El Brexit sigue siendo un quebradero de cabeza para instituciones, gobiernos, ciudadanos y empresas. La falta de una posición clara por parte del Reino Unido y el hecho de que la fecha definitiva de salida sin un acuerdo esté cerca, está generando una mezcla de incertidumbre, nervios, precipitación y, en gran medida, cansancio ante un sinfín de discusiones que no acaban de concretarse en un plan razonable que responda al mandato del pueblo británico, pero que minimice los efectos negativos a ambos lados del canal.
El 29 de marzo, fecha prevista inicialmente para la salida pactada, el Parlamento británico volvió a votar en contra del acuerdo pactado en noviembre entre May y la UE. Este tercer rechazo significa que, a menos que el acuerdo se apruebe in extremis antes del 12 de abril y a la espera de la cumbre extraordinaria de los líderes europeos convocada para el 10 de abril, nos abocamos a una salida inminente y sin acuerdo el próximo 31 de octubre. Todo puede pasar, no hay nada definitivo y las negociaciones siguen vivas, pero, ahora más que nunca, cabe preguntarse si estamos preparados para una salida abrupta, algo que se perfila como una opción real.
La decisión abre un proceso sin precedentes en el ámbito comunitario que ya afecta a niveles económicos y financieros en distintos sectores, como el del automóvil, el turístico o el sanitario.
En el sector sanitario, las primeras reacciones llegaron desde la industria farmacéutica, ya que muchos medicamentos de fabricantes británicos podrían quedar en un limbo legal. De hecho, la Federación Europea de Asociaciones de la Industria Farmacéutica (EFPIA, por sus siglas en inglés) emitió recientemente un comunicado en el que señalaba como “mejor interés”, tanto para la industria de Reino Unido como de toda Europa, mantener la adhesión comunitaria.
La salida de Reino Unido de la Unión Europea también afectará de una manera transcendental a la Agencia Europea del Medicamento (EMA, por sus siglas en inglés). Actualmente, el máximo organismo de regulación de fármacos a nivel comunitario tiene su sede en Londres, por lo que esta situación podrá tener unas consecuencias notables en su organización y funcionamiento.
Además de en estos aspectos sanitarios, según diversos expertos, en Sanidad hay otras cuatro áreas principales a las que el Brexit podría afectar. Por ello, New Medical Economics, se ha puesto en contacto con Richard Murray, chief executive de la King’s Fund, quien ha escrito junto con sus colegas Nigel Edwards, chief executive de Nuffield Trust, y Jennifer Dixon, chief executive de la Health Foundation, una carta abierta a los políticos sobre el impacto de un Brexit sin acuerdo sobre el sistema sanitario, y que nos gustaría publicar en este número, ya que la consideramos de gran interés para nuestros lectores.
Respetamos la redacción conforme figura en ella y a continuación la reproducimos tanto en inglés como en español.
El impacto de un Brexit sin acuerdo sobre el sistema sanitario: una carta abierta a los políticos
Estimados miembros del Parlamento:
Con la posibilidad de que el Reino Unido abandone la Unión Europea sin un acuerdo, les escribimos para explicar las consecuencias que podría suponer para los servicios sanitarios.
Mientras que el gobierno realiza su campaña para un brexit sin acuerdo y los políticos discuten la salida del Reino Unido de la Unión Europea, esperamos que esta carta informe sobre las decisiones que se van a tomar en los próximos días y semanas.
El propósito de nuestras tres organizaciones independientes es investigar y comprender los problemas que afectan la salud y la atención social. Nuestra conclusión es que una falta de acuerdo en el Brexit podría causar un grave daño a estos servicios y a las personas que confían en ellos. En esta carta, resumimos los cuatro aspectos donde el impacto puede ser mayor. Existe un gran riesgo de que abandonar la Unión Europea sin un acuerdo suponga una crisis laboral del sector sanitario que podría aumentar la demanda de servicios que actualmente ya se encuentran en dificultades, obstaculizar el suministro de medicamentos y aumentar los impuestos destinados a pagar la asistencia sanitaria.
