“Esta pandemia ha visibilizado y puesto en valor la epidemiología y la investigación científica como pilares básicos en el avance de la ciencia”

Licenciada en Medicina y Especialista en Medicina Preventiva, Elena Vanessa Martínez ha estado siempre ligada a la Vigilancia Epidemiológica. Actualmente trabaja en la Dirección General de Salud Pública del Ministerio de Sanidad. Ha participado en varios proyectos de investigación y forma parte del grupo 32 del CIBERESP (Consorcio de Investigación Biomédica en Red de Epidemiología y Salud Pública). Recientemente, ha sido nombrada presidenta de la Sociedad Española de Epidemiología, un reto que afronta con el objetivo de “continuar aportando luz a los problemas de salud de la población con el conocimiento científico más actual”.

 

¿Qué actividades principales llevan a cabo desde la Sociedad Española de Epidemiología?

La SEE es una sociedad científica que pretende contribuir a la promoción de la Salud Pública y mejorar la salud de la población. Una de las fortalezas de la epidemiología es el trabajo conjunto de diferentes disciplinas que aportan luz desde todos los posibles puntos de vista diferentes, y la SEE cuenta con todos estos perfiles. Uno de los principales pilares de la Sociedad, por su la contribución científica, son los Grupos de Trabajo, que aportan estudios, opiniones o valoraciones acerca de problemas de salud de la población, siempre fundamentados en el mejor conocimiento científico disponible y bajo la premisa de ausencia de conflicto de intereses. En la actualidad hay 12 grupos en activo sobre diferentes problemas de salud (alcohol, cáncer, cribado, determinantes sociales de la salud, formación y empleabilidad en salud pública, género, diversidad afectivo-sexual y salud, mortalidad, nutrición, protección de datos, tabaco, vacunas y vigilancia en salud pública) y si surgieran cuestiones no abordadas por estos grupos, la SEE cuenta con expertos y dinámicas de trabajo capaces de responder a las mismas.

Desde la SEE se aboga para que las decisiones políticas que se tomen y que puedan tener implicación en la salud de la población, sean acordes con el conocimiento científico disponible.

Suponemos que con la pandemia actual tendrán más trabajo que nunca. ¿Cuál es el papel fundamental de la epidemiología de ahora y a qué desafíos se enfrenta desde la SEE?

El papel fundamental de la epidemiología es analizar la situación en cada momento, así como todos los factores asociados, para poder entender el desarrollo de la enfermedad y los factores que inciden en su evolución, siempre con el objetivo del control de la enfermedad en la población. El problema es que nos encontramos ante un problema de salud hasta ahora desconocido, por lo que se va trabajando al mismo tiempo que se genera el conocimiento, lo que implica un alto nivel de incertidumbre y la necesidad de ir corrigiendo las recomendaciones en la medida que se conocen nuevos datos. A esto hay que sumar la infradotación en la que se encontraban los servicios de salud pública para hacer frente incluso al trabajo diario, lo que ha conllevado una carga de trabajo difícil de sobrellevar.

¿Considera que los datos epidemiológicos que comunican a diario los medios de comunicación y las autoridades sanitarias se ajustan a la realidad?

Los datos proporcionados se ajustan a la información que representan, el problema es que se dispone y se comunican muchos datos, en algunos casos datos que parecen representar lo mismo pero que en realidad proceden de fuentes de información diferentes, de forma que ni significan lo mismo ni tienen por qué tener ninguna similitud. Todos ellos son importantes para poder interpretar la situación actual y la evolución, lo cual no quiere decir que sean fáciles de entender y que incluso, a nivel de la población, causen más desconcierto que confianza.

¿Qué se ha hecho mal para que el coronavirus se haya convertido en una pandemia? ¿Había desinformación entre autoridades y profesionales sanitarios?

Que este coronavirus se haya convertido en una pandemia ha dependido de muchos factores, como en las otras pandemias que hemos sufrido, nos encontramos con un agente infeccioso nuevo, frente al que toda la población era susceptible y por tanto podía enfermar, y además se transmitía de persona a persona, siendo dicha transmisión posible incluso cuando la persona infectada no tenía síntomas o estos no eran aparentes, lo que favoreció que pasara desapercibido mientras se extendía por la sociedad. La globalización actual, con una gran movilidad de personas entre países ha favorecido el salto a los diferentes países, donde, una vez introducido se ha ido extendiendo, tanto debido a los factores anteriores como a que se desconocían los mecanismos preventivos más eficientes al ser una enfermedad totalmente nueva. Se han tomado decisiones equivocadas, debido al desconocimiento y según se avanzaba en el conocimiento de la enfermedad se han ido corrigiendo las recomendaciones. En algunos casos tampoco sabemos si otras decisiones hubieran sido mejores o peores, pero debemos hacer un esfuerzo en aprender lo máximo posible de todas las actuaciones y sus consecuencias.

