Sí, Doctor, ¿le apetece un cafelito y hablamos?
… Me encantaría hacerle esta propuesta a mí médico de cabecera, que me recibe con la mirada metida en su PC.
Doctor, cómo me encantaría que pudieras disponer de un ratito para ti, para poderte despegar de esas “pegatinas” que a veces no logras quitarte y te alteran durante todo el día.
Sí esas “pegatinas” que nuestro propio cerebro adhiere con esas conversaciones internas llenas de perfeccionismo dañino, de autocrítica, de culpa por haber tocado techo y no poder aplicar aún más todo lo que sabes por falta de algún recurso…¡guau! Cuántas quedan aún, ¡con todo lo que te esfuerzas para que estemos todos mejor! ¡Con todo lo que intentas que tu día sea en lo posible más y más efectivo y acabar con temas pendientes que siempre están ahí, a la vuelta de tu escritorio!
Las emociones representan un papel muy importante en los fenómenos sociales en los que están inmersos los seres humanos
Tú, que siempre quieres conseguir más procedimientos, más protocolos para ayudar a más compañeros que empiezan. De veras que te admiro por haber elegido esta profesión que en su mayoría de veces no está remunerada como a uno bien le gustaría, y aún así, tú vas y la elijes… “Eso es arte”.
Siento que te dedicas a esta profesión en cuerpo y alma. A veces me gustaría que pudiéramos parar, conversar y al final, poderte dar las GRACIAS por tanto que haces, incluso, regalarte un detalle (unos bombones como siempre hace mi madre con su médico de cabecera).
Darte un RECONOCIMIENTO, en cualquiera de sus formatos. ¿Qué pedacito de mi alegría sería tu mejor contagio?
Dicen que puede ser desde:
1) Palabras: “Gracias por…”, “te agradezco que hoy hayas…”, “lo que me encanta de ti es cómo puedes….”…., son pequeñas entradillas para poder alegrar el día a alguien.
2) Gestos: Una sonrisa, un apretón de manos con sonrisa e incluso dos besos o un abrazo… depende de nuestra proximidad con el otro.
3) Detalles: Un regalito de algo que le encante, como antiguamente hacíamos con el médico de cabecera en los pueblos. Sí… una forma de manifestar agradecimiento con algo que le recuerde a lo bien que nos ha sentado su ayuda. Un símbolo. Mi madre siempre lleva caramelos sin azúcar o incluso algunos bombones, que a mí me parece que justo cuando los entrega, por arte de magia consigue lo mejor: una sonrisa del otro.
4) Actos de generosidad con tiempo de calidad: unos minutos de escucha para tomarse un café desde la calma, incluso hacer un pequeño favor a esa persona que para nosotros es importante y tener más paciencia de lo habitual.
Me gustaría que las personas tuvieran un poquito más de este último ingrediente cuando las atiendes. Tú, que te esfuerzas por atender cada día a todos mientras en paralelo también te llaman desde la centralita y te preguntan en voz alta desde la consulta de al lado, y… así un largo etcétera, de distracciones que sorteas con ese “arte” que tienes, Doctor.
El reconocimiento me parece una medicina para el alma y ojalá tú también la saborees.
Espero tus noticias, Doctor, sí… solo por ser Doctor ya mereces todos los tipos de reconocimiento. Gracias por todo, maestro.
Y ya sabes, siempre nos quedará “ese cafelito pendiente”.