La pandemia del coronavirus ha tenido gran incidencia en la población mayor. El número de víctimas mortales que la COVID-19 ha dejado en las aproximadamente 5.457 residencias de mayores españolas -ya sean públicas, concertadas o privadas- ya ha superado las 22.000 personas ocho meses después del estallido de la pandemia en España. En concreto, se sitúa en 22.566 personas con COVID-19 o síntomas similares, según los datos procedentes de las comunidades autónomas.
La gestión de la pandemia del coronavirus en las residencias de mayores ha tenido dos realidades bien diferenciadas. Por un lado, ha estado la gobernanza política, que, para Eduardo Rodríguez Rovira, presidente honorario de CEOMA (Confederación Española de Mayores) y de la Fundación Edad & Vida ha sido inexistente: “en los primeros momentos había pánico, las residencias estuvieron abandonadas de toda protección”. “En las semanas más críticas ni siquiera se suministraron mascarillas a los trabajadores o a los internos, tampoco hubo equipos de protección personal, lo que provocó que gran número de profesionales se contagiaran, multiplicando los problemas de los centros”, explica Rovira.
Muchos residentes que no estaban infectados tuvieron que permanecer en absoluto aislamiento en sus habitaciones sin contacto con sus familias ni compañeros de residencia, “con gran deterioro de su salud y un impacto en su corta esperanza de vida como resultado del síndrome de deslizamiento depresivo del mayor”. Además, según cuenta el presidente de CEOMA, muchos de ellos enfermos del virus o no, perdieron sus vidas, sin proceso de duelo y en algunos casos, en el periodo de mayor caos, “sus familias no pudieron saber en días dónde estaban sus restos”.
Este experto piensa que las residencias están en el ojo del huracán en caso de pandemias y toda clase de catástrofes. “Los directivos de las residencias tuvieron que actuar sin medios ni apoyos en los momentos iniciales del colapso sanitario, haciendo EPIs con bolsas de basura, mendigando mascarillas, fabricando gel casero…”, indica Rodríguez Rovira. Además, los directores de las residencias “se quejaban de que los responsables administrativos y políticos no respondían a sus peticiones, incluso las de resolver la retirada de cadáveres de sus centros”, señala.
Ante la inacción por parte del Gobierno, según Rovira, las propias residencias tomaron medidas por su cuenta, “hay grupos que iniciaron las medidas de aislamiento de los internos cuando oyeron las noticias que llegaban de fuera”. El presidente honorario de CEOMA también piensa que el Gobierno no ha aprendido nada en esta pandemia ya que no se han tomado medidas estructurales como la recuperación de la financiación del sector, descapitalizado después de la crisis del 2008. Sin embargo, “los centros de investigación están actuando con una rapidez nunca vista para el descubrimiento de vacunas y antivirales”.
Además, Rodríguez Rovira cree que tenemos un problema general de transparencia, “como pasa con el baile de la cifra diaria oficial de los fallecidos por coronavirus. No logramos conocer las cifras exactas de contagiados y muertos en las residencias, distinguiendo si son de gestión pública o privada. Nos extraña que mientras los partidarios de las residencias públicas difunden datos proporcionados por los operadores privados, no tengamos noticia de las públicas”. Como consecuencia de un movido debate político en el Pleno de Control de las Juntas Generales de Álava han trascendido las cifras en este territorio foral. En este sentido, cabe destacar que la tasa de contagios en usuarios de residencias públicas es del 27% de sus residentes y la de usuarios de las privadas de un 11%.
La otra cara de la moneda ha sido el buen hacer de los gestores de las residencias, ya que “han aprendido, a diferencia del Gobierno a establecer planes de contingencia y protocolos de actuación frente a esta segunda ola”,subraya Rovira. En esta otra realidad es destacable que muchas residencias, sobre todo las privadas, han sabido adaptarse a esta situación y un buen ejemplo de ello son las residencias de Sanitas.