Quizá yo no hablaría de desinformación entre profesionales y administraciones, pero sí de una deficiente canalización de la información, que se generaba en ambos sentidos y no siempre llegaba correctamente al destinatario correcto. La dependencia de diferentes administraciones, consejerías, departamentos… dificulta mucho la correcta transmisión de información, mejorar los canales es una tarea pendiente y que es necesaria, en cualquier caso y no solo en la actualidad.

¿Existe una comunicación transversal y fluida entre los distintos profesionales y órganos de gestión de esta crisis a nivel nacional y mundial?

Creo que ha habido una buena comunicación a nivel internacional, si bien no siempre ha ayudado a la gestión propia de cada país, ya que cada uno se ha ido encontrando en momentos diferentes en la evolución de su propia epidemia, lo que no ha favorecido criterios únicos ya que en cada caso las recomendaciones debían adaptarse a cada estado particular.

¿Qué opina de la gestión política que se está haciendo del sistema sanitario?

La pandemia ha puesto de manifiesto la importancia de la coordinación entre las diferentes administraciones, tanto dentro de un mismo territorio como entre territorios y con el Estado. Creo que en la mayoría de los casos, todos los implicados han intentado responder de la forma más conveniente, aunque no siempre se acertara con el resultado. Y en general, también han ido reorientando sus decisiones en cuanto a las diferentes necesidades.

¿Piensa que esta pandemia va a suponer una mejora de la investigación científica, no solo en términos económicos sino en reconocimiento social?

Esta pandemia ha visibilizado y puesto en valor la epidemiología y la investigación científica como pilares básicos en el avance de la ciencia y por tanto de la mejora en la salud de la población, pero esto no supone una mejora en sí misma. Tanto la investigación científica como la estrategia en salud pública necesita de una infraestructura sólida, en términos económicos, de personal y de sistemas que lo soporten y que permitan realizar todos las investigaciones y trabajos necesarios para mejorar la salud de la población. El reconocimiento social es bueno, pero la experiencia nos ha enseñado que dicho reconocimiento suele terminar en el momento que el problema de salud pública que provoca dicho reconocimiento ha terminado. Un gran avance, eso sí que ya no hay nadie que se trabe al decir la palabra epidemiología.

Con los datos actuales, ¿piensa que vamos encaminados hacia un segundo confinamiento domiciliario?

Hasta ahora, lo que nos han mostrado los datos es que, ante una transmisión descontrolada o extendida en la comunidad, la implantación de medidas de salud pública ajustadas a la población y al entorno han conseguido controlar dicha transmisión. Así que, si se continúa con una estrategia de detección de casos y las medidas de contención adecuadas a cada situación, creo que podemos evitar llegar a un nuevo confinamiento domiciliario.

Como profesional sanitario, ¿qué lección le deja esta crisis sanitaria originada por el COVID-19?

La mayor lección no es un aprendizaje sino una idea, es necesario reforzar y reorganizar los sistemas de salud. Para una mejor protección y promoción de la salud es imprescindible un sistema de Atención Primaria sólido, que cuente con la infraestructura que le permita una atención integral a la ciudadanía. Es necesario desarrollar la Ley General de Salud Pública, que proporcione no solo el personal sino también el acceso a todos los sistemas necesarios para poder hacer la correcta evaluación de todos los problemas de salud.

En lo personal he aprendido a ser más humilde. Es muy difícil reconocer que no sabes qué hacer, sobre todo a uno mismo, es difícil reconocer que no tomaste la mejor decisión, pero ambas cosas son necesarias para seguir aprendiendo.

¿Podría destacar las líneas estratégicas que va a seguir como nueva presidenta a la SEE?

Nuestro objetivo es continuar aportando luz a los problemas de salud de la población, aportando el conocimiento científico más actual y tratando que las actuaciones necesarias se realicen en base a dicho conocimiento. A los análisis que se hagan pondremos hincapié en la valoración no solo del propio problema de salud sino de todos los factores determinantes de los mismos, como la desigualdad social o factores ambientales. La forma más eficiente de reducir los efectos en la población de un problema de salud es actuar sobre todos los aspectos que alteran o influyen, lo que implica que algunas medidas puedan ser actividades no específicamente desde el punto de vista del sistema sanitario, sino sobre el ambiente en el que viven las personas.

Otra línea importante que tenemos pendiente es desarrollar un plan de formación con el que potenciar la formación continuada en epidemiología.