“Es muy importante que logremos desarrollar nuevos conceptos de vacunas”
La reputada viróloga ha analizado en esta entrevista para New Medical Economics cómo afrontó la crisis del COVID-19. La también inmunóloga del CSIC ha hecho un balance de la actualidad en cuanto a la pandemia y cifra de vacunados, además de hablar sobre Ciencia en español y los presupuestos destinados a este ámbito.
Ha sido la mayor representante de los investigadores científicos durante los momentos más álgidos de la pandemia provocada por el COVID-19, ¿cómo afrontó esta crisis sanitaria? ¿Qué actuaciones llevó a cabo?
Realmente era un tema en el que yo llevaba muchos años trabajando. Por deformación profesional empecé a analizar desde enero qué es lo que estaba ocurriendo en China, y si nos iba a llegar o no. Siempre lo he hecho cada vez que surge una alarma en China porque durante este siglo han surgido varias. Había científicos que pensaban que el COVID no era más que una gripe, que los chinos nos estaban engañando y creían que este virus no iba a llegar a España y me preocupé porque muchos científicos del campo de la biomedicina pensaban eso. Antes del Estado de alarma, yo les expliqué la situación a los científicos de mi campo, lo expliqué para científicos, pero resultó que dije unas palabras que entendía mucha gente y me di cuenta de que tuvieron muchísimo impacto y mucha gente me dijo “ahora entiendo lo que está pasando, gracias por tranquilizarme”.
No entendía por qué me decían eso cuando realmente les estaba diciendo que íbamos a tener 150 veces más pacientes que en la peor época de los hospitales en las semanas de la gripe, pero entender tranquilizaba. Y, como a mí también entender me tranquiliza, cuando me han preguntado he intentado explicar la situación con el mayor número de datos y con el mayor rigor, para lo cual me lo he tenido que estudiar mucho.
¿Nos podría decir una palabra de lo mejor que ha funcionado durante la pandemia? ¿Y de lo peor?
Lo mejor probablemente, para mí, ha sido la campaña de vacunación. Lo bien preparados que nos ha pillado a España como sociedad. Desde luego, los sanitarios lo han hecho muy bien, han vacunado como 50 o 100 veces más de lo que lo que hacen normalmente en cualquier año, cuando vacunan solo a los bebés y a unos pocos adultos.
Pero en particular toda la sociedad, los medios de comunicación, todo el mundo, la buena confianza que teníamos en las vacunas es bastante extraordinaria para lo que es la Unión Europea. Y cómo con eso hemos logrado llegar a lo más importante, vacunar a un porcentaje altísimo, mayor del 98 por ciento de los grupos de alto riesgo, los mayores de 60 años. Creo que eso es lo que mejor ha funcionado y de lo que nos podemos sentir muy orgullosos en España.
En cuanto a lo peor, creo que la asignatura más importante que tenemos pendiente es el tener datos sanitarios, pero no solo sanitarios, sino datos que sean compatibles entre todas las administraciones (entre primaria y hospitales, entre las comunidades autónomas…) y que sean accesibles y transparentes a la vista de muchos investigadores, porque cada uno puede ver una cosa distinta. Eso hemos visto que lo tienen, por ejemplo, en Reino Unido, su campaña de vacunación no es tan buena como la nuestra, pero sus datos son mejores y eso es algo que nos falta. Nos ha faltado también, por ejemplo, la capacidad de prevenir o de creernos lo que estaba pasando. Pero creo que eso ya no nos va a volver a pasar.
Después de casi dos años de pandemia, ¿cómo describiría el momento actual desde el punto de vista epidemiológico?
Se están detectando menos casos de los que hay, pero esto no es tan grave porque probablemente el porcentaje de asintomáticos es más alto que nunca dado que los vacunados, cuando nos enfrentemos al virus, probablemente seamos asintomáticos, las vacunas protegen muy bien. Para los vacunados, por lo tanto, la situación ahora es muy buena, pero las vacunas no son infalibles, hay un 5 por ciento de personas que enferman de manera grave. Hay que identificar claramente quiénes son ese 5 por ciento, parece que ese 5 por ciento se encuentra sobre todo entre las personas de mayor edad.
