Acabo de leer una información sobre este aspecto en la que se pone como ejemplo y referencia al NHS (National Health System), sistema que se tiene muy en cuenta la nueva relación médico-paciente y paciente-paciente.En España el grado de digitalización del sistema sanitario está más avanzado de lo que podemos pensar, aunque al parecer existen todavía barreras y retos que superar en materia legal y de protección de datos, barreras culturales, organizativas, económicas y también operativas fundamentalmente.
Particularizando, en nuestro país la Historia Clínica Digital, la Tarjeta Sanitaria Individual, la Receta Electrónica, la Citación Online o la información al paciente son aspectos en los que se ha avanzado notablemente, aunque en opinión de los expertos se tiene que continuar profundizando más, por ejemplo, en interoperabilidad entre otras necesidades perentorias y acuciantes.
Según el “Informe de Situación de Enero 2019 del Sistema – HCDSNS – Historia Clínica Digital del Sistema Nacional de Salud”, en el sistema público existen ciertas asimetrías entre comunidades autónomas en cuanto a informes clínicos con autorización de emisión en HCDSNS (Historia Clínica Digital del Sistema Nacional de Salud): historia clínica resumida, informe clínico de Atención Primaria, informe clínico de urgencias, informe clínico de alta, informe clínico de consulta, informe de resultado de pruebas de laboratorio, informe de resultado de pruebas de imagen, informe de cuidados de enfermería, informe de resultados de otras pruebas diagnósticas fundamentalmente; y en cuanto a acceso, ya que por ejemplo, en algún territorio están disponibles estos documentos solo para el profesional y no tanto para el ciudadano.
Desde un punto de vista macro nos encontramos inmersos dentro de un nuevo modelo de sociedad que está sufriendo un profundo cambio en el paradigma asistencial, que es necesario resolver y que es consecuencia del progresivo envejecimiento demográfico, la cronicidad asociada, el nuevo modelo asistencial basado en la innovación, el nuevo rol del paciente y el ciudadano en la gestión de su propia salud, las estrecheces presupuestarias, las cada vez más exigentes inversiones y los nuevos modelos de gestión entre otros factores.
Según los expertos se hace necesario reconvertir los procesos y procedimientos asistenciales adaptándolos al cambio y, asimismo, encontrar nuevas fórmulas como las ofertadas por las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) que nos ayuden a seguir avanzando con el objetivo de mejorar la eficiencia y efectividad de nuestras intervenciones, disminuir la variabilidad clínica asentada en la mejora constante de la calidad y la seguridad, y en la consecución de los mejores resultados de salud a la vez que conseguir un sistema sanitario sostenible y solvente, en el que la incorporación de la innovación no se cuestione. Hoy en día es difícil entender que un sistema sanitario no facilite a sus pacientes los avances disponibles para el mejor tratamiento y gestión de su propia enfermedad.
Con la era digital hemos sufrido un cambio social y de modelo que nos ha hecho pasar de una medicina en la que el paciente atendía los consejos de su médico, a la medicina basada en la evidencia y, posteriormente a una medicina en la que los pacientes demandan más información e interacción (medicina colaborativa). Internet, la ciencia de los datos en sus diferentes formas, las herramientas de comunicación digital (medicina no presencial), la tecnología 3D, el machine learning, el blockchain, la inteligencia artificial, la realidad virtual, el diagnóstico por imagen altamente preciso, específico y sensible, entre otras, son algunas tecnologías que han provocado muchos cambios en nuestro sistema sanitario y que están representando un papel fundamental en los últimos años para mejorar la experiencia del paciente en sus procesos asistenciales. De hecho, cada vez son más los que recurren a procesos digitalizados para resolver dudas e interaccionar con el entorno profesional.
La evolución de la inteligencia artificial aplicada al mundo de la salud es un aspecto a tener muy en cuenta por la ingente aportación que puede generar su uso. Según el estudio ‘Bots, Machine Learning, Servicios Cognitivos. Realidad y perspectivas de la Inteligencia Artificial en España, 2018’, realizado por PriceWaterhouseCoopers, el sector sanitario se encuentra entre los tres sectores que más invertirán en inteligencia artificial en 2019. De hecho, esta herramienta tecnológica y vanguardista se va consolidando cada vez más en las organizaciones sanitarias en aspectos relacionados con la atención asistencial y la gestión de la salud con la mirada puesta siempre en la mejora constante de los resultados de salud, en base a la evidencia científica disponible, la tecnología más avanzada, los mejores profesionales y las mejores prácticas aplicadas. Solo si tenemos en cuenta todos los beneficios que nos aporta la era digital, seremos capaces de ayudar a mejorar la accesibilidad y resultados de nuestro sistema y, por ende, a reducir la presión asistencial y financiera en la que estamos inmersos.
