La sociedad actual ha puesto de manifiesto que no dedica suficiente tiempo a la lectura, muchas veces por cuestiones de trabajo otras por desidia, pero sí es cierto, que hay muchas personas que entresacan tiempo para la lectura y a veces son las más ocupadas.
Muchas veces decimos para todo “que no hay tiempo”, pero ¿y los ratos, mejor dicho, las largas horas que se dedican a ver la televisión? ¿Y los espacios de tiempo que se dedican a simplemente no hacer nada por aburrimiento? ¿Y el excesivo número de horas de sueño?
¿Qué fines o qué bienes reporta la lectura? Todos sabemos que la vida es la mejor maestra, que lo que realmente hace a la persona son las situaciones concretas en las que el carácter y la forma de pensar maduran.
Los libros son el desarrollo de un pensamiento de muy diversas formas: unos autores prefieren mostrar las situaciones y problemas de una forma directa, y, por lo tanto, claramente pedagógica. Otros prefieren hacerlo de una forma novelada, es decir, presentar a unos personajes y a un ambiente en que estos se mueven y los dejan actuar o lo sujetan a su interés narrativo o didáctico.
¿Qué nos enseña la maestra vida si no es el carácter de otros o de uno mismo o también la forma de actuar de unas personas ante unas determinadas circunstancias que después asimilamos a nuestro entender?
Así pues, los libros nos muestran el carácter de un autor y el de sus personajes, lo cual es importante, porque un buen autor debe dejar rienda suelta a sus criaturas para que se muevan en sociedad independientemente. También nos enseñan a actuar ante una situación determinada que no siempre exige heroísmo, sino que en los mejores autores es tan sútil que no vemos esa heroicidad que, sin embargo, desarrollan en la sociedad en que viven frente a una problemática que se les plantea.
La lectura es un instrumento clave para alcanzar mayores cotas de salud y bienestar
Mis inquietudes por la lectura y la pluma, me llevaron, como miembro de la Junta Directiva y coordinador-cirector del Grupo Sectorial de Salud, Investigación y Bienestar de la Asociación Española de Fundaciones (AEF), me movió a promover un convenio entre la Fundación de Educación para la Salud (FUNDADEPS), con María Sainz como presidenta, con la Fundación Germán Sánchez Ruipérez (Casa del Lector) y con la Fundación Canis Majoris de Investigación, para realizar un Foro de Lectura y Salud, que cristalizó en el Foro sobre Fomento de Lectura y Salud del Cerebro, celebrado el 8 de octubre de 2020, online, con un gran éxito y repercusión nacional e internacional.
La idea de la Fundación Germán Sánchez Ruipérez (FGSR), “era que la lectura puede ser una verdadera gimnasia para la mente y que aquí hay un vasto campo de trabajo y de potencial colaboración con científicos y médicos o fundaciones. Por este motivo se considera incorporar al debate y a la actividad en torno al fomento de la lectura la idea de una labor de estudio y actividad desde las instituciones dedicadas a la lectura para implementar una estrategia específicamente dirigida a personas mayores”.
Luis González, director general de la FGSR, señala, “no obstante, si tanto la labor de las organizaciones dedicadas a la lectura (escuelas, bibliotecas, asociaciones y fundaciones) como el propósito inmediato de las administraciones que lanzan los planes de fomento de la lectura, es impulsar la práctica de la lectura, no debería ser inconveniente que el fin último de esas actividades de fomento de la lectura fuese de otra naturaleza, siempre que se alcanzase el objetivo vinculado a la lectura. Por lo tanto, el fomento de la lectura puede presentar un valor instrumental para el logro de objetivos vinculados a la salud o al envejecimiento con calidad de vida de las personas. La lectura es una práctica que encierra potencialmente beneficios en la vida de las personas mayores y efectos positivos en el gasto público en medios utilizados para tratar las enfermedades cerebrales y en los apartados relacionados con la financiación de la dependencia”.
La lectura, en definitiva, nos hace pensar y estructurar por nosotros mismos esa personalidad que, queramos o no, tenemos que forjarnos solos, aunque también aprovechando la experiencia ajena.
Tenemos que leer y mucho, pero cuidando y seleccionando muy esmeradamente lo que caiga en nuestras manos, y no solo por falta de tiempo, sino para evitar la lectura de autores que nos presentan un mundo y unas situaciones irreales que pueden producir en nosotros un excesivo idealismo y un ansia de llevar a cabo sólo grandes empresas, llenas de dificultades que no siempre se nos presentarán. En cambio, hay autores que nos presentan situaciones reales y soluciones que podemos incorporar a nosotros mismos en una dificultad parecida a la que el personaje de tal obra se encuentra.
Desde luego estas consideraciones tienen un sentido amplio y lógicamente no siempre es así, sobre todo con el tipo de lecturas a que me he referido, porque no todos los libros son novelas, y no todas las novelas presentan un claro realismo, siendo, sin embargo, sus autores grandes maestros de la literatura.
Vivimos cambios disruptivos para superar la gran crisis de 2020, y paliar los daños provocados por la pandemia. La lectura es un instrumento clave para alcanzar mayores cotas de salud y bienestar, ya que contribuye a mejorar los estados neurológicos que hemos sufrido con crisis de ansiedad. Ayuda también, a buscar un equilibrio y una fortaleza tan necesaria en estos tiempos que nos ha tocado vivir, aumentado las resiliencias y la solidaridad.
Honorio-Carlos Bando Casado