Los no vacunados siguen teniendo exactamente el mismo riesgo que antes, estamos entrando en otoño-invierno que es la peor etapa y estamos entrando en otoño-invierno en el que el 90% de la población estamos tendiendo lentamente hacia la normalidad. Para los no vacunados, la probabilidad de que el virus le venga silenciosamente y de cualquier sitio que no controlan es más alta, por lo tanto, para ellos peor. Les animo a que encuentren la razón por la que no se quieren vacunar y que intenten informarse, combatirla, superar el miedo…
Si ya está vacunada casi el 80% de la población, ¿quiere decir esto que el 20% restante son niños menores de 12 años y negacionistas? ¿Qué se puede hacer con estas personas?
La FDA, la Agencia del Medicamento y la de Alimentación de Estados Unidos acaba de dar el visto bueno a que los niños entre de 5 y 11 años se puedan vacunar, que no quiere decir que se tengan que vacunar. Es recomendable, pero hay algunos niños que lo necesitan porque tienen algún tipo de inmunodeficiencia parcial que no responden demasiado bien al virus, pero responden razonablemente bien a las vacunas y necesitan ayuda de ellas.
De ese 20 por ciento, probablemente un 10 por ciento sean los niños por debajo de 12 años y luego también quizás alrededor del 5 por ciento sean personas que se han infectado pero que no se han vacunado. Y quedan algunos que yo no creo que sean negacionistas porque en España hay muy pocos negacionistas, sobre todo lo que hay en España es gente que busca más y más información y la gente que busca mucha información se ha encontrado con los bulos que dicen barbaridades y han metido el miedo en el cuerpo y el miedo es dificilísimo sacárselo de verdad. Es muy difícil salir de ese bucle en el que les han metido todas estas personas que han propagado los bulos, que a lo mejor los han propagado ellos mismos también, que buscaban certezas cuando tenían una situación de incertidumbre total. Hay que encontrar cómo llegar a ellos y no obligándoles, no limitándoles, no soy partidaria de eso, pero intentando entenderles e intentando ayudarles a superar el miedo, porque ellos siguen teniendo el riesgo.
Al inicio de la pandemia se creó la Plataforma de Salud Global del CSIC, que coordina usted. ¿Qué papel tuvo y está teniendo en la búsqueda de soluciones a esta epidemia?
Hemos hecho de todo, hemos trabajado desde la prevención para intentar entender el virus con los movimientos de las personas y ellos anónimamente por los móviles, qué efectos tenían las medidas que se tomaban, porque era muy difícil saber qué efecto iban a tener y muchas veces se tomaban varias a la vez. O sea que era difícil entenderlo. Nos ha costado a todos entenderlo también por la discrepancia entre unas autonomías y otras. Y es que no se tenía experiencia científica y era la intuición de las personas que ponían las medidas, entonces el CSIC ha ayudado a intentar ver qué impacto tienen en prevención, en conocimiento de cómo es el virus, cómo es la comunicación. En cuanto a prevención, estos datos se han puesto siempre en disposición de autoridades centrales y autonómicas.
Otro punto era conocer cómo es el virus, conocer cómo es la enfermedad, conocer cómo es nuestra defensa frente al virus para de esa manera avanzar más. Desde muy al principio, con este conocimiento se ha ido, por un lado, montando plataformas para detectar antivirales y hemos ido avanzando en ellos, todos los antivirales llevan su tiempo. Primero, reposicionando fármacos, intentando ensayos clínicos y ahí nos hemos encontrado que no teníamos esa conexión, esos puentes y nos está resultando difícil, aunque vamos avanzando, tenemos ya un par de ensayos clínicos que estamos acabando de pulir. Y también el conocimiento de la respuesta humanitaria y en eso hemos colaborado, en parte viendo que es muy potente, tanto frente al virus como frente a las vacunas y eso es importante. También se han elaborado protocolos de cómo se transmite el virus por el aire, cómo se contagia y hemos colaborado bastante en difundir que la transmisión del virus es por aerosoles, pero no por aerosoles generados en procedimientos violentos, sino por aerosoles simplemente al respirar. Estos datos están muy basados en datos epidemiológicos, pero también estamos generando datos científicos.