- Riesgo de incrementar la crisis de personal
El NHS tiene una grave escasez de mano de obra con más de 110.000 vacantes en atención social. En la actualidad, 116.000 ciudadanos de la UE trabajan en el sector sanitario y 104.000 en la seguridad social. Existe una tendencia de abandono del Reino Unido por parte de los inmigrantes europeos debido a la devaluación de la libra y la incertidumbre para conseguir un visado de residencia en el país. La falta de claridad sobre la fecha límite para las solicitudes de dicho visado y el gran número de ciudadanos de la UE que aún no han presentado su solicitud, son un motivo de preocupación. Una encuesta de la British Medical Association a doctores de la Unión Europea afirma que casi un tercio estaba considerando abandonar el país.
Nuestros cálculos demuestran que el NHS necesita 5.000 enfermeras más cada año para detener el deterioro de su situación: un sistema de migración que impidiera la llegada de personal sanitario tendría serios perjuicios incluso si se pudiera convencer a todo el personal actual para que se quedara. La situación en la atención social podría ser aún más grave: el noventa por ciento del personal no sería apto para optar a un visado de trabajo permanente según las reformas de inmigración presentadas por el último gobierno, ya que ganan menos del umbral de salario propuesto de £30,000. El riesgo si tenemos en cuenta que muchas de las pymes que forman la mayoría del sector ya se encuentran en un estado financiero peligroso.
- Escasez y aumentos de los precios de los suministros básicos
A pesar de los planes para almacenar y crear nuevas rutas de suministro, es probable que la gran cantidad de nuevos trámites y obstáculos burocráticos que un acuerdo sin Brexit supondría para las importaciones aumente la falta de medicamentos y material médico. Aunque es difícil conocer la magnitud del problema, el documento filtrado de la Operación Yellowhammer destapó la vulnerabilidad de las cadenas de suministro en el sector.
Podemos estar seguros de que estos gastos añadidos supondrán más impuestos para las empresas por enviar sus productos al Reino Unido, que serán a cargo del NHS. El análisis de Nuffield Trust estima que estos serían alrededor de £2.3 mil millones por año. Este dinero se obtendrá de otros servicios y suministros que usan los pacientes, a menos que aumente el presupuesto general.
- La necesidad de cuidar a los emigrantes que vuelven
Un brexit sin acuerdo significará que los inmigrantes británicos en la Unión Europea no tengan los derechos garantizados, y tengan que tratarse en el Reino Unido si enferman. Alrededor de 200.000 personas se benefician del tratado de la UE que garantiza derechos de atención médica a los jubilados en el extranjero y que se perdería con el brexit. No está claro cuántos de los aproximadamente 800.000 ciudadanos del Reino Unido en Europa podrían asumir el pago de la atención médica. Si bien tendríamos el deber de ayudar a estas personas, se sumaría considerablemente a las ya altas listas de espera del NHS y la atención social.
- Déficit de ingresos en un momento en que el sistema sanitario más lo necesita
Aunque se han prometido 20.500 millones de libras más para el presupuesto del NHS en Inglaterra, esto no cubre otras áreas como la inversión en edificios y equipos y presupuestos para el personal sanitario. El sistema también necesita reparaciones y mejoras en los edificios y material médico, una mayor financiación de salud pública y un sistema estable de atención social. En concreto, el análisis realizado por la Health Foundation estima que se necesitarían £1.000 millones adicionales en los años 2020/21 y £2.100 millones en 2021/22 para sanear el sistema de seguridad social.
Sin embargo, la Office for Budget Responsibility’s assessmentes estima que la economía del Reino Unido estaría en alrededor de £30 mil millones peor cada año en un escenario de abandono de la Unión Europea sin acuerdo. Esto supone más del gasto total en atención social e inversión en edificios y material que supuso el NHS en el año 2017/18.
El sistema sanitario ya se está esforzando para satisfacer la demanda de servicios y mantener una atención de calidad. Las consecuencias de un Brexit sin acuerdo podrían obstaculizar significativamente la capacidad de los servicios para satisfacer las necesidades de los pacientes.
Atentamente,
Richard Murray, Chief Executive, The King’s Fund
Nigel Edwards, Chief Executive, Nuffield Trust
Jennifer Dixon, Chief Executive, The Health Foundation