de los datos (big data, small data, Smart data, Machine learning, etcétera), en privacidad y seguridad de la información, que están relacionadas en muchas ocasiones con la agenda 2020 y 2030 de la UE que corresponden a iniciativas europeas con participación preminente de empresas y organizaciones españolas como la que he referenciado.

Algunos ejemplos reconocidos de ámbito europeo son el proyecto “Harmony” relacionado con la mejora y personalización de los tratamientos de pacientes con leucemia linfocítica crónica, linfoma no Hodgking, síndromes mielodisplásicos y otros desórdenes sanguíneos. El proyecto “Mopead” en detección precoz de la enfermedad de Alzheimer. El proyecto “Facet”, para mejorar la calidad de vida de ancianos y personas en estado de fragilidad y pre-fragilidad. El proyecto “Paphos”, de analítica avanzada para la personalización de tratamientos clínicos de los pacientes con enfermedades crónicas. “Swithome”, para rehabilitación de pacientes que han sufrido un ictus. El proyecto “Back Up”, que contribuirá a mejorar la prognosis y los tratamientos del dolor en cuello y zona lumbar o la plataforma “Hexin” de big data para la explotación de datos clínicos y epidemiológicos, una plataforma del Servicio Gallego de Salud (SERGAS) pionera en su modalidad, en un territorio de España tan importante como es Galicia, que emplea una infraestructura big data para obtener evidencias clínicas y epidemiológicas en diferentes casos de uso.

Innovación y normalización

En este contexto de innovación incesante la sociedad demanda no solo resultados que traten de alinearse con los estándares más avanzados de los países de nuestro entorno, sino que también exige calidad y seguridad en todos los procedimientos y procesos. Como no puede ser de otra forma, el paciente debe constituir el centro de todas las decisiones y su relación con el profesional sanitario junto a la innovación tecnológica, farmacéutica y biofarmacéutica son los ejes sobre los que se articula una asistencia médica de calidad.

Rosna Mortuza, directora del Consorcio Internacional de Medición de Resultados en Salud (ICHOM en sus siglas en inglés Fundada en 2012 por líderes del Instituto de Estrategia y Competitividad de la Universidad de Harvard, Boston Consulting Group y el Instituto Karolinska de Suecia, es una ONG independiente), señalaba recientemente que “la variación de resultados en salud es un problema de orden mundial”. “Tenemos objetivos idealistas y ambiciosos, con un enfoque global y con el ánimo de englobar a todos los actores. Nuestra misión es desbloquear el potencial de los cuidados sanitarios basados en valor al definir un conjunto de estándares para medir los resultados que más importan a los pacientes en una amplia gama de enfermedades. Y liderar la adopción y reporte de estas medidas en todo el mundo”, explicaba la directora de ICHOM.  La medición de resultados es esencial y conlleva mejoras en valor para todas las partes interesadas.

“Una consulta de medicina no presencial no puede basarse tan solo en una videoconferencia realizada con mayor o menor fortuna”

Un último apunte relativo a la financiación. En opinión de los expertos, en un contexto actual tan exigente en el que la innovación en su más amplio sentido es incesante y por lo tanto plantea unas necesidades de inversión incrementales, los contratos de financiación por resultados son una forma de atemperar los riesgos ya que pueden contribuir a reducir la incertidumbre del financiador.

Para ello, un elemento clave es utilizar la innovación conforme a las especificaciones y normas de uso, determinar la variable principal de medida de la eficacia, eficiencia y efectividad de una forma consensuada, realizar un seguimiento adecuado y transparente de los procesos y procedimientos instaurados, así como tener en cuenta otros aspectos relacionados con el mercado que se puedan producir entre innovadores similares.

Para construir este tipo de acuerdos es necesario determinar antes qué es innovación, adoptar sistemas de evaluación fiables basados en una metodología claramente definida e incluir la creación del valor que aporta en todos los sentidos.

Es una opinión generalizada que España debe liderar este ámbito tan relevante como es el de la innovación TIC, su incorporación y su gestión en el área de la salud y la sanidad procurando obtener la máxima información y datos de los pacientes de una forma segura y garantista, siguiendo los principios que emanan del nuevo Reglamento General de Protección de Datos (RGPD), a través de los procedimientos de anonimización más exigentes y rigurosos que faciliten la generación de evidencia que permita, a su vez, minimizar el impacto de las enfermedades. Solo con una fórmula que favorezca la predictibilidad y la personalización de las actuaciones médicas, estaremos impulsando de verdad el desarrollo de proyectos de salud más competitivos, precisos, sólidos y solventes que afiancen el futuro.