La OMS, la OCDE y otros organismos internacionales han destacado la importancia de abordar los principales aspectos relacionados con la salud digital, considerando la interoperabilidad como un factor clave. Aunque es cierto que puede plantear algunos obstáculos al inicio, como la necesidad de aplicar formación específica al respecto, o la transformación profesional necesaria de los centros, las unidades y los servicios, tiene grandes beneficios como la mejora de la seguridad del paciente, la mejora de los resultados alcanzados o el aumento de las posibilidades para la investigación y la docencia.
El sector sanitario se encuentra entre los tres sectores que más invertirán en inteligencia artificial en 2019
Las TIC suponen una evolución determinante en la forma de ejercer la medicina y en este sentido la sanidad de titularidad privada constituye un buen ejemplo de evolución a la hora de mejorar la atención asistencial de los pacientes gracias a la promoción de proyectos innovadores que permiten integrar en la práctica la innovación tecnológica. Por ese motivo, instituciones como la Fundación IDIS trabajan en modelos de interoperabilidad que sitúa al paciente como actor principal, facilitándole el acceso a su información clínica y otorgándole un papel más activo en el cuidado de su salud (medicina colaborativa) con el ánimo de que este sea corresponsable en la gestión de su propia salud.
Por su parte, la receta privada electrónica, presentada el pasado 25 de febrero en el Ministerio de Sanidad es una iniciativa multidisciplinar y coparticipada por varias instituciones sustentada en parámetros de interoperabilidad. La realización de este proyecto, en coordinación necesaria con las administraciones sanitarias, parte de la necesidad de asumir las responsabilidades contempladas en el artículo 14.4 del Real Decreto 1718/2010, de 17 de diciembre, sobre receta médica y órdenes de dispensación. Un proyecto que aporta seguridad al paciente mejora el uso racional de los medicamentos, e incorpora todas las ventajas de la receta electrónica al ámbito de la sanidad privada. Además de garantizar la interoperabilidad del sistema, se preserva la confidencialidad y el derecho del paciente a la protección de sus datos incluidos en su historia clínica y se asegura el cumplimiento de los requisitos sanitarios obligatorios para las recetas médicas. Esta herramienta potenciará el uso seguro y eficiente de los medicamentos, así como procurará una mejora de la comunicación entre los diferentes profesionales que asisten al paciente, evitando desplazamientos innecesarios y reduciendo la carga burocrática disponiendo por lo tanto de más tiempo para el proceso asistencial.
En cuanto a la Inteligencia Artificial (IA) es una realidad que se va consolidando paso a paso en las organizaciones sanitarias, si bien su incorporación al sistema de salud representa un importante reto. Su contribución a la mejora de la gestión, por un lado, y su utilidad como herramienta de ayuda al profesional en el diagnóstico y tratamiento, por otro, la han convertido en una prioridad en el entorno de la transformación digital sanitaria. La IA es una herramienta esencial para procesar datos de información sanitaria, mejorar diagnósticos y tratamientos, reducir costes, anticipar episodios con alertas inteligentes, optimizar recursos, realizar una medicina personalizada y permitir que el profesional disponga del conocimiento preciso en el momento concreto que lo necesite. Por ello, esta herramienta tiene el poder de configurar perfiles profesionales y en el futuro, la IA formará parte del día a día del trabajo de los profesionales. Según afirma el Dr. Bertalan Meskó, director del Medical Futurist Institute, “la IA no sustituirá a los médicos. Sin embargo, los médicos que utilizan IA sustituirán a los que no lo hacen”.
Cuando hablamos de IA nos estamos refiriendo a que una herramienta imita las funciones cognitivas humanas y es capaz interpretar grandes volúmenes de datos externos, aprender de ellos mediante algoritmos matemáticos, y utilizarlos para dar soluciones. Parece un tema complejo, pero, sin embargo, ya forma parte de nuestro día a día.
La inteligencia artificial puede prestar un gran servicio a la Sanidad, por lo que no debería retrasarse su incorporación a las instituciones sanitarias públicas y privadas. Los expertos que se reunieron en el Foro IDIálogoS organizado recientemente por la Fundación IDIS convinieron que es necesario, por un lado, el compromiso de las administraciones para liderar un área de futuro clave para el desarrollo y, por otro, que resulta fundamental compartir conocimiento entre sectores para avanzar más rápidamente en lugar de arrancar permanentemente proyectos que otros están desarrollando de manera similar, sería más eficaz unir esfuerzos aprovechando recursos.
Por ello, además de la comunicación intersectorial y del establecimiento de sinergias, alianzas y equipos dentro del propio entorno sanitario debería establecerse una estrategia de país, ya que es fundamental establecer objetivos y planes de acción realistas y mancomunados que permitan afrontar y liderar el futuro con plena seguridad y confianza teniendo en cuenta siempre la opinión y necesidades de pacientes, ciudadanos y profesionales que son quienes conforman la columna vertebral de todo nuestro sistema sanitario.