“Estamos entrando en una nueva etapa de la medicina privada y concertada en España”
Apenas lleva dos años en funcionamiento y la Asociación que dirige Ignacio Guerrero, Unipromel, ya cuenta con más de 20.000 asociados. La Unión Profesional de Médicos de Ejercicio Libre que nació para reivindicar la libertad de los profesionales y de los pacientes ya ha emitido denuncias a varias aseguradoras y centros sanitarios, y esperan seguir haciéndolo gracias a su presencia en las diferentes comunidades autónomas. Su único fin: “que entiendan que los médicos somos una profesión digna y que deben respetar la relación con nuestros pacientes”.
¿Qué motivó la creación de Unipromel?
El desamparo que viven los médicos de ejercicio libre en la sanidad privada, que están sometidos a ínfimas condiciones económicas impuestas por las empresas aseguradoras y los centros hospitalarios, sin admitir la negociación de sus honorarios y bajo la amenaza de rescisión del contrato cuando se pide la revisión anual de la cuota. Esto es una situación insostenible, que se lleva arrastrando desde hace 20 años.
¿Cuál es el modelo a seguir a y el que Unipromel defiende?
Situar la medicina concertada y privada en los más altos niveles de calidad y de excelencia para que algún día en España podamos introducir la plena libertad en la prestación de los servicios sanitarios, según el modelo centroeuropeo. Los pacientes deben tener plena libertad para elegir médico y centro sanitario.
Usted es médico oftalmólogo con una amplia y exitosa trayectoria profesional, ¿por qué se metió en este mundo sindicalista?
Más que en el mundo sindicalista Unipromel se sitúa como una patronal o mejor una asociación empresarial de carácter voluntario en la que se integran los médicos de ejercicio libre que son autónomos o pequeños empresarios. Viene a ser como una CEPYME de médicos empresarios o como la Federación de Empresarios Farmacéuticos españoles (FEFE). De hecho, pertenecemos a ATA (organización nacional de autónomos) y por ende a la CEOE.
¿A qué retos se enfrenta como presidente de esta asociación nacional?
Mi principal desafío es lograr que las aseguradoras y los centros hospitalarios entiendan que los médicos somos una profesión digna y que deben respetar la relación con nuestros pacientes. Somos los responsables de que el paciente reciba una atención de calidad, acorde con las cuotas que pagan, al margen de la Seguridad Social. Pagan para que se les atienda con celeridad y en las mejores condiciones. Para que los médicos podamos dar ese servicio excelente debemos tener una remuneración acorde con nuestra especialidad y experiencia profesional, que debemos negociar adecuadamente para superar la imposición de pagarnos cantidades vergonzosas de 5 a 15 euros por consulta, muy inferiores a la vista domiciliaria de un fontanero, por poner un ejemplo. El médico tiene que pagarse su formación para estar al día, tiene que pagar también los gastos de su clínica privada que no se cubren con la retribución de las aseguradoras. Queremos negociar unas mejores condiciones, acordes con el resto de los países europeos. No pedimos nada extraordinario. Y todo para atender dignamente a nuestros pacientes y que se compense nuestro esfuerzo y dedicación.
¿Qué tipo de prácticas abusivas, según su opinión, realizan algunas compañías aseguradoras?
Imponer unas retribuciones que no se pueden negociar, que son vergonzosas. Algunos datos significativos, que se pueden contrastar. El precio por la primera consulta sigue por debajo de los 20 euros (llega al extremo de 5 euros) y el de una revisión por debajo de 10€ y las sucesivas no se pagan. Para este tipo de consultas la hora de un médico, a precios de mercado, debería rondar los 100€. En Europa, especialmente en Alemania y Francia, la retribución de un médico ronda los 60 y 100 euros por consulta y las intervenciones menores de 500 a 600 y las complejas en 3.000 hasta 6.000 euros.
No aceptar la revisión anual de las retribuciones ni siquiera aquellas que se fijaron hace 30 años. Cuando algún médico se ha quejado o intentado negociar se ha cancelado el contrato o no se ha renovado.
Algunas aseguradoras contratan con grupos hospitalarios, lo cual reduce la retribución del médico ya que el hospital se queda de entrada con el 30-50% de lo que paga la aseguradora.
Las aseguradoras falsean la realidad al publicitar a sus asegurados o posibles clientes, que disponen de un cuadro de médicos «en plantilla», cuando estos, en muchos casos, no son más que falsos autónomos, víctimas de una problemática jurídico-laboral muy próxima a la de los repartidores.
