Proteger, conservar, mejorar y restaurar los espacios verdes y jardines de conservación municipal y también su arbolado son, entre otras, las competencias de la Dirección General de Gestión del Agua y Zonas Verdes, perteneciente al Área de Medio Ambiente y Movilidad de la Comunidad de Madrid.
De la subdirección de parques y viveros, dirigida por Santiago Soria, depende concretamente el cuidado de los parques históricos, singulares y forestales, y los viveros municipales, donde se producen anualmente 800.000 plantas de temporada con destino a las distintas zonas verdes municipales. “Es nuestro laboratorio de biodiversidad”, comenta Soria. El Retiro es su más importante parque histórico y, por tanto, un elemento fundamental de su labor.
Para complementar este trabajo de cuidado y conservación del corazón verde de Madrid, en 2018 un grupo de amigos y apasionados de El Retiro crearon la Asociación Amigos de los Jardines del Buen Retiro, con el objetivo de ser un punto de encuentro entre la ciudadanía y las instituciones responsables de los Jardines para que El Retiro siga siendo un lugar de historia, de naturaleza y de esparcimiento. Esta Asociación, presidida por Javier de la Puente, también realiza una labor divulgadora: “queremos que todo el mundo conozca los Jardines del Buen Retiro. Desde que nació la Asociación hacemos una media de 30 conferencias anuales, visitas guiadas todos los sábados, etcétera”.
Jardines del buen retiro
El Jardín Histórico Artístico del Buen Retiro, creado en el siglo XVII, es la zona verde más importante del centro urbano de Madrid, tanto por su extensión como por su riqueza vegetal. Según explica Santiago Soria, “en sus 1.177.300 metros cuadrados destacan el Parterre de estilo francés; el Estanque Grande, las Rías y Lagos artificiales; el Campo Grande de estilo paisajista donde se ubican los Palacios de Velázquez y Cristal; los jardines de Cecilio Rodríguez caracterizado por sus cipreses recortados, setos de boj y pérgolas y la Rosaleda; los jardines de los Planteles formados por cuadros de bosquetes delimitados por setos y el Bosque del Recuerdo”.
Y en sus más de 113 hectáreas de zonas verdes, habitan 19.859 árboles de más de 100 especies distintas, de los cuales el 4% son plátanos de sombra y un 3% pino piñonero. La masa verde se incrementa con 7.922 unidades arbustivas como madroños, durillos y otras especies autóctonas e introducidas. Cuentan también con 27.450 metros cuadrados de macizos arbustivos con rosales, y otras muchas especies de flor, tanto perennes como de plantación anual de temporada.
El ahuehuete
Uno de los árboles más importantes de El Retiro es el ahuehuete. Originario de Guatemala y México, está catalogado como árbol singular, y en lengua náhuatl significa “árbol viejo del agua”. Crece cerca de los ríos y alcanza edades milenarias. Su madera es suave y ligera; su corteza es fibrosa, marrón-rojiza, y se desprende a tiras de manera muy característica. “Nuestro ejemplar es además de porte muy singular, ya que presenta múltiples ramificaciones principales casi verticales en forma de candelabro”, indica Santiago Soria.
Con el cambio de estación, el ahuehuete también cambia su aspecto, perdiendo casi todas las acículas. Su floración es en otoño, con flores en racimos colgantes, lo que, unido a sus hojas flexibles, lo convierten en un espectáculo en esas fechas.
El ahuehuete también está clasificado como árbol protegido, “solo con pisar el terreno hace que las raíces dejen de respirar”, explica de la Puente. Una de las anécdotas que cuenta este experto es que “al ser un árbol tan mítico y bonito, la gente venía a abrazarlo y a chocar su cabeza contra el árbol, por eso había que protegerlo”.
Origen
La versión más extendida del origen del ahuehuete considera que el árbol procede de las primeras plantaciones realizadas en El Retiro en 1633 cuando el conde-duque de Olivares mandó crear el jardín para disfrute del rey Felipe IV. “Posiblemente las semillas llegaron de Oaxaca, Méjico, como regalo del obispo de la zona para el rey de España, pero no tenemos la absoluta seguridad de que fuera así”, analiza Soria.
Por otra parte, la construcción del Parterre en 1714 supuso posiblemente la eliminación de toda la vegetación anterior al nuevo estilo francés de jardinería, traída a España por la dinastía Borbón. En palabras de Soria “una de las hipótesis que cobra más fuerza se ubica en plena Ilustración española, cuando en el siglo XVIII la Corona desarrolló grandes expediciones naturalistas”.
El ahuehuete de El Retiro mide unos 25 metros de altura y casi seis metros y medio de perímetro, y puede tener entre 150 y 300 años, Javier de la Puente cree que tiene “unos 240 años”. Este viejo del agua puede alcanzar más de 2.000 años de vida: “nuestro abuelo está viviendo su etapa más lozana- cuenta Soria- el ahuehuete es posible que sea el árbol más viejo de El Retiro y probablemente de la ciudad, pero no de la región. En el Pardo hay encinas entre 600 y 700 años y en el Valle de Lozoya puede visitarse un tejo de entre 1.500 y 2.000 años”.
Este árbol no tiene un crecimiento rápido y según señala Soria no es una especie fácil de adaptar a nuestro clima. Para el presidente de la Asociación Amigos del Buen Retiro, esta especie “si se cuida y se protege” podría durar hasta 500 años en los Jardines.
Mitos y leyendas
Son muchas las leyendas y curiosidades que rodean al “Rey” de El Retiro, Santiago Soria relata algunas: “cuentan que Cristóbal Colón trajo sus semillas y que Hernán Cortés lloró el 30 de junio de 1520 en un árbol de esta especie, tras la derrota de sus tropas a manos de una tribu azteca. Otras leyendas narran que en la guerra de la independencia las tropas francesas instalaron una pieza de artillería en su horcadura para vigilar el Palacio Real del Buen Retiro y mientras que el resto del arbolado se arrasó, el ahuehuete se mantenía estoico. El ahuehuete también fue símbolo en 1868 cuando el parque se abría a la ciudadanía y en 2020 cuando la nevada Filomena no pudo con él. No cedió casi ni una rama”.
¿Planta medicinal?
Toda medicina deriva de las plantas y en este caso, del ahuehuete, no iba a ser menos, en términos científicos este árbol es denominado Taxodium mucronatum. “Es muy parecido al taxus baccata, al tejo. Del taxus baccata tiene relación el famoso taxol, es un principio activo que se ha empleado mucho para el cáncer”, explica de la Puente. “En México sirve para todo, sobre todo en la zona rural donde todavía utilizan las plantas para la curación. La corteza del ahuehuete tiene propiedades astringentes, se machaca para las heridas, para diarreas, para la menstruación… En España, antes de utilizar una planta como medicinal hay que consultar siempre”.
Aunque esta familia de árboles “tiene principios activos que pueden ser peligrosos para las personas” no lo son para El Retiro que hace que conservar este árbol lo dote aún de mayor encanto. Sin duda, mantener el ahuehuete en el corazón de Madrid es la medicina que El Retiro necesita.
Carmen Mª Tornero Fernández
Redactora jefe de New Medical Economics