Las 47 residencias de Sanitas de toda España, en las que atienden a más de 6.000 personas, ya contaban antes del COVID con enfermería y médico presencial y desde julio, sin coste adicional, la compañía ha incrementado la atención médica prestada a los residentes con el objetivo de proteger y aumentar la seguridad clínica. “Nuestro objetivo se ha mantenido: cuidar de la salud de las personas que viven con nosotros y que escogen nuestros servicios de cuidados domiciliarios”, afirma Patxi Amutio, director general de Sanitas Mayores.
Las residencias de Sanitas pusieron en marcha medidas de protección antes incluso del comienzo del Estado de Alarma. En este sentido, el 7 de marzo, según reza un comunicado, prohibieron las visitas de las familias a los centros y desarrollaron medidas como la realización de PCR a residentes con síntomas compatibles con el virus por leves que fueran desde el inicio de la pandemia. “En total desde el inicio de la pandemia hemos realizado más de 90.000 test”, añade Amutio.
Amutio cuenta que nunca han tenido desabastecimiento de material ni de personal, ya que siempre han contado con EPIs para el personal y para sus residentes. Además, a lo largo de la pandemia han contratado a más de 1.000 personas para contrarrestar el efecto del COVID-19 en sus plantillas y han contratado servicios externos de limpieza para liberar a parte de su personal y dedicarle al cuidado. Para Patxi es todo un orgullo dirigir un equipo de profesionales comprometido “que está haciendo todo lo que está en su mano para cuidar a los más vulnerables”.
También han sectorizado todos los centros para “cuidar de forma más segura”. Han puesto a disposición de sus residentes el servicio de videoconsulta disponible 24 horas los 365 días del año, así como a profesionales de 15 especialidades médicas para evitar desplazamientos innecesarios a los centros hospitalarios. Adicionalmente, todos los centros cuentan con suministro de oxígeno mediante instalación fija o concentradores.
La implantación de nuevos protocolos frente a la COVID-19 ha sido otro de los hitos de Sanitas Mayores, por ello todas las residencias de Sanitas han sido certificadas con el sello AENOR. Esto pone de manifiesto que la compañía cumple de forma rigurosa con los protocolos adecuados para hacer frente a la propagación del virus.
La comunicación con las familias y los residentes ahora se puede realizar en las zonas donde las visitas están permitidas. Según cuenta Patxi Amutio: “se realizan de forma controlada y segura. Además, hemos establecido planes de limpieza integral de todas las zonas y medidas de protección e higiene para garantizar la seguridad clínica de los residentes, trabajadores y familiares”.
Y para que las familias tengan contacto con los residentes en aquellos casos en los que no es posible verse físicamente o las visitas son muy limitadas han reforzado las iniciativas, entre ellas se encuentran: “una videollamada semanal, no pasan 48 horas sin que un técnico del centro se ponga en contacto con las familias; en caso de cambio en el estado de salud nos ponemos en contacto inmediatamente con las familias; damos información personalizada de la situación de cada residente; y con la app famileo a través de la cual los familiares de los residentes diseñan un álbum de fotografía que podemos imprimir en el centro para que se sientan más cerca de sus familias, se han entregado más de 15.000”.
“El modelo de gestión de Sanitas durante la crisis ha estado centrado desde el inicio de la pandemia en ofrecer soluciones que asegurasen la seguridad de empleados y clientes, a la vez que se garantizaba la continuidad de los servicios y no olvidaba el tratamiento de otras patologías no relacionadas con COVID-19”, afirma Patxi Amutio.
La compañía apuesta por un modelo de cuidados sin sujeciones, ya que existe evidencia de que este tipo de cuidado de las personas mayores en los centros residenciales tienen efectos positivos en la salud de estas personas. Gracias a las nuevas tecnologías también han puesto marcha el servicio Sanitas en Casa Contigo, un servicio que cubre las demandas de las personas mayores que quieren mantener la residencia en su casa, “los propios familiares elijen a qué cuidador contratar. Sanitas Mayores tiene el objetivo de proporcionar a estas personas un envejecimiento activo y feliz”, concluye el director general de Sanitas Mayores.