¿Quién no ha mentido alguna vez? ¿Quién no ha dicho alguna vez una mentira piadosa?

Es cierto que todos hemos mentido en alguna ocasión por diversas finalidades. No pasa nada si las mentiras se hacen de forma puntual. Lo que se considera como mentira piadosa se considera normal, puesto que forman parte de nuestra vida, de nuestro día a día. El problema viene cuando la mentira se hace de forma constante o de forma regular y empiezan a formar parte de nuestra vida, de nuestro día a día y se integran de tal manera en nosotros que se convierten ya en un hábito.

Son muchas las personas que lo tienen integrado hasta tal punto que las hacen suyas, y se creen sus propias mentiras. ¿Te has parado a pensar cómo funciona la mente de un mentiroso? ¿Crees que todas las mentes funcionan igual?

Las personas que mienten de manera repetida, dejan de tener respuestas emocionales con sus propias falsedades. Las mentes de las personas que mienten de manera continua son mentes que se encuentran entrenadas para dicho fin. La mentira se considera una habilidad más, con lo cual solo es cuestión de práctica para que se convierta en una habilidad excelente, difícil de reconocer. Los cerebros de las personas que están acostumbradas a mentir, poco a poco entran en un estado de desensibilización progresiva, haciendo de las mentiras un estilo de vida dejando de lado el sentimiento de culpa o cualquier otro tipo de emoción.

Como bien sabemos, la amígdala, juega un papel importante a la hora de expresar emociones. En el caso de las personas mentirosas, la amígdala no reacciona, creando tolerancia u omitiendo cualquier reacción emocional. Desaparece la sensación de culpa y los remordimientos o preocupaciones por emitir una mentira. La mente del mentiroso funciona de manera diferente. Las personas mentirosas necesitan tener memoria y cierta frialdad emocional. Estudios revelan que los cerebros de los mentirosos patológicos tienen un 14 por ciento menos de sustancia gris y entre un 22-26 por ciento de sustancia blanca en la corteza prefrontal, lo que significa que el cerebro de una persona mentirosa establece más conexiones entre sus ideas y sus recuerdos. Esta conectividad les permite, a los mentirosos, dar mayor consistencia a las mentiras y tener un acceso más rápido a dichas asociaciones.

Si hiciéramos un perfil psicológico de la persona mentirosa podríamos decir que se caracteriza por ser una persona insegura, de autoestima baja. Son personas que, o no hablan mucho o por el contrario se dedican a desarrollar una historia y hablar en todo momento de ella. Cuando se les descubre en la mentira, se convierten en la víctima de la historia, teniendo también reacciones de mucho enfado o tristeza. Son personas que cuando son descubiertas, no hacen otra cosa más que negar en todo momento lo ocurrido hasta que se llega a un punto en el cual ya no se sostiene más y es descubierto.

Podemos hablar de las siguientes cualidades de las personas mentirosas.

  1. Inteligencia: las personas mentirosas tienen esta virtud. Son personas inteligentes, saben cómo engañar y hasta dónde tienen que llegar con la mentira para no ser descubiertos.
  2. Frialdad: actúan de manera fría, no les importa nada a las personas que tengan que involucrar o poner en compromiso. Su finalidad es mentir y no ser descubiertos.
  3. Desconfianza: dudan de la palabra de los demás. Si él miente, piensa que todos mienten. Son desconfiados con la gente.
  4. Extroversión: se caracterizan por ser cautivadores, encantadores, amables, simpáticos con las personas. Así les es más fácil envolver y cautivar a las personas.
  5. Buena memoria: necesita tener buena memoria para acordarse de lo que ha dicho a cada persona y en cada momento y así no ser pillados.

Podemos saber si una persona nos miente o no a través de sus gestos. En las personas mentirosas, la duración de su gesto y de su expresión emocional es anormal. Poseen una expresión física más rígida y fingida, están en tensión y los movimientos tanto de brazos, como de piernas y manos son muy pocos. Se tocan de manera constante la cara, muestran preocupación subiendo la ceja y formando arrugas en la frente, sudoración excesiva.

Uno de los indicios del engaño es la incongruencia entre lo que se dice y lo que se transmite a través de la comunicación no verbal.

Podemos hablar de tres razones o motivos por las cuales los gestos, pueden desvelar un engaño:

  1. El mentir provoca cierto miedo, estrés y esfuerzo: esto se traduce en gestos y expresiones que podemos observar sin problema.
  2. La necesidad de controlar toda la información. Son expertos en controlar la información.
  3. El mentir lleva a conductas no verbales involuntarias.

Cuando las expresiones emocionales duran pocos segundos, eso es un signo de que se está diciendo la verdad. La sonrisa es otra señal. Nos ayuda a disimular una expresión emocional, de ahí que tengamos la risa falsa, y la risa nerviosa ayudando a esconder una emoción que no se quiere mostrar.

Todos hemos oído hablar en alguna ocasión de los mentirosos patológicos. Los mentirosos patológicos, son personas a las cuales les cuesta de una manera considerable el dejar de mentir.

Las personas mentirosas suelen tener un desorden psicológico denominado mitomanía. Esta patología se caracteriza por tener una ausencia en el control de las mentiras. Son mentirosos compulsivos, elaboran historias paralelas a su propia vida real. En muchas ocasiones se desarrolla a través de pequeñas mentiras derivando en una red de mentiras patológicas y compulsivas.

Para poder tratar esta patología se tiene que llevar a cabo un tratamiento psicológico, trabajando la autoestima, punto importante en las personas mentirosas. La baja autoestima lleva a los mentirosos a inventarse historias para así crear una realidad ficticia, la cual se terminan por creer y así sentirse mejor.

“Una mentira puede salvar el presente, pero condena el futuro”, Buda