El siguiente gran punto de la plataforma ha sido la contención y el diagnóstico. Ahí se han comercializado las mascarillas CSIC, que son de nanofibra, son más cómodas de llevar y se pueden llevar más tiempo. Están a punto de patentarse las mascarillas transparentes, que son muy importantes para muchos sectores y también se han elaborado nuevos métodos de diagnóstico, algunos de los cuales se han tirado para adelante y otros que siguen en desarrollo, se han patentado, se han licenciado, desde el principio y desde julio del año pasado se comercializaron los primeros que además han cedido la patente a la Organización Mundial de la Salud para que se pueda fabricar en más sitios. No es tan difícil fabricar un kit de diagnóstico como unas vacunas y tener la patente que tiene un impacto. Además, se ha hecho mucho trabajo de coordinación con los ministerios y con las consejerías de establecer protocolos para determinar el virus en aguas residuales. El virus no el material genético que no es infeccioso, pero que avisa con 15 días antes de cuándo va a haber un brote en una zona. Entonces eso es importante porque con esos datos se han podido tomar las medidas con más antelación y se ha podido estar más atento.
El cuarto gran bloque son tratamientos. Desde el día cero empezamos a desarrollar vacunas. Seguimos con más de tres candidatos a vacunas. Ahora tenemos cinco porque han ido surgiendo, es importante seguir con ellas hacia adelante. En la que vamos más avanzados está en negociaciones con la Agencia del Medicamento Española. Quizás estamos mal acostumbrados con que las primeras vacunas han salido adelante y se han aprobado muy pronto, pero hay vacunas que se aprueban con mayor facilidad que otros medicamentos porque los pasos preclínicos ya dan muchísima información sobre la eficacia y la seguridad, pero aun así las vacunas pueden fallar. De momento no se ha retirado ninguna española, aunque vamos más despacio que fuera porque no existía el tejido investigador para absorber muchos más fondos, no existían los perfiles mixtos para transferirlo a las empresas, para desarrollarlo, para desde el principio enfocarlo bien, que pudiese ser desarrollable, encontrar las empresas, no había fábricas de vacunas en España, ha habido que adaptar las veterinarias y además de vacunas que siguen su curso y que es muy importante que lo sigan, hemos trabajado en antivirales, en vacunas, es importante que sigan su curso, no porque se vayan a aprobar o que se vayan a administrar en España, a eso está claro que no llegamos.
Quizás sí que se administren en el mundo, puede que sí que lleguen a otros países y sobre todo es muy importante que logremos desarrollar nuevos conceptos de vacunas, que algunos de los que tenemos son nuevos conceptos que permitirían luchar contra pandemias. Ahora mismo estamos luchando contra una enfermedad que es la COVID-19 a nivel de persona, porque son vacunas que protegen a la persona vacunada, pero no evitan la transmisión y como no evitan la transmisión no es tierra quemada. En cuanto empezamos a vacunar a la gente, tenemos que seguir con medidas de precaución porque podemos ser contagiosos, menos sí, pero no sabemos cuánto menos. Eso todavía no se sabe y es difícil de saberlo. Es importante diseñar vacunas que valgan para pandemias, lo que llamamos vacunas esterilizantes que no permitan que se contagie en absoluto el virus en las personas vacunadas. Eso hace falta para todos los virus respiratorios prácticamente porque no las hay y es una de las asignaturas pendientes y también para otro tipo de infecciones. Por ejemplo, para el SIDA necesitaríamos una vacuna esterilizante, no podemos permitir que ese virus entre en el organismo, porque una vez que entra subversivo, causa inmunodeficiencia lentamente, y se carga a nuestro ejército. Que supiésemos nuevos conceptos de hacer vacunas esterilizantes sería muy bueno, estamos a punto de erradicar la polio y queremos erradicar el sarampión en el mundo, esas son para virus atenuados. Ahora mismo nuestro nivel de paranoia o de hiper seguridad mundial no nos deja hacer vacunas atenuadas, es dificilísimo porque tenemos el miedo de que revierta en formas virulentas, entonces encontrar alternativas sería muy bueno, sería una contribución importante al campo de la lucha contra las enfermedades infecciosas.
