La muerte materna se define como la defunción de una mujer mientras está embarazada o dentro de los 42 días siguientes a la finalización del embarazo, es decir, tras dar a luz. Esta puede deberse a cualquier causa relacionada con el embarazo o su atención, pero no a causas accidentales, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Según este organismo, en 2023 unas 260.000 mujeres murieron durante o después del embarazo o el parto, y la mayoría de estas muertes podrían haberse evitado.

La mortalidad materna en España, según el registro del INE de 2021, fue de 3,26 por cada 100.000 nacimientos. Sin embargo, según el Grupo Español de Seguridad Obstétrica (GESO), debido a la dinámica de traslados a hospitales de referencia incluidos en los protocolos de atención, existen casos no registrados que podrían cuadruplicar la cifra oficial. Por ejemplo, cuando el parto se produce en un hospital y, por complicaciones, la madre es trasladada a otro centro.

Por comparar, en 2021 la mortalidad materna en Estados Unidos fue de 32,9 muertes por cada 100.000 nacidos vivos1,2.

Los sistemas de monitorización flexibles pueden desempeñar un papel clave en la detección y prevención de la morbilidad materna e infantil.

Alertas tempranas

Existen soluciones que permiten la detección precoz de problemas de salud durante el embarazo, incluidas enfermedades del corazón y de la placenta. Durante esta etapa, entender la biología subyacente y el estado patológico es un reto. Por ejemplo, las cardiopatías representan un riesgo para la salud de las gestantes, pero muchos de sus síntomas (como la disnea o la taquicardia) también pueden considerarse normales en el embarazo. ¿Y si contáramos con biomarcadores específicos y pudiéramos aprovechar los datos clínicos recogidos para aprender cómo puede evolucionar una paciente, mejorando así la educación y la comunicación médica?

En casos de cardiopatía congénita fetal, conocer la enfermedad antes del nacimiento se asocia con una mayor supervivencia y mejores resultados a largo plazo. Aunque la ecocardiografía prenatal estándar puede detectar la mayoría de estas afecciones, su precisión diagnóstica es limitada ante ciertas anomalías3.

En los últimos años, se han desarrollado estudios clínicos para evaluar protocolos que utilicen la resonancia magnética (RM) cardiaca prenatal en fetos con mayor riesgo, con el objetivo de obtener más información y mejorar el diagnóstico. Se busca confirmar que la RM permita observar la estructura cardiaca y comprender la hemodinámica del neonato. Si se confirma su utilidad, la RM podría tener un papel fundamental como herramienta diagnóstica complementaria a la ecocardiografía.

Detección y prevención

La detección precoz también es clave en afecciones potencialmente mortales como el acretismo placentario. La placenta accreta es una complicación grave en la que la placenta se adhiere anormalmente al útero, impidiendo su separación tras el parto y provocando hemorragias que pueden resultar letales. Conocer esta condición antes del parto es esencial para reducir su impacto catastrófico.

Actualmente, el diagnóstico se realiza mediante ecografías combinadas con el historial clínico (por ejemplo, partos por cesárea previos aumentan el riesgo), pero estos métodos no son suficientemente fiables ni están disponibles en todos los centros sanitarios.

Contar con un sistema de detección precoz, fácilmente aplicable en regiones con alta mortalidad materna (zonas con escaso control del embarazo, entornos deprimidos o alejados de núcleos urbanos), es prioritario.

La Dra. Yalda Afshar, médico-científica de la Facultad de Medicina David Geffen (UCLA), ha desarrollado junto a otros investigadores un dispositivo nanotecnológico capaz de detectar la placenta accreta a través de una muestra de sangre.

El método emplea la tecnología NanoVelcro Chip, diseñada inicialmente para detectar células tumorales. Adaptado para este fin, el chip puede identificar células específicas de la placenta en la sangre materna (trofoblastos). Un número elevado de estas células indica riesgo de desarrollar el trastorno. El análisis, realizable desde el primer trimestre, mostró una precisión del 79 % en el diagnóstico y del 93 % en su descarte4.