Unipromel pide que se cambie el sistema de baremos de 1988 y 1989 «al que se siguen aferrando las compañías aseguradoras» para pagar con unos precios «de vergüenza» a los médicos de seguros privados y ha propuesto seguir otros modelos europeos, como el francés o el alemán, y que los fijen las asociaciones de médicos y el Ministerio de Sanidad.
¿Cuáles son sus principales denuncias?
El pasado mes de abril (Unipromel) interpuso una denuncia ante la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) contra Sanitas y los grupos hospitalarios con los que tiene suscritos acuerdos de exclusividad para la prestación de servicios médicos. A los médicos se les impone un intermediario no deseado al que se asignan las claves médicas en exclusividad. Exigimos que desaparezca ese intermediario que se apropia de un elevado porcentaje de los honorarios de los médicos.
Además, en junio de 2021, la Comisión de Peticiones del Parlamento Europeo admitió a trámite la queja presentada por Unipromel contra el actual modelo de actuación de las aseguradoras sanitarias. Las compañías de seguros españolas, a diferencia de las europeas, imponen sus honorarios a los profesionales médicos privados, llamados baremos, sin permitir una negociación a los médicos y con desconocimiento de los pacientes. En caso de no aceptar esas tarifas, corren el riesgo de ser expulsados del cuadro médico de esa compañía. Del mismo modo, señalamos que los nuevos modelos de práctica privada están afectando a la calidad de la asistencia médica prestada a los pacientes, como consecuencia de las condiciones impuestas a los médicos por las compañías de seguros y los grupos hospitalarios.
También hemos denunciado a DKV Seguros, ASISA y al grupo hospitalario Quirón, por razones similares e incumplimientos.
¿Cómo contribuyó el colectivo de Médicos de Ejercicio Libre a paliar los efectos de la COVID-19?
Pues como otros muchos médicos de la sanidad pública arriesgando su vida por atender a los pacientes en todo momento y lugar. Ha quedado patente que hemos respondido a lo que marca nuestro código deontológico. Es nuestra obligación como otros profesionales de la salud como los enfermeros y farmacéuticos.
¿Cuáles son los principales logros hasta el momento?
Hemos pasado de cero, en julio de 2019, a 20.000 asociados, gracias a la vinculación directa del médico y a la integración, mediante convenios de colaboración, con colegios de médicos y sociedades científicas. Estamos presentes en toda España, con delegados en las comunidades autónomas. Tenemos en marcha varias demandas y quejas ante los reguladores, como ya he indicado, que esperamos nos sean favorables. Hemos cerrado, recientemente, un acuerdo muy importante con el Colegio de Médicos de Madrid, que nos apoya también en nuestras reivindicaciones.
¿Cree que las administraciones públicas deberían tener un papel relevante en este proceso que ha iniciado Unipromel? ¿Y las patronales del sector?
Lo más importante es que los reguladores de la competencia (CNMC) y la Dirección General de Seguros tomen cartas en el asunto para evitar los abusos y que las patronales del sector o las empresas accedan a sentarse y negociar porque estamos seguros de que las quejas ante los tribunales van a prosperar.
¿Cómo ve el futuro del médico en ejercicio libre en España?
Estamos entrando en una nueva etapa de la medicina privada y concertada en España. Tenemos que recuperar la autoridad del médico en un modelo europeo de relación con las grandes aseguradoras y con los grandes grupos hospitalarios, salvaguardando nuestros intereses y la de nuestros pacientes. Tenemos que defender por encima de todo la dignidad, la libertad y la inviolabilidad del acto médico y la relación médico-paciente.
España debe abandonar el modelo sanitario paternalista más propio de sociedades del siglo pasado y adoptar un modelo de libertad que permita a los pacientes disponer de su tarjeta sanitaria pública, eligiendo al médico que le inspire mayor confianza.
Para que el sistema de sanidad privada funcione bien en España son indispensables dos requisitos básicos que afectan a los protagonistas de la relación médico-paciente. Estos requisitos son respeto y libertad.
Respeto a los pacientes y a sus derechos fundamentales, situándolos en el centro del sistema y reconociendo su derecho a elegir en libertad en un mercado donde la competencia ofrezca un auténtico «valor salud» que puedan comprar como clientes.
Y por supuesto, respeto a los profesionales para que puedan ejercer su profesión desde la libertad y como única autoridad reconocida por sus pacientes, para que estos puedan confiar y se establezca una relación en la que nadie pueda intervenir.