La quinta pata es ver el impacto sobre la sociedad, sobre la economía, sobre la política de la pandemia. Lo empezamos a hacer al principio, se hicieron análisis muy al principio porque son más rápidos, hemos pedido siempre que se haga un análisis más profundo para estar mejor preparados y enfrentar mejor la siguiente epidemia. Esperemos que se pueda hacer porque tenemos que salir con un buen análisis. Ahora se están haciendo análisis a nivel de sociedad y creo que eso es importante, que seamos conscientes de que hay que hacerlo, pero hay que plasmarlo en algún sitio porque la memoria es débil.
El sexto punto es comunicación, lo planteamos desde el principio. Hemos comunicado todo lo que lo que hemos podido y a demanda. A mí me gusta entender las cosas, no quiero hacerme experta en nada, pero me gusta entender justo lo mínimo para avanzar. Y por eso yo he buscado explicarlo, era mi motivación intentar explicarlo lo mejor posible.
También nos hemos dedicado a la formación y hemos montado un máster en pandemias que no lo había antes y en el que estamos muchos de los investigadores de la plataforma como profesores. Yo soy la directora. No es tan académico, pero está dirigido también a profesionales de otros campos. El máster se llama “Máster en Pandemias de la Vida” y también puede haber asistencia en remoto. Es un máster que se divide en tres módulos, uno es más social, otro de demografía y económico y el último es sobre las vías de transmisión, porque la transmisión por aerosoles tiene que quedar en nuestras vidas, nos tenemos que dar cuenta de que hay un campo importante de higienización, de patógenos y de contaminantes, eso redundará en la salud y en ahorro económico. Son tres módulos distintos, se pueden cursar por separado y se adquiere un título por cada uno de ellos. Es un máster vivo, va cambiando, vamos adaptando las clases, ya estamos en la segunda edición. El módulo dura el año entero y son dos horas de clase a la semana por las tardes, o sea que es llevadero. Luego hay trabajos, exámenes, pero se intenta ser muy flexible. Este máster lo llevamos a cabo en colaboración con la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, colaboradora del CSIC.
Una vez vacunada una persona, ¿cuánto dura la inmunidad?
Estas vacunas, por lo que se analiza a nivel científico de cuáles son las poblaciones inmunológicas, se inducen linfocitos de memoria de todo tipo. No falta ninguna de las poblaciones, están todas. Por lo tanto, parece que van a ser vacunas como las infantiles, que van a durar para siempre. Tenemos, igual que con las infantiles, un refuerzo natural, el virus se va a quedar circulando, como todos. No hemos sido capaces de erradicar nada, cada vez que tengamos una infección en los próximos dos meses, dos años, 15 años por el mismo virus, reforzará esta memoria, por lo que en la práctica es probable que dure mucho. No parece en absoluto que sea el tipo de vacuna como la de la gripe que haya que ponerla cada año, se parece más a las infantiles y además el virus no es como el de la gripe. El virus varía 10 veces menos que el virus de la gripe. Las vacunas son mejores y el virus es más fácil. Por lo tanto, la vacunación frente a ese virus es probable que sea muy duradera.
En su opinión, ¿cómo se podría impulsar la Ciencia en español?