El gran reto para la ciencia, tras lograr la detección temprana, es comprender por qué ocurre esta alteración y cómo prevenirla.

Tecnología inalámbrica para vigilancia más libre y segura

Otro problema es que la tecnología de monitorización materno-infantil ha cambiado poco en décadas. Por ejemplo:

Las madres pasan los controles pre-parto inmovilizadas con cinturones y cables para la monitorización fetal. Ya no es muy ambicioso pensar en soluciones que permitan una monitorización fetal que resulte más fiel a las situaciones que se producen durante la rutina diaria de la madre y no solo en un entorno controlado.

Los bebés prematuros requieren una vigilancia intensiva con sensores pegados a su delicada piel. Esto no solo dificulta la atención clínica, sino que limita el vínculo físico con sus progenitores. Demandar sensores que faciliten la monitorización de los bebés prematuros, especialmente si integran tecnología inalámbrica, para medir parámetros como la saturación de oxígeno o la frecuencia cardiaca. También se están desarrollando sistemas que permiten medir temperatura corporal y frecuencia respiratoria sin cables. Uno de los retos actuales es contar con sensores compatibles con pruebas como resonancias magnéticas y tomografías (TC). Los datos se transmiten por bluetooth a monitores a pie de cama o a dispositivos móviles.

Los sensores inalámbricos pueden ayudar al personal sanitario a supervisar tanto a la madre como al bebé en las etapas previas, intra y posparto. Actualmente existen dispositivos que, además de medir constantes vitales, permiten registrar la actividad física de la gestante y la intensidad con que realiza estas acciones.

También es posible analizar los movimientos y posturas de la madre durante el parto.

Estos sensores ofrecen la posibilidad de recopilar datos de forma continua y discreta, para que puedan ser procesados con inteligencia artificial y generar algoritmos capaces de identificar a pacientes en riesgo de complicaciones. Así, se puede intervenir antes y prevenir morbilidad y mortalidad.

Este tipo de monitorización, al ser flexible y poco invasiva, mejora la adherencia de las pacientes y permite optimizar la atención en todo tipo de entornos: desde hospitales de alta tecnología hasta centros remotos o incluso en el propio hogar.

Dado que la mayoría de los casos de mortalidad materna son evitables, estos sensores inalámbricos, bien aplicados, tienen un enorme potencial para ayudar al personal sanitario a identificar a tiempo a las pacientes en riesgo.

Conclusión

La integración de tecnologías flexibles e inteligentes en la monitorización materno-infantil representa un cambio de paradigma en la atención sanitaria. Más allá de los avances técnicos, lo verdaderamente transformador es su capacidad para anticiparse a las complicaciones, personalizar el seguimiento y extender el acceso a cuidados de calidad, incluso en contextos desfavorecidos.

Apostar por estas soluciones no solo mejora la seguridad clínica, sino que también dignifica la experiencia del embarazo y el parto. La tecnología, cuando se pone al servicio de la vida, se convierte en una verdadera aliada para salvarla.

Bibliografía

  1. L. Hoyert, “Maternal mortality rates in the United States, 2021,” NCHS Health E-Stats, Mar. 16, 2023, doi: https://dx.doi.org/10.15620/cdc:124678.
  2. National Institutes of Health Maternal Morbidity & Mortality Web Portal. Accessed: Nov. 8, 2023. [Online]. https://orwh.od.nih.gov/mmm-portal/what-mmm
  3. Desmond et al., “Integration of prenatal cardiovascular magnetic resonance imaging in congenital heart disease,” J. Amer. Heart Assoc., vol. 22, p. e030640, Nov. 2023, doi: 10.1161/JAHA.123.030640.
  4. Afshar et al., “Circulating trophoblast cell clusters for early detection of placenta accreta spectrum disorders,” Nature Commun., vol. 12, no. 1, p. 4408, 2021, doi: 10.1038/s41467-021-24627-2.
  5. IEEE Pulse – Advances in Maternity Technology, March 19, 2024, Mary Bates
  6. Informe 2024 Instituto Nacional de Estadística
  7. Organización Mundial de la Salud – https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/maternal-mortality