La salud copa la mayoría de los bulos en Internet, según alerta un informe de la Asociación de Internautas sobre bulos y fraudes en la Red. Por ese motivo, la Asociación de Investigadores en eSalud AIES y la agencia de comunicación COM Salud presentaron hace un año la iniciativa #SaludsinBulos, destinada a combatir los bulos de salud en Internet, con la colaboración de profesionales sanitarios y periodistas. Desde entonces, se han sumado una treintena de organizaciones científicas, de pacientes y de comunicación. Al inicio solo teníamos una página web y unos cuantos voluntarios “cazabulos”, pero en este año no solo hemos sumado profesionales sanitarios, también hemos celebrado un congreso, que ha sido el evento de salud con más impacto en redes sociales en España, organizado un simposio monográfico de cáncer, editado informes sobre la conversación en redes sociales y recomendaciones sobre cómo actuar frente a “Dr. Google”, consensuado un manifiesto de información responsable en cáncer, puesto en marcha un chatbot, formado a profesionales sanitarios y pacientes, y participado en jornadas por toda España, además de recibir numerosos reconocimientos.
Sin embargo, queda mucho por hacer. Dos de cada tres (69 por ciento) médicos ha atendido en su consulta a pacientes preocupados por lo que ha resultado ser un bulo de salud en el último año. Esta es la principal conclusión del “I Estudio sobre Bulos en Salud”, elaborado por #SaludsinBulos en colaboración con Doctoralia.
El 59 por ciento de los encuestados ha detectado un incremento en las noticias falsas que llegan a los pacientes. Las redes sociales y los servicios de mensajería instantánea como WhatsApp son para el 77 por ciento de los médicos las principales causas del aumento de los bulos. Solo el 19 por ciento de los participantes cree que son los medios de comunicación tradicionales los que contribuyen a su difusión por no contrastar su veracidad. En cuanto al contenido más habitual de los bulos, las llamadas pseudoterapias, suponen el 71 por ciento de los mismos. La alimentación (54 por ciento) y el cáncer (41 por ciento) completan el podio de los bulos más compartidos.
Muchas veces hay una combinación, como en el caso de los mal llamados “superalimentos”. A la página web saludsinbulos.com nos llegan muchas informaciones falsas que exageran los beneficios preventivos de algún alimento, como el limón, como en su día fueron las bayas de Goji o la papaya, que muchas personas han incorporado en su dieta con esa convicción. Por eso, hemos incorporado en nuestros asesores de nutrición a la asociación 5 al día.
“Los bulos de salud pueden tener consecuencias graves para los pacientes”
En el caso del cáncer, también hemos detectado teorías peligrosas sobre cómo a un conflicto emocional no resuelto se le atribuye como causa del cáncer, lo que permite a sus instigadores enriquecerse a cuenta de ello. Y, por último, abundan los bulos sobre sustancias de nuestro alrededor a las que, de repente, se les atribuye propiedades cancerígenas, como los pintalabios, los móviles, los envases de plástico o el aire acondicionado del coche.
Los bulos de salud pueden tener consecuencias graves para los pacientes. Hay enfermos que abandonan sus tratamientos, como se puso de manifiesto en el simposio #CáncersinBulos, porque acuden a remedios supuestamente milagrosos, pero también ocurre en otras patologías. En los últimos meses hemos visto cómo algunos desaprensivos han intentado hacer negocio con el clorito de sodio (MMS – Solución Mineral Milagrosa), un derivado de la lejía, que venden contra todo tipo de enfermedades o síndromes, entre ellas el autismo. Es precisamente sobre este trastorno sobre el que más se ha estudiado el efecto de los bulos sobre vacunación. Hay padres que no vacunan a sus hijos porque tienen miedo de efectos secundarios inventados por los antivacunas. La única manera de frenar a los fabricantes de bulos es uniéndonos profesionales sanitarios, pacientes, comunicadores e incluso tecnólogos para dar información veraz. En #SaludsinBulos tienen cabida todos.