Yo creo que es importante. En el ámbito español y en Sudamérica hay muchísimos científicos claramente. A mí me han llamado bastante de Sudamérica, durante la pandemia he estado en España, en Colombia, en Perú, en Argentina, en Uruguay, en Chile, pero desde mi casa o desde el despacho. Ha habido bastante contacto y aunque nos circunscribamos a los que conocemos en España, realmente hay muchísimos expertos en muchos ámbitos.
Es muy importante que no solo cuando haya emergencias la ciencia funcione, porque en el día a día es muy importante entender lo que está pasando, saber lo que no sabemos, eso también es importante para para organizar tu vida, organizar tus recursos y tomar tus decisiones. Son decisiones más informadas, más libres. ¿Cómo se puede apoyar? Claramente, se necesitan más fondos, aunque hay muchas cosas que necesitan más fondos en España, la ciencia no requiere tantísimos fondos, pero cuando los recibe florece, eso está muy claro comparado con los otros gastos superfluos y bastante superficiales.
En 2022, la Ciencia va a tener un presupuesto más alto debido a los Fondos Europeos, ¿cómo va a afectar este incremento y su no continuidad en los siguientes años?
Eso para la ciencia no es nada bueno, es como anegar un campo en lugar de regarlo gota a gota. Necesitamos que sea continuo porque los equipos de investigación se desmontan, la gente que se está formando si no tiene unas perspectivas de que, si es bueno, o va a tener unos determinados caminos por los que seguir, deja la ciencia y se va o se va fuera del país que eso está ocurriendo ahora mucho y cuanto más jóvenes se van, menos probabilidades hay de que vuelvan. Lo importante es que a nivel político se dote con más inversión, deje de percibirse como un lujo del que hay que prescindir, que se invierta en cuanto hay crisis, y de hecho eso se ha notado en el CSIC, inmediatamente. En cuanto empezó la pandemia recibimos donaciones de grandes empresas españolas y de empresas privadas, de empresas medianas, empresas pequeñas, de particulares, por la ciencia. Esa percepción la hemos notado desde el principio y la seguimos notando. Hay donaciones que antes nunca las había. Esto es típico del mundo anglosajón y eso se tenía también que implementar complementando la necesaria inversión pública, tiene que ser pública para que no tenga conflicto de intereses. Y hace falta también más flexibilidad, porque hay que justificar todo muchísimo y eso no es ciencia.
Los créditos son un problema porque las empresas no quieren estar endeudadas y en los organismos públicos no podemos endeudarnos, son un problemón que no solucionan gran cosa. La política es un reflejo de la sociedad, tiene que lograr dar un poco más de presupuesto estable e ir creciendo durante unos años para la ciencia, para que lleguemos al nivel europeo porque estamos en un nivel muy precario, en investigación en todos los campos y la sociedad ahora mismo sí que está reflejando, que aprecia más la ciencia, entiende para qué vale la ciencia y los científicos en todos los campos. Es importante que se den cuenta que la inversión en ciencia tiene que ser para el día a día no para las emergencias.
Además, el científico español tradicionalmente es bastante bueno, somos muy creativos y cuestionadores de todo lo que hay y eso es muy bueno para avanzar. La política tiene que ser reflejo de lo que piden los ciudadanos y lo tenemos que pedir como ciudadanos.
¿Cree que los medios de comunicación contribuyen adecuadamente para acercar la Ciencia a la sociedad?
Muchísimo, y además estoy muy agradecida por dos razones. Una personal, porque he aprendido mucho de los medios de comunicación durante la pandemia y otra porque han sido muy respetuosos y parece que no, pero el mutuo respeto que hemos tenido científicos y medios de comunicación se transmite subliminalmente. Y quien está escuchando el programa, quien está leyendo la entrevista, percibe esa confianza mutua y eso ayuda mucho. Antes había mucha más desconfianza, el investigador no quería hablar con la prensa por miedo al titular y, por otro lado, estaba el periodista que no entendía nada de lo que le decía el experto y eso era un problema. Prácticamente, todas las entrevistas que me han realizado han sido